Mi
relación con Agüimes, municipio del sureste de Gran Canaria, bien
pudiera resumirse en tres tiempos. El primero fue hace algo más de
una década, cuando aún existían los movimiento sociales en la isla
de Tenerife y parecía que íbamos a cambiar las cosas. Esta
localidad se ponía constantemente como un gran referente de
democracia participativa en Canarias. Cuando Fernando Sabaté Bell
era de Sí Se Puede y caminaba con la gente del pueblo afectada por
el anillo insular de carreteras, ahora se ha quitado la máscara y
vota junto a CC a favor de
esta infraestructura, éste andaba que no cagaba con las bondades
del modelo Antonio Morales en
su
municipio y su ambición
pasaba por querer
exportar éste
al resto de las islas.
Idas y venidas entre
Agüimes y Tenerife de
técnicos de Roque Aguayro y de la formación chicharera se
sucedieron para nada porque
hoy sabemos que los dirigentes de No Se Pudo
acabaron quedándose con la franquicia de Podemos
en la isla y ya les basta con los
echaderos
que han pillado, también con
los
que están por trincar, y los
analfabetos que se
jactaba Sabaté de asesorar
se han quedado en meros proveedores de votos cada cuatro años.
Durante una segunda fase tuve la gran
suerte de vivir
entre 2016 y 2017 unos buenos
meses en el municipio de
Agüimes y ver con mis propios ojos si
todo aquello que me habían
contado se había
materializado de una u otra manera. Recientemente, y esto es la
tercera de las fases, leo como en el diario La Provincia
se acusa
a Antonio Morales, eterno
alcalde de Agüimes durante
28
años y ahora Presidente del Cabildo de Gran Canaria, de haber tenido
una gestión irregular en 2013, según datos
de la
Audiencia de Cuentas,
en su
municipio antes de haber
optado a la presidencia de la isla por, nada menos, que Nueva
Canarias.
Mi
experiencia en la convivencia en Agüimes fue enormemente positiva,
nunca había vivido en un sitio tan bien administrado ni creo que
vaya a
vivir en un sitio así
jamás.
Lo que más me llamó la atención es que allí las
manifestaciones culturales
están
completamente integradas en
la vida del municipio y para nada representan
la típica propaganda
política basada en el
despilfarro económico en la
que todas las administraciones les
gusta meter la cultura.
Folclore, música popular,
etnografía, fotografía, pintura, escultura en un pueblo lleno de
estatuas desde la costa hasta la montaña, literatura y el teatro con
un increíble festival internacional todos los meses de noviembre son
las propuestas que el pueblo
goza todo el año sin
interrupciones y sin clasismo.
Hay
numerosas infraestructuras como muesos, salas de exposiciones, un
magnífico teatro y una biblioteca pública y casa de la cultura con
actividades continuas. Los servicios como el agua o la recogida de
residuos, que sigue el modelo Ecoembes adoptado
por la isla, están
mancomunados con Santa Lucía e Ingenio y marchan
perfectamente. Los servicios sociales están bien
engrasados y funcionan
de manera plena atendiendo las necesidades sociales de un pueblo con
mucha gente venida a menos por la crisis de 2008. A destacar de éstos
el área de la mujer o que los con los centros educativos del
municipio la atención es
inmediata.
Desde el ayuntamiento se ha
potenciado siempre la democracia participativa y muchas decisiones se
ponen de acuerdo con los vecinos que, muy
pocos, participan de manera
activa, como pasa en muchos lugares donde esta posibilidad existe,
salvo en temas de fiestas como los carnavales, la bajada del gofio o
del agua y las navidades
donde el pueblo se vuelca.
Exceptuando el Polígono de
Arinaga que funciona un poco de espaldas al pueblo, el principal
empleador directo e indirecto del municipio es el propio ayuntamiento
lo que ocasiona
algún tipo de distorsión. Habiendo vivido mucho tiempo en un lugar
como La Laguna, donde la corrupción municipal es aterradora, uno
acaba detectando cuando hay empresas que solo se las entiende si
existe un ayuntamiento favorable y
como un determinado grupo de
ciudadanos que se benefician de ello pero, en esto estoy bastante
seguro, si hay fraccionamiento de contratos, que seguro que lo
hay para evitar los concursos públicos, están
más relacionados con potenciar la economía local que con la de facilitar la corrupción.
