Monumento a los Ausentes, Madrid, Creative Commons Wikipedia User: Nemo |
Aunque
el más voluminoso en número de víctimas de toda la historia del
terrorismo en nuestro país cabe recordar que el atentando del 11 de
marzo de 2004 en las
estaciones ferroviarias de
Atocha, Santa
Eugenia y El Pozo del Tío Raimundo de
Madrid, en el que murieron 191 personas y 1.858 resultaron heridas,
no fue el primero de la Yihad Islámica en España. El 12 de abril de
1985 la misma Yihad puso una bomba en el Restaurante
El Descanso
de Madrid que mató a 18 personas mientras cenaban en aquel más de
200 comensales.
Sin embargo, de todas las matanzas acaecidas sobre territorio
peninsular tras la Guerra Civil ejecutadas por bandas terroristas
algunas este sí que ha sido el más terrible de nuestra historia no
por las circunstancias de los asesinos en sí sino por la infamia
generada por el gobierno del ultraderecha del PP de José María
Aznar López que, después de haber iniciado la Guerra de Irak con
sus cómplices genocidas como Durao Barroso, George Bush y Tony
Blair, intentó ocultar la autoría tratando, torticeramente, de
engañar a la opinión pública que votaba en unas elecciones
generales dos días después, el 13 de marzo. Entre
uno y otro atentado también hay una gran diferencia: el de el
Restaurante El Descanso jamás llegó a juzgarse porque la
investigación se torció mientras que el del 11M se juzgo y se cerró
con una inusitada ejemplaridad de la justicia, una justicia española
que cada día vemos que deja mucho que desear, y que ha sido un
ejemplo de jurisprudencia y terrorismo a nivel mundial.
Esta entrada, publicada automáticamente a las 7:36 hora de Madrid en
la que estalló la primera bomba en el tren diez años antes,
pretende ser un pequeño homenaje a las víctimas y sus familiares
tristemente olvidados y despreciados por la casta política que nos
ha gobernado hasta hoy y que no ha tenido reparo alguno en sacar
rédito a las víctimas y a todo su dolor para acabar, a día de hoy,
en un triste olvido.
Las
víctimas siempre en un atentando terrorista se llevan la peor parte,
la de perder a familiares o amigos, pero en este caso han tenido el
doble dolor de sufrir el desprecio por parte de las instituciones,
gobernadas por el PP y por el PSOE, y de soportar todo tipo de
calumnias e infamias por parte de la ultraderecha del PP y
sus medios opinión publicada
que las consideran culpables de que este partido perdiera las
elecciones en 2004. La única utilidad
que estas han tenido para el PP ha sido la de haber sacado tajada
económica de ellas a través de los actos organizados por la Gürtel,
la trama de financiación y blanqueo de dinero negro del PP, en la
Comunidad de Madrid donde también se repartieron sobres y favores en
forma de contratos públicos. Pedro J. Ramírez desde su periódico
El
Mundo
se dedicó a alentar esa basura de lo que se ha llamado la teoría
de la conspiración
en su medio de opinión publicada tratando de crear dudas miserables
sobre la autoría por parte de ETA del atentado porque ya se sabe
aquello que después de mentir algo queda. Ahora que Mariano Rajoy ha
cesado a Pedro J. como director de este medio este ser infame, al
mismo tiempo que el periódico que dirigía para sobornar a todo el
mundo, reculan en lo que han mantenido durante años simplemente como
forma de cálculo estratégico sin pensar en el dolor que han
producido durante estos años. Estos
días el mismo Presidente de la Comunidad de Madrid Ignacio González,
el que tiene a su mujer imputada por su piso de Marbella, es el que
ha seguido en esta infamia que ya nunca cesará. Desde
aquí quiero expresar el más absoluto desprecio a toda esta calaña
que ha mantenido esta infamia deseándoles lo peor que un ser humano
pueda soportar con el convencimiento que ni en la tierra ni en su
cielo hay suficientes dosis de justicia para darles a esta gentuza lo
que se merecen.
A
las víctimas y a sus familiares no se les puede desear otra cosa
sino lo mejor dentro de lo que su dolor pueda caber. Esperemos que la
gran infamia que han tenido que pasar todos y cada uno de los días
de estos diez años acabe ya, o en su defecto quede como algo
residual, y puedan llevar una vida normal en el tiempo que les quede
de vida. Reivindicar
desde aquí a la figura de Pilar Manjón que tuvo que aguantar las
mofas de la caverna de la ultraderecha del PP cuando, como víctima
del terrorismo pues perdió a su hijo en uno de los trenes, desde
aquella famosa intervención en el Parlamento en la que no podía
controlar sus lágrimas.