21 abril 2014

La red que estafaba con los bonos de TITSA


Entre marzo de 2003 y junio de 2009 tuvo lugar en la empresa de transportes de Tenerife, TITSA, una estafa que seguramente viendo la corrupción generalizada y estructural en la que vivimos sea calderilla pero que no deja de asombrar por la desfachatez de los timadores, no eran políticos ni grandes empresarios, y por el mantenimiento en el tiempo sin que ningún órgano de control, ni inspección ni contabilidad interna de la compañía lograran alertar a nadie más que un suceso en principio fortuito: que un directivo de la empresa descubriera sin querer una máquina expendedora en Güímar que vendía bonos de guaguas de esta compañía sin que se tuviera conocimiento de ello. Por aquí ya hablamos de esto hace unos años pero no está de más recordar esta tremenda chorizada de la que todo el mundo parece no dar importancia, nadie que debiera estarlo parece escandalizado y sobre todo repugna que no haya rodado cabezas políticas ni en la empresa por este asunto ahora que ha salido el juicio contra los nueve timadores.
Llama la atención que no se pueda justificar el fraude a la empresa de una manera precisa sino que se cuantifique éste entre un mínimo de 4.483.387,12 y un máximo de 7.661.855,09 euros. Siguiendo esta lógica, lo que se deja ver es que las contabilidades de muchas empresas públicas son un documento completamente inútil que sirve para engañar al contribuyente, que es elástico y en el que pueden dar agujeros contables de hasta un millón de euros durante seis años seguidos sin que pase nada y no se haga una inspección interna. Esto deja entrever otro tema preocupante en esta empresa que, recordemos, es de titularidad pública y cuyos problemas de contabilidad jamás se podrían dar en una empresa privada que viva exclusivamente de lo que factura: que esta no era la única irregularidad ni problema contable en TITSA en estos años. Yo soy de esos de los que no me gusta mucho el estado pero creo que determinados sectores estratégicos, la movilidad en la isla de Tenerife sin duda lo es, debe estar en manos públicas bajo empresas transparentes y con un control absoluto y completo de la ciudadanía para que se busque el interés público primándolo sobre los intereses particulares, todo lo contrario a lo que pasa en Canarias. Este tipo de corrupciones y miserias hace que sean incontestables las voces que hablan de privatización de este tipo de servicios porque, sin duda, este agujero contable hubiera salido a la luz muchísimo antes como así pasó tras la entrada del chiringuito creado por Ricardo Melchior de Metropolitano de Tenerife que empezó a denunciar descuadres contables entre los bonos emitidos y los pasajeros detectados en sus dos líneas del área metropolitana.
Ni trenes, ni tranvías, ni vehículos particulares: la movilidad en la isla de Tenerife siempre tendrá que pasar por un tipo de vehículos flexibles como es la guagua que puede llegar de manera rápida, económica y eficaz a casi cualquier parte de nuestro territorio insular que recordemos es uno de los lugares del mundo donde en poca distancia se produce una mayor diferencia entre el nivel del mar y su punto más alto que es la zona de Las Cañadas y el pico del Teide. De esto muchos se olvidaron en la época en la que atábamos los perros con longanizas y éramos el pueblo de nuevos ricos del planeta dónde se creció de una manera completamente incontrolada creando una burbuja que ahora nos tocará décadas superar. Los planes de expansión del tranvía en toda la isla, Santa Cruz, Añaza, Las Teresitas o el Sur de la isla, junto con las pretensiones de los trenes del norte y del sur hubieran significado una deuda que este pueblo no se hubiera podido permitir y que nos hubieran hundido en la miseria durante muchísimos años. Aún así en Tenerife hay algo que deberemos de tener claro, la herencia de Ricardo Melchior que ha dejado el Cabildo de Tenerife como una de las instituciones, por territorio y volumen de habitantes, con una de las deudas más grandes de España. Morirá él, moriremos muchos de nosotros y todavía gente que no ha nacido a fecha de hoy estará pagando sus caprichos, sus fantasmadas, sus amiguismos y su estilo caciquil.

El tren de vida de los nueve acusados, uno de ellos juzgado en rebeldía pues dio el piro, de robar hasta casi ocho millones de la empresa TITSA, de robarnos en definitiva a todos los ciudadanos, es impresionante y difícil de esconder. Vendían 1.500 bonos a la semana sin ningún tipo de gasto y habían hecho empresas familiares para blanquear el dinero negro, habían comprado pisos, garajes, coches de lujo estafando en algo tan básico en esta isla como es por la necesidad de la gente de moverse en ella. Sigo sin comprender no sólo porque se tardó más de seis años en detectar el fraude sino, sobre todo, que este escándalo no esté en boca de toda la opinión pública y no hayan rodado cabezas, dimisiones y ceses fulminantes. Nunca lo entenderé y me acaban confirmando una idea que tengo desde hace mucho tiempo: que esta sociedad canaria es capaz de tragar con todo lo que le echen mientras el estómago ande caliente y tengamos nuestra ración mínima de televisión y circo porque, sobre todas las cosas, en pocos días habrá otro derbi canario.