La casa común de la
política profesional es, sin duda alguna, ese lugar tan mal llamado
como centro político. Si tuviéramos que buscar un punto en
común de partidos políticos, a parte de que son miembros de una
casta privilegiada, como el PSOE sobre todo cuando gobierna porque en
la oposición se acercan a las organizaciones ciudadanas para buscar
votos, el PP, Ciudadans, el nuevo partido Vox y UPyD es que a todos
les gusta definirse por pertenecer a esta supuesta posición
política. Si este centro existiera como un lugar físico sin
duda apestaría a la misma corrupción como la que se respira en las
instituciones que nos han gobernado en toda esta etapa de democracia
ceremonial tras la reinstauración de la monarquía diseñada por el
franquismo. Yo creo que esta posición de centro no existe
realmente y que los partidos cuando gobiernan hacen políticas de
derecha con cierto apertura en lo social pero conservadora en lo
económico, como el PSOE, de extrema derecha cuando recortan logros
sociales y de ultraderecha cuando legislan dentro del útero de las
mujeres como ha estado haciendo el PP tanto en estos dos años como
en los ocho del indeseable de José María Aznar. La izquierda no es
lo que hace Izquierda Unidad o los partidos que, con más o menos
buenas intenciones, se proponen para ejecutar políticas abiertas
dentro de un sistema que está podrido desde sus cimientos al que
habría que demoler por completo. La izquierda real es minoritaria,
está reprimida, vive al margen de este sistema y sus miembros suelen
pagar con su salud o su vida los deseos de cambiar por completo este
sistema que no tilda en calificar como de radicales anti sistema
y violentas exigencias de democracia real y justicia social cuando es
el sistema el principal generador de violencia.
Como quiera que sea, el
hecho es que vivimos en una realidad terca que es muy difícil de
cambiar y lo que más molesta en todo ello son aquellos salva patrias
como la exalto cargo del PSOE, Rosa Díez, que en su vida jamás se
le ha conocido otro oficio o beneficio que no sea medrar con la
política. Fundadora de un partido político como UPyD éste ha sido
la mejor casa común de una ultraderecha que, por razones
meramente estéticas, no ha encajado dentro del PP. Aprovechándose
del descontento ciudadano en estos años de crisis, lo más miserable
que se puede hacer en la política profesional, esta señora es
paradigma viviente de aquel dicho que asegura que no hay más
intolerante del tabaco que aquel que fue fumador empedernido y poco
respetuoso con los no fumadores y, por cuestiones de resentimiento
puro, ataca ahora al PSOE que frenó sus ambiciones personales y su
egolatría utilizando de una manera completamente miserable el tema
de ETA que, por ser ciudadana de Euskadi, tan de cerca le ha tocado
vivir. Tan lejos ha llegado la diarrea mental de esta señora que a
finales del 2011 no tuvo reparo alguno en aliarse alegremente con las
tesis de la conspiración del exdirector de El Mundo, el fulminado
por Rajoy Pedro J. Ramírez que después de haber echado a dos
presidentes del gobierno prueba ahora su propia medicina, sobre la
trama del 11M, la autoría del atentado perpetrado por islamistas por
parte de ETA y pedir, sin vergüenza alguna, la reapertura del las
investigaciones de este atentado porque la estrategia de su partido
ha sido arañar votos a la ultraderecha del PP que ha hecho de esta
banda terrorista su única razón de existencia. No es de recibo que
un fascista y peligro público condenado como el facha Ynestrillas
haya pedido alguna que otra vez el voto para el partido político
fundado por Rosa Díez a su imagen y semejanza. Un partido que no
tiene el menor reparo en poner a un cantamañanas, Toni Cantó, a
cobrar dinero público en la comisión de igualdad del Parlamento
para insultar a las mujeres diciendo aquello de que la mayor parte
de las denuncias de violencia de género son falsas en un país
terriblemente machista en el que todas las semanas hay una mujer
asesinada por esta forma de terrorismo y donde cada vez se denuncian
menos estos hechos.
El falangismo ha
evolucionado mucho desde la imagen del facha cantado el cara al sol
con el brazo extendido, la gallina en la rojigualda, los curas
llevando a dictadores bajo palio y repartiendo hostias en la misa a
señores de bigote y gomina que por la noche se van de putas. La
imagen de UPyD trata de ser moderna, alejada de los tópicos de la
extrema derecha que para eso están los estudios de mercado, han
asaltando las redes sociales y se han apuntado a todas las luchas de
la sociedad para que al final un patán como Cantó deje ver el
desprecio sociológico de esta formación hacia las condición real
de las mujeres. Lo malo es que su estrategia funciona y la gente se
cree que que votar UPyD es hacer un gesto de progresismo cuando en
las elecciones de 2015 ya deben estar contemplando ser la llave del
poder dando su voto a un PP en minoría si fuera menester porque el
odio patológico de Rosa Díez al PSOE es de psiquiatra. En la isla
de Tenerife en las elecciones del 20 de noviembre de 2011 UPyD tuvo,
sin infraestructura alguna en las islas más que las intervenciones
de Rosa Díez en la televisión y las redes sociales, 11.293
votos frente a los 10.153 de aquella coalición conformada por
líderes que ascendieron a la política tras la lucha ciudadana
contra el puerto de Granadilla, los expulsados del PSOE que se han
acabado por romper y las cascarillas de partidos verdes compuestos
por un puñado de militantes bastante frescos si miramos a su
concejala en la ciudad de La Laguna, Candelaria Marrero, que no
suelta el acta de concejal para seguir cobrando el sueldo a fin de
mes y mantener viva la posibilidad de ser ella la que le dé el poder
en mayoría absoluta a CC sin el PSOE. Nunca sabremos cuánto costó
la campaña de estos últimos pero, sin duda, si hubiera de calificar
de éxito sería la hazaña de UPyD en la isla que con cero
euros conquistó más votos que una campaña de la que desconocemos
su fuente de financiación.
Si votar en la farsa
electoral de cada cuatro años sirviera de algo estaría prohibido.
Da tristeza que mucha gente muriera por este derecho social que se ha
quedado completamente desprovisto de sentido ya que, por comodidad
individual y por impedimentos del poder, el ejercicio de la
democracia se debe hacer todos los días y no cada cuatro años. Sin
duda las reglas de la sociología explicarán algún día por qué
las segundas generaciones, las que tienen los derechos ganados por
sus padres que han luchado por ellos, se acaban acomodando y olvidan
pronto de dónde vienen, como que el gallo fue primero pollo, no
luchamos por dejar este mundo mejor de lo que lo cogimos sino que
acabamos pervirtiendo lo que un día se ganó con sangre y sudor.
Mientras, la derecha más reaccionaria y rancia buscará eslóganes y
resquicios publicitarios, como hacen la mayoría de productos
comerciales que consumimos y que no sirven para nada, para instalarse
en nuestras mentes. UPyD, un partido hecho para acaparar el mayor
poder en las manos de su lideresa, es un completo ejemplo de esto
último.