22 agosto 2014

Cuánto valen los muertos (y los vivos)


Un iluminado como Goerge W. Bush, hijo de, pasará a la historia por muchas cosas pero sobre todo por ser emisario de la muerte. Y no estoy hablando de la enésima metedura de pata de este incompetente pues este jueves durante un discurso la volvió a liar e intentando hacer una especie de metáfora acabó diciendo algo así como que por culpa de Saddam Husein murió Nelsón Mandela. El Premio Nóbel de la Paz Nelson Mandela sigue vivo, ¡que esté así por mucho tiempo!, pero al que vimos colgar y morir como un soberbio en Youtube fue a Saddam en diciembre pasado. Hoy las autoridades que administran el cementerio militar de Kansas han dado la voz de alarma porque a causa de la guerra de Irak esta instalación se ha quedado sin sitio. En vista a que el reguero de soldados americanos muertos en aquel país no va a parar tan fácilmente y de que no es posible tener nuevas instalaciones abiertas en breve las autoridades ha pedido a los familiares que compartan el espacio de los nichos existentes mezclando muertos de distintas batallas. La primera imagen que se me viene a la cabeza es la de un nicho con un muerto de la Segunda Guerra Mundial, otro de la de Vietnam y uno más reciente de Irak. Es bastante posible que después de la muerte no haya nada más que el silencio pero si éstos soldados muertos pudieran hablar entre sí creo que coincidirían en que morir por una guerra es algo bastante estúpido que sólo lo sienten los que lo padecen en sus carnes (y huesos). Sobre todo algo que ocurre a diario en Irak donde probablemente centenares de miles de personas, casi todas civiles, han muerto desde el inicio de la guerra hace ya más de 4 años. Los atentados son ya con camiones bomba y debe ser estremecedor pensar en el dolor que a diario sienten los ciudadanos de este país que por culpa del petróleo y de la visión miope de unos mandatarios van a sufrir durante décadas, hasta después de que muchos de los que estamos aquí hayamos muerto. Uno sólo se lo puede imaginar porque los medios de comunicación no nos cuentan ese día a día ya que el dolor de los iraquíes no vende bien en occidente.
Hoy la juguetera Mattel, siguiendo este rastro en torno a la muerte, ha pedido disculpas a China por los trastornos causados por la retirada de 20 millones de juguetes de sus marcas fabricados en este Gigante Asiático que contenían altos niveles de plomo en sus pinturas y hasta imanes peligrosos. El lenguaje perverso es sin duda el arma de destrucción masiva más peligroso que haya tenido la Humanidad nunca y la empresa ha dicho que la retirada de los juguetes se ha hecho por un defecto de concepto en Mattel y no por un problema en los fabricantes Chinos. Este defecto de concepto resume el hecho de que las grandes empresa en occidente se han olvidado de la producción del producto para concertarse en el marketing de éste y que por eso exigen a sus proveedores que las fechas de entrega de la producción sean muy cortas por lo que los dueños de la fábricas en China emplean a personas que trabajan en condiciones de miseria, explotadas por menos de un euro diario y en jornadas de hasta 12 o más horas. A estos trabajadores les debe importar un bledo que las pinturas que usan sean tóxicas porque estos juguetes son para niños en occidente ya que la mayoría de ellos seguro que no pueden comprarle lo que fabrican a sus hijos. A los nuestros hay que protegerlos, por eso se retiran en occidente 20 millones de unidades, mientras los niños de los países en vías de desarrollo cosen balones para Nike con los que después nuestros sanos niños jugarán tras haber pagado hasta 60 veces lo que cobran al día los operarios infantiles. Los vivos, y los muertos, no valen lo mismo en todas las partes del mundo sino que depende de para qué vivan y por qué mueran. Y Bush, que no sólo se atraganta con las palabras sino cuando come galletas.