Fuente desconocida. Comparto en Creative Commons. |
En
general no me gustan los memes, esas imágenes que recorren
Redes Sociales y sistemas de mensajería instantánea de manera
viral, sobre todo aquellos que son falsas citas y que lucen con fotos
de tardes soleadas palabras solemnes que casi siempre son entre
graciosas y mamarrachadas y que cuentan el poder de Ser Humano y la
cercanía del infinito (sic). Hubo una persona, por suerte alejada ya
de mi vida para siempre, que me los dedicaba en Twitter con intención
de hacerme daño y que pueden definirse como de la especie de los
seres malos sin que medie una enfermedad mental por medio porque
disfrutan provocando el dolor ajeno y que no tienen cura.
Ignoro
donde se consiguen y quién tiene la paciencia de decir tantas
gilipolleces juntas pero sospecho para qué sirven: son un pequeño
alimento de la soberbia de sus creadores pero, sobre todo, para
pillar datos mientras el meme se
mueve en las Redes Sociales pues no olvidemos que de ir de un Time
Line a otro se pueden ir
recopilando datos personales con las herramientas pertinentes ya que
los datos son el petróleo del siglo XXI. Algunos memes
tienden a lo memo pues
he leído cosas como que el que te quiere te hará sufrir.
No hay más que conocer a alguna víctima constante de violencia de
género para saber que a nadie le importa las mujeres que lo padecen
sino la gestión y maquillar los números para uno de los fenómenos
que más muertes produce al año en este pufo de país parezca
minoritario cuando no lo es.
El
meme que publico
arriba me llegó por una Red Social seria como Linkedin.
En realidad no se debería de llamar las Diez Reglas de la
Creatividad sino del Trabajo en Equipo Efectivo. El trabajo es
trabajo maquíllelo como quiera el departamento de Recursos Humanos
de una gran empresa pero como es algo que hay que hacer, cuando se
puede, qué mejor que tener un ambiente agradable cuando, muchas
veces, estás más con gente infame que con la que quieres de verdad
y no te importa pasar horas con personas o familiares especiales todo
lo que haga falta. Desconozco a la autora, una cosa así sólo la
puede escribir una mujer por la coherencia de sus líneas, pero la
difundo como anónimo y con una Licencia Creative Commons que debería
tener.
Mi
favorita es la Regla Tercera, Enseña a otros a hacer lo
que sabes. Escribo y publico
esto a escasas horas antes que entre en vigor la Ley
Mordaza que contempla la enésima
censura en Internet que, ya lo digo desde ahora mismo, no va a
funcionar y volverá a ser burlada haciendo que empresas españolas
migren a otros lugares y perdiendo tejido industrial porque a la red,
por mucho que se intente, ponerle barreras es complicado por una
razón: funcionan con software y el software por definición es
siempre imperfecto y vulnerable. Me he pegado toda la vida enseñando
lo que sé a la gente que conozco sin guardarme secretos, hasta el
extremo de ser pesado porque cuando me apasiono con algo soy muy
tenaz, y porque la vida funciona mejor cuando entre todos nos
comunicamos lo que sabemos. Hace unas semanas me conmovió algo que
me contó un médico excelente que hizo en la ciudad de Las Palmas de
Gran Canaria en un barrio que los sociólogos definirían como
lumpen: entre
estudiantes de arquitectura y medicina montaron en 1977 una comuna
autogestionada que enseñaba a leer y a escribir a las personas
mayores de la zona y a las prostitutas. No pedían nada a cambio,
sólo el placer de enseñar para que la gente pudiera progresar. Hace
poco visité un hub de
empresas, no quiero decir en nombre, y todo el mundo estaba montando
su impresora 3D como hobby sin pensar un proyecto común, sin
ambición y sin formas de sacarle utilidad social a las TIC's para
hacer un mundo un poco mejor para todos. Yo lo tengo claro, jamás me
he guardado un secreto y en trabajos que he tenido gente mediocre y
lameculos me han sacado cosas para luego ellos ponerse la medalla. Me
daba igual porque siempre he huido del Principio
de Peter que hunde al ser humanos en la mediocridad y la
ineptitud. Por eso te digo, si quieres saber algo pregúntamelo. Si
lo sé te contesto y si no lo investigo. Así, probablemente, hemos
avanzado desde las tablillas sumerias hasta las redes de ordenador.