Quiénes creyeron que todos los logros,
los progresos sociales y los avances en materia de igualdad y
derechos que tanto sudor, sangre y vidas costaron a las generaciones
que nos precedieron eran
absolutos e inamovibles gracias a este fraude de crisis habrán
podido comprobar que no es así y que una sociedad que se piense
digna deberá
luchar constantemente por ellos. No creo que los ciudadanos medios
hayamos vivido por encima de nuestras posibilidades pero de lo que sí
estoy seguro es que nos hemos acomodado demasiado. Hemos dejado que
una casta formada por miles de políticos ineptos, retrasados
mentales y corruptos decidieran por nosotros lo que mejor les
conviene sin el más mínimo control ciudadano porque en esta
sociedad siempre hemos estado más ocupados de hechos intrascendentes
y televisados
que de las cosas que en verdad importan: que las instituciones que
financiamos sean un reflejo de nuestra sociedad y no una cortapisa al
libre desarrollo de ésta.
Si esto es traducible a todos los
aspectos de la vida sin duda en el tema que esto ha sucedido más que
en ningún otro ha sido en el de la igualdad de genero pues, en los
poco más de dos años que ha gobernado el PP, el retroceso ha sido
espectacular hasta situarnos en aquella época franquista, esa que
representa la base ideológica que orienta al Partido Popular, en la
que la mujer debía de recibir una autorización de su marido para
abrir una cuenta en un banco o tener su propia vida civil. En el PP
hay mujeres que mandan
más que muchos hombres como
también en la Casa Real hay una
infanta, se defiende diciendo que
es una completa ignorante
financiera, que dicen haber
firmado
lo que su marido les ponían por delante por pur
amor. Estas señoras que tanto
mandan en el PP como María Dolores de Cospedal, Soraya Saenz de
Santamaría, Esperanza Aguirre, Fátima Báñez devota y ministra de
trabajo que jamás ha ganado un céntimo del sector público o
Ana Mato incapaz de ver un Jaguar en su propio
garaje han llegado muy alto en
este partido de los grandes sobres repletos de billetes de 500 euros,
precisamente, por actuar como hombres en un mundo de machos
porque a saber cómo serán estas señoras en sus casas ya que, muy
probablemente, estarán plegadas a las decisiones de sus machos
alfa como dice que hacía la
infanta Cristina con las finanzas de Iñaki. En el fondo estas
mujeres deben
su puesto a las estrategias de su clase social que lo que defienden
es la máxima desigualdad con los trabajadores ya que su triunfo
se debe a que la explotación a sus compañeras de género se ha
acentuado gravemente durante estos años.
No hay más que ver a la vicepresidente del gobierno Soraya como fue
capar de programar su embarazo llegando
hasta programar el nacimiento para
ser la vicepresidenta y mujer
más poderosa en España con vistas
a su carrera y su futuro. Mientras, el gobierno de ultraderecha al
que representa está pisoteando los derechos de millones de mujeres
que no tienen su suerte: ser de buena
familia
y pertenecer a su
casta política que
le debe mucho al franquismo que ha sobrevivido en el régimen de
1978.
El
aborto, ese tema tan cutre de tratar que después de 35 años ahora
deja ver que no se ha avanzado nada en el tema de los derechos de la
mujer, es la peor patada en los ovarios que ha sufrido este colectivo
de la mano de un señor falangista como Alberto Ruiz Gallardón que,
después de haberse autoproclamado el ala
progresista del PP
sin fundamento alguno, quiere arrebatar los derechos sobre su el
cuerpo de las mujeres ganados durante muchos años por muchas mujeres
que han estado a la vanguardia de la sociedad que las ha maltratado y
despreciado para
dárselo al clero que llevaba al asesino de Franco bajo palio.
Los triste de todo esto es ver cómo las mismas mujeres del PP se
comportaban como señores
con falda
no sólo al rehuir como
miserables y cobardes el
debate sobre este asunto en su propio partido sino, además, votando
a favor de impedir que
dicha
ley llegase
al
Parlamento y aplaudiendo de manera infame al
ministro
de
Justicia
al final de la
votación.
En lo
que llevamos de año, y hasta el momento que escribo estas líneas,
15 mujeres han muerto asesinadas en manos de terroristas machistas lo
cual significa un asesinato cada cinco días más o menos.
Siempre
se
identifican
bajo la misma tónica: no hay denuncias previas aunque a un
mongoloide como Toni Cantó no le pese lo más mínimo en su
conciencia porque parece que lleva bien lo de ser el miembro de la
comisión de igualdad por un partido de corte falangista cobrando un
sueldazo de los
impuestos del contribuyente.
Bajo este signo se celebra este año el 8 de marzo Día Internacional
de la Mujer: el de descubrir a través de un informe de la UE que
hasta 62 millones de mujeres en el Viejo Continente han sufrido
alguna vez en sus vidas la lacra de la violencia machista sobre sus
personas. Empeorando todo ello en el sur de Europa en dónde, con la
excusa de la crisis, se han hecho leyes laborales que derogan los
derechos de los trabajadores poniéndolos a la altura de la
esclavitud en donde las minorías y las mujeres se están llevando la
peor parte. Este
8 de marzo ha sido un día gris de los muchos que hemos vividos en
estos años bajo el gobierno de la ultraderecha que representa el PP
que se ha entregado completamente a los dictados del capital porque,
ya lo sabemos bien, esta gentuza no respeta a nada ni a nadie.