El
primer día en el pueblo aprendes algo que es básico para entender
lo que allí sucede: que en Agüimes se conoce todo el
mundo. De toda la gente que
hablé, que fue mucha, nadie lo
hizo mal de Antonio Morales a
pesar de haber pasado por la aberrante cifra de llevar más de 30
años viviendo de lo público, cosa que debería estar prohibido por
ley y que éticamente es reprochable sobre todo para un dirigente de
izquierda, ni nadie hablaba
de un enriquecimiento ilícito de
este político. Pasaba todos los días por delante del local de Roque
Aguayro y a veces lo veía aparcar su coche allí, un coche que
conducía él mismo y que era un modelo corriente sin
atisbo de ostentación. Por
eso mi reacción ha sido la que ha sido después de leer la
información de La
Provincia: de mucho escepticismo
y bastante incredulidad sin tener ni el deseo ni la necesidad de
poner la mano en el fuego por nadie, como ya hice en su momento por
muchos trepas de los movimientos sociales que se han buscado su
poltrona gracias a los impuestos que yo pago, porque entre otras
cosas Morales se sabe defender el
solo y tiene más dinero que
yo para eso.
En todo caso lo que le critico es que toda su vida laboral la haya
pasado viviendo del sector público como cargo electo, nadie
es imprescindible y una formación progresista debe tener gente
siempre preparada para evitar este tipo de cosas,
o que haya dicho que va a demandar a La Provincia
judicialmente y no ha sido capaz, hasta el momento que escribo esto,
de plantar cara a las acusaciones con un arma que pocos se atreven a
usar: la de la transparencia. Es norma en todos los partidos de
políticos profesionales, y el suyo no es menos como no lo es ninguno
de la izquierda que se llama
alternativa, que desde
la oposición se exija
a los partidos que gobiernan enseñar
sus cuentas pero que cuando son éstos los que gobiernan sean
incapaces de mostrar las
suyas. Todavía
estamos
esperando las de Podemos
en Canarias o de Sí Se
Puede en Tenerife pero
eso no va a pasar: ambos
partidos tienen cosas que
ocultar y ahora la sustancia
que mantiene unidas esta
formaciones no es la crítica a lo establecido sino los votos que
reciben cada cuatro años y que son su fuente de financiación.
Más
que defender a Antonio Morales que, como digo, ya lo hace bastante
bien él porque no
me voy a mojar por nadie
cuya profesión sea
la política profesional, lo que quiero es dejar en evidencia las
críticas a su gestión. Gestión que debe tener alguna sombra pero
que brilla con luz propia porque, sin duda, los habitantes de Gran
Canaria tienen mucha suerte de tenerlo como presidente del Cabildo
Insular a pesar de gobernar con esas escisión de CC de la burguesía
local llamada Nueva Canarias. Escuchar al PP pidiendo
la dimisión de Morales, dicen
que las revelaciones
de la Audiencia de Cuentas lo desautorizan para su cargo, ha sido el
mayor acto de cinismo que se ha escuchado en las islas desde hace
mucho tiempo. Recordemos que lo
hace el PP, el mismo partido
del ministro Soria que
ha frenado las energías alternativas mientras tenía sociedades
secretas en Panamá, de la
Caja B de Bárcenas, de M. Rajoy, de la Gürtel, de la
Valencia de los trajes de
Camps, de Ignacio González blanqueando
personalmente dinero
en Sudamérica, de la sede
reformada con dinero negro, de los martillazos a discos duros, de
Jaume Matas contratando con Urdangarín, la
de los miembros
que reciben
viajes a Eurodisney y esconden
Jaguars en el garaje, la del
cacique Fabra de Castellón, la de Aznar metiéndonos en las guerras
de Bush con los pies en la mesa y la de incontables cargos electos
imputados que han avivado el
conflicto catalán para que nos olvidemos que la Bankia hundida por
Rodrigo Rato ha recibido casi 30 mil millones de euros para sanearse
de nuestros impuestos que nunca volveremos a ver. Y todo gracias a
unas filtraciones interesadas de un informe de la Audiencia de
Cuentas, una institución que de lo más que ha servido es para que
en su seno vayan a parar las viejas glorias de los tres partidos que
han tenido poder en Canarias, CC, PSOE y PP, para que disfruten de un
sueldo y chófer sin hacer nada y para que, curiosamente, dejen
prescribir centenares de expedientes que, da la casualidad, podrían
poner contra las cuerdas a estos partidos porque nunca, en todos los
años de historia de esta institución,
ha iniciado una investigación por corrupción en unas islas donde
esta es algo completamente estructural
y que comienza con la cabeza más alta de la autonomía como
es Fernando Clavijo y sus grúas de
La Laguna.