Agradecimiento por la foto a mi amigo Andrés. Licecnia: Creative Commons. BY / SA 4.0 |
No
vivimos en una auténtica democracia. Estamos en un régimen
pseudo-democrático que es heredero directo de la dictadura
franquista que ha sabido mejor que ninguna otra en el mundo
sostenerse gracias a que en España hubo una gran burbuja
inmobiliaria que asentó una casta política completamente
corrompida, una clase empresarial sin capacidad alguna de innovar
sino de especular a costa de lo público y una ciudadanía dócil
que se miraba el ombligo y al verlo redondo pensaba
que todo sería perfecto para siempre. Bienvenida sea esta gran
estafa, mal
llamada
crisis,
que ha supuesto el rescate del agujero que creó el PP en Caja Madrid
y que nos ha tocado vivir en este siglo XXI si con ella se han
despertado las conciencias dormidas de millones de ciudadanos que
hasta hace poco tragábamos con todo.
Como
todo sistema antidemocrático que se precie nuestro régimen necesita
de un entramado inquisitorial que sea capaz de castigar a aquellos
que nos desviamos de la línea del pensamiento único de esto que
llaman democracia pero
que
no lo es. Con Franco no había problema, todo era franquismo y
existía la pena de muerte para que no hubieran dudas. Sin embargo,
ahora las cosas son un poco más complejas y las instancias han
variado pero, sin lugar a dudas, es objetivo es el mismo: castigar al
que atenta contra el régimen. Tenemos a los gobernantes corruptos
que usan las puertas giratorias que los sitúan en puestos destacados
de empresa que fueron públicas como Endesa y Telefónica, está un
poder judicial donde son muy fuertes los herederos del anterior
régimen y una banca choriza que controla los medios de comunicación
creando opiniones
publicadas
que retroalimentan el sistema. La última víctima del
régimen
es Elpidio José Silva que se enfrenta a una pena de suspensión como
juez de hasta 43 años por haber metido en la cárcel a un chorizo
miserable como Miguel Blesa el responsable financiero, esto de
financiero
es un decir porque ya sabemos que dirigió la mayor caja de ahorros
del país sin tener la más elemental idea de economía gracias a ser
amigo de Aznar, de haber llevado a este país a la ruina económica
que estamos atravesando.
Seguro
que si nos ponemos escrupulosos al juez Elpidio le podemos encontrar
mil y un fallos, a todos nosotros en realidad pues nadie
es perfecto,
pero por mi parte no quiero hacer esto sino profundizar en sus
virtudes y en las cosas que ha hecho bien. Desde que dejó de ser un
juez anónimo lo habré visto, oído y leído en una decena larga de
intervenciones y entrevistas y en ellas cabe destacar siempre una
coherencia impresionante, una formación como jurista excepcional,
una lucidez inmensa como juez, como
ciudadano
y una valentía como nadie ha tenido al atreverse a meter en la
cárcel a un villano de la talla de Blesa. En este tiempo hemos visto
como los ciudadanos hemos tenido que afrontar un rescate de más de
38
mil millones a la banca que gestionaba el PP como si fuera su
chiringuito particular, como hay
una operación de impunidad para que los
culpables de este desaguisado financiero escapen,
como las causas se van a acabar dilatando en el tiempo inmenso de la
justicia
y como el único juicio que ha salido, como pasó
en su día con
Baltasar Garzón que dejó
de ser
juez por atreverse a investigar
la Trama
Gürtel
de
corrupción que
es la del PP,
para
tratar de
apartar de la justicia para siempre a Elpidio José Silva.
El
juicio contra este juez es una farsa, una canallada sin límite y una
auténtica vergüenza para la democracia. Sólo en las dictaduras más
repugnantes de este planeta, y en España claro, se permite que la
parte afectada sea a su vez juez en un
asunto a dirimir. Que la exconsejera de Caja Madrid y exteniente
alcalde del ayuntamiento de Madrid, María Tardón, esté sentada
juzgando a Elpidio no sólo demuestra el vicio insoportable en el que
ha caído la justicia en este país sino el nivel de desprestigio al
que ha llegado eso
que la derecha le ha dado por bautizar como Marca
España.
Los
medios de comunicación, controlados de una o de otra manera por la
banca del país que ha sido la que nos ha llevado hasta el abismo en
el que nos encontramos, ha entrado a saco, salvo algunas excepciones
como los digitales de nuevo cuño fundados por periodistas despedidos
de los grandes medios, contra el
juez Elpidio manipulando
descaradamente
a la ciudadanía. Para ello han puesto a sus voceros a sueldo de la
banca para ensuciar la carrera de este juez que ya digo que por sus
entrevistas deja ver que es una persona coherente, seria, brillante,
trabajadora y completamente honesta cosa que en este país muy pocos
de los que se dedican a la vida pública pueden decir.
Elpidio
José Silva a su pesar, según dice él mismo cada vez que puede, ha
sido una persona que ha pasado de ser anónima y trabajar
honestamente, como millones de personas en este país, a estar en
todos los medios de comunicación porque, a tenor de la farsa de
juicio que están celebrando, sea probablemente la única manera de
defenderse. Lejos de criticar la actitud que ha tenido en el juicio,
tratando de suspenderlo y dilatando los asuntos, la actitud que ha
tenido durante la vista es la más acertada porque el juez Silva no
se está enfrentando a un juicio con todas las de la ley sino con una
pantomima cuyo único objetivo es acabar con su persona para que
auténticos delincuentes como Blesa, y sus mentores políticos
empezando
por
Aznar, salgan impunes del mayor saqueo que se ha producido nunca de
las arcas públicas en este país llamado España y que nos
deja en
vergüenza ante
el mundo. Lejos de tildarlo de loco
Elpidio José Silva ha tenido un arrojo y una valentía que pocas
personas tienen no sólo para enfrentarse a lo que se está
enfrentado sino además para saber guardar tan bien la compostura
durante estos meses.