Hace
unos meses me había prometido a mi mismo, por cuestiones de salud y
asepsia mental, que no iba a hablar en mucho tiempo de política o
que quizá no lo haría nunca más. Sin embargo, si no digo esto
después de la carcajada que solté hace unos días cuando Repsol
decidió dejar las prospecciones frente a las costas de Fuerteventura
y Lanzarote porque, según ellos, lo que hay allí abajo es de mala
calidad y no es rentable extraerlo es que reviento.
Saber
qué había allí debajo había que saberlo de una manera u otra.
Aquí hasta el más ecologista, por activa o por pasiva, vive y
consume petróleo de una manera directa e indirecta y en las próximas
décadas se va a tener que extraer crudo de los sitios más
recónditos del planeta porque el sistema va a explotar al máximo
este recurso y porque conozco muy poca gente que esté dispuesta a
bajar su ritmo de vida para ahorrar este recurso y que piensa que
esto es un límite en su nivel de vida cuando la mayoría de las
cosas que tenemos y compramos son innecesarias y superficiales. La
mayor parte del petróleo que consumimos viene de países de África
y Sudamérica donde las multinacionales del petróleo han asesinado a
miles de persona y reventado sus recursos a niveles terroríficos
pero para nosotros ese petróleo, al que recuerdo que no estamos
dispuestos a renunciar, no tiene cara y ahora menos que casi todas
las gasolineras son de autoservicio. En Canarias éramos especiales y
teníamos que aceptar la pregunta del referéndum de Paulino Rivero
que nunca se llegó a celebrar y que hablaba de elegir entre las
prospecciones y el modelo actual de las islas: el de la construcción
parada y el del turismo repugnante y de baja calidd que nos ha
llevado a tasas de un 38 por ciento de paro.
Ben
Magec era una organización de vanguardia social y económica en las
islas hasta que ésta a sido controlada por partidos como Sí Se
Puede en Tenerife o Nueva Canarias en Gran Canaria. Ha sido penoso
que, junto con la organización estrella de la ecología Greenpeace,
hayan jugado el papel que han jugado aceptando dinero de CC, de los
Cabildos de Fuerteventura y Lanzarote, y reuniéndose con un
ecologista de última hora como el Presidente Paulino Rivero que
aprovechaba el tema de las prospecciones para postularse por tercera
vez a la Presidencia de Canarias y con el que, vergonzosamente, han
tenido varias reuniones. Penoso todo esto.
No
hay petróleo en las islas que valga la pena explotar, Repsol se va a
otros sitios donde pueda cometer genocidios, se han gastado millones
en recursos en campañas manipuladoras y engañosas hacia la
población por las dos partes, la de Soria y Rivero hasta hace 4 años
eran buenos socios de gobierno, y aquí cunde el contento de que allí
debajo no haya nada cuando lo que debería es cundir es la vergüenza
de que sectores que se consideren progresistas le hayan seguido el
juego a CC que, no olvidemos, lleva dos décadas depredando de este
pueblo y huyendo de todo lo que significara Democracia Participativa.
Y mientras Paulino Rivero, su principal promotor, nos ha colado por
la escuadra el destrozo del puerto de Granadilla pero no sólo el
atentado que se está haciendo en el mar sino en las cientos de
canteras ilegales que ha proliferado por el sur de la isla de
Tenerife. El tiempo debería poner a todo el mundo en su sitio pero
no nos olvidemos de un detalle: esto es Canarias el paraíso de la
sin vergüenza. Pronto nadie se acordará de esto.