La foto es de Brígida Reyes y ha sido tomada de su cuenta de Facebook. |
Ha
vuelto a suceder, no será la última vez ni ha sido la primera: el
parque recreativo de Mesa Mota ha amanecido lleno de basura en un
nivel muy alto fruto de un macrobotellón organizado por un grupo de
estudiantes, esta vez de la Facultad de Derecho, que programaron su
fiesta particular allí sin respetar el entorno ni seguramente a
otras personas que habrán tenido que irse a pasar la tarde de sábado
a otro sitio porque hasta iba un DJ. ¿Qué ha pasado esta
vez? Que el tema se han difundido primero en La
Opinión y luego a salto de móvil en las redes sociales, esas
redes en las que cada vez creo menos porque sacan lo peor de nosotros
y que se han vuelto un repositorio de odio. Por ejemplo, casi
nadie, empezando por mi, sabía que la Facultad
de Biología organizó también una fiesta en el mismo sitio pero
que las personas que asistieron a ésta se esforzaron en dejar el
lugar tal y como lo habían encontrado. Desgraciadamente, lo bueno en
este mundo no es noticia.
Mejor
vamos un poco a la enjundia del caso. Este domingo 15 de octubre a
una hora muy temprana siete personas fueron a pasar la mañana allí,
esto me ha servido para volver a saber de Brígida Reyes que tenía
olvidada, y se encontraron el sitio como hemos visto en las fotos.
Seguramente muchos de nosotros al hallar un lugar así hubiéramos
tomado alguna foto por curiosidad y nos hubiéramos largado a otra
parte a pasar el rato pero esta gente fue más allá de todo esto:
estas siete personas limpiaron la basura que otros dejaron sin pensar
en sus consecuencias, como acto de compromiso con el medio ambiente,
y a las nueve y media, cuando todo estaba recogido, apareció el
operario de la empresa del ayuntamiento que visitaba la zona de
oficio. Horas más tarde, muchas horas pues ya habíamos almorzado
todos, el ayuntamiento de La Laguna
se sumaba una victoria por este acto de civismo ciudadano y
difundía en su Facebook fotos del lugar impecable como si ellos
hubieran hecho la limpieza y no este grupo de ciudadanos que, en
ningún momento, quería presumir de ser más cívicos que nadie. En
el PSOE de La Laguna, compuesto por auténticos mediocres, cualquier
tema es susceptible a ser manipulado para su favor y así lo debe
haber considerado la teniente alcalde, Mónica Martín.
En un mundo en el que a nadie le importa una mierda lo que pasa con
la mierda que generamos lo
que han hecho estos ciudadanos es un acto sin duda a reivindicar.
Creo que bien vale la pena
plantear una cuestión muy complicada de resolver: ¿qué
ha pasado en nuestra sociedad para que cada vez las generaciones más
recientes lleguen más tarde a la madurez, no sepan asumir las
consecuencias de sus actos y los que se supone que somos más adultos
nos acabemos infantilizando por querer ser como ellos?
No tengo respuesta pero sí que creo que ahí
hay mucho para pensar.
El
caso es que lo que me ha llevado a escribir estas líneas ha sido el
hecho que me gustaría que se abriera un debate sobre el tema de qué
consecuencias deben tener las personas que directamente han sido
responsables de esta tremenda marranada. Quizá este ejemplo sirva
para que se
entienda lo que me gustaría expresar. Si usted y Amancio Ortega van
por la misma autopista a 120 por hora cuando él limite es 80, usted
con un
utilitario y él con un Mercedes Clase A exclusivo, si los pillan a
ambos le va a caer una sanción
de, digamos, 500 euros. ¿Es justa esa multa a cada individuo
considerado por separado? ¿A quién le duele más, a usted o al
dueño de Inditex? Sin duda, a usted que como ciudadano paga más
impuestos proporcionalmente que él y es más vulnerable socialmente.
Puede ser que esos 500 supongan unos
meses de estrecheces mientras que Amancio ni se va
a enterar
porque la multa la gestionarán
sus abogados. Para que una sanción económica sea justa
debe doler
proporcionalmente según la capacidad de renta de cada no y por eso
la sanción
al magnate debería de ser de 50 millones para que así se lo piensen
tanto usted como él a la hora de conducir a
lo loco.
A
mi eso de pagar me parece un tema muy burgués: tengo el
dinero, lo pago pero ya procuraré que la próxima vez no me pillen.
En algunas filosofías del derecho se habla de que la pena debe de
servir para la rehabilitación
del individuo. Una vez dije eso en un foro y me llamaron fascista
citándome
el Vigilar y Castigar
de Foucault como si no
conociera a este autor porque pocas cosas hay más atrevidas que
reflejar la ignorancia propia
en otros. No
hablo de oprimir al ciudadano con el castigo, hablo de que es
necesario que las personas comprendan la importancia de ser buen
ciudadano, como los siete que limpiaron Mesa Mota, que todo lo que
hacemos tiene consecuencias y que la mejor manera para la convivencia
que al fin y al cabo todas y todos tenemos que sufrir
es que ésta esté basada en el civismo. Quizá la mejor pena para
los conductores temerarios sea que tengan
que acudir a una unidad de rehabilitación de personas que han tenido
accidentes de tráfico y están con movilidad reducida o, mejor aún,
de personas que han llegado a esa situación porque un irresponsable
iba conduciendo borracho
chocando contra
ellos y se han visto en esta
situación sin tener culpa.
Dentro
de unos días todos nos habremos olvidado de esto y lo más probable
es que los que dejaron este parque público así no les pase nada. Yo
me quedo con el ejemplo que han dado estos siete ciudadanos esperando
que cunda. En caliente, a todos se nos hincha el pico y por eso he
querido escribir esta reflexión ahora que todavía se está hablando
del tema. Ojalá se pille a los responsables de este macrobotellón y
que su pena sea que
acaben recogiendo los desperdicios que aparecen por
las mañanas de los viernes, fines de semana y días festivos en La
Lagunas por
los botellones nocturnos antes que una multa que van a pagar los
padres de éstos. Aprovecho aquí para recordar una cosa que en el
ayuntamiento deben saber pero que no trasciende porque nadie se ha
quejado: en El Cuadrilátero las noches de fiesta menores organizan
botellones, le sirven copas en algunos bares de la zona, se
trapichea de todo y a veces
la fiesta acaba en
peleas. A lo mejor al ayuntamiento no le interesa acabar con esto
pero sí que estaría bien que los gorrinos de Mesa Mota se pasaran
unas buenas
mañanas
para ver cómo acaba la plaza Víctor Zurita y
que recogieran los desperdicios de otros.