La falacia más vulgar y rancia que
circula en nuestra sociedad es la de que las
nuevas tecnologías de la comunicación cambiarán las cosas en el
futuro.
Primero porque las supuestas nuevas
tecnologías
no son tan nuevas y han penetrado irreversiblemente en nuestra
sociedad y segundo que no es cierto que
las cosas cambiarán
sino que ya lo han hecho de manera irreversible y abrupta. Estamos,
si se quiere ver así, en una etapa de cambio de paradigma a un nivel
copernicano, de innovación constate, que ya ha cambiado nuestras
sociedades y que no se sabe bien dónde van a acabar éstas. Empresas
como Google, Amazon, Facebook, Netflix o Twitter que hace una década
apenas existían han dado una vuelta radical a nuestras costumbres y
ya no consumimos de la misma manera la música, el cine, los libros,
la prensa y pronto la televisión.
Netflix
primero con House
of Cards
y ahora Amazon con Transparent
han puesto sobre la mesa ingentes cantidades de dinero para recoger
el talento creativo de América a costa, seguramente, de perder
dinero al principio pero de ganar un prestigio produciendo
maravillosas obras de arte cinematográfico. En este texto quiero
hablar en concreto de la producción de Amazon Transparent
que
ha sido lo más fresco e inteligente que se ha producido en
televisión en estos últimos años.
Sin
duda el hilo conductor de la serie es la identidad
en todas sus formas: la que viene impuesta por el propio cuerpo y sus
hormonas, la que la sociedad nos dicta y la que nuestra mente nos
remite pero que por las dos cuestiones previas, cuerpo y sociedad,
nos han impedido desarrollar. La serie está creada, escrita y
dirigida por Jill Soloway que firmó los guiones de algunos episodios
de otra serie maravillosa llamada Six
Feet Under,
se desarrolla en la California de las vanidades y cuenta la vida de
Mort/Maura Pfefferman, catedrático universitario divorciado y
acomodado sexagenario que lleva 20 años ocultando su auténtica
identidad y que, entre otras cosas, ha criado a tres hijos, dos
chicas y un chico, completamente cretinos e inmaduros y que a través
de la experiencia de cambio de sexo del padre, pide que la llamen
ella
y Maura,
vemos que su única forma de identidad ha sido la de formar una
familia modelo, la experimentación con las drogas o la completa
inmadurez del hijo mediano que se apunta a todo lo que está de moda
haciendo de productor musical. Sin ser practicante, la familia es
judía pero celebra las fiestas como los ateos nos ponemos morados a
comer la noche de navidad. Sin duda el episodio más interesante es
el número 8 que transcurre en 1994 y ahí descubrimos porque Mort
decide ser Maura, por qué el matrimonio se divorcia y por que sus
hijos, criado a la manera de niños
bien
acabarán siendo unos cretinos que no les faltará nada en la vida.
La
identidad en una sociedad avanzada y tolerante debe ser diversa, casi
se pudiera decir que los humanos somos un continuum de identidades, y
nunca debe estar encasillada en lo que la sociedad nos dice y en lo
que los demás esperan de nosotros. En este sentido Maura es el
personaje menos despreciable y más auténtico de la serie porque,
viviendo una jubilación dorada que se permite el lujo de mantener el
tren de vida de los hijos, ha decidido ser lo que siempre ha sentido
ser toda su vida y por convenciones sociales no ha podido ser en los
pocos años de vida que le quedan: una mujer. Transparent
es un relato abordado desde la ironía, el humor negro, la tragedia,
la comedia ligera, la vergüenza ajena en las actitudes de los hijos
y la hombría
del personaje principal de querer ser, por fin, una mujer. Quizá
otra escritora que no tuviera la sensibilidad de Jill Soloway hubiera
hecho de esta maravillosa obra maestra una comedia ligera de
mariquitas para reafirmación de los heterosexuales adaptados pero
vemos que el texto va más allá, por fortuna, de todos estos
convencionalismos.
No
quiero incurrir en un delito pero pero el lector sabe bien como puede
conseguir esta serie que es lo mejor que se ha producido en mucho
tiempo en el cine por entregas del siglo XXI. Es una serie muy cómoda
de ver, 10 capítulos de 30 minutos cada uno en esta primera
temporada, y al que de verdad le gusten las series, si tiene una
mente abierta hacia la alteridad, la va a disfrutar. A esto le pongo
el cuño.