“En el día de hoy,
cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas
nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado. El Generalísimo
Franco. Burgos 1º de abril
1939.” Documento público.
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Si
hubiera que buscar un documento fundacional del Partido Popular sin
duda habría que remitirse al último parte de guerra que emitió
Franco, un fascista
golpista
que estuvo 39 años como dictador, hace ahora 75 años declarando el
final de la Guerra Civil desde Burgos para sentenciar ésta como un
proceso de vencedores
y vencidos
y marcar una fractura social que desde entonces se
extiende
hasta nuestros días. El PP es fruto de esa división y representa al
bando de los que ganaron la contienda. Voy a contar ahora brevemente
mi relación tangencial con esta ciudad que, aunque nunca he estado
en ella, durante un tiempo alguien no paraba de hablarme siempre que
podía.
Hace
algunos años conviví con un funcionario de prisiones de Burgos,
tenía el complejo
de venir a Canarias a trabajar como si fuera un destierro necesario
para hacer méritos y elegir destino en la península, y cuyas
conversaciones siempre giraban en torno a lo grande que era todo en
su
ciudad y lo desafortunados
que éramos nosotros por vivir en unas islas tan apartadas y mal
comunicadas. De las primeras cosas que me preguntó en la convivencia
fue cómo hacía yo los domingos con las misas y qué iglesia le
recomendaba para ir. Sin faltar el respeto pero alucinado porque a
mi, un ateo combativo desde antes de la adolescencia, me preguntaran
por esas hostias de las misas y no por qué bar de El
Cuadrilátero
tuviera mejor ambiente le dije que yo de eso no sabía pero que La
Laguna estaba plagada de iglesias y que él mismo se podía dar una
vuelta y elegir la que más le gustara y que yo poco le podía decir
al respecto. Como compañero era magnífico porque pagaba
religiosamente
los primeros días del mes y cuando podía se marchaba a Burgos los
días que no trabajaba,
que eran muchos ya que como funcionario tenía muchas gratificaciones
en días libres gracias a su convenio, pero en lo personal era un
completo analfabeto doméstico: a
pesar de estar cerca de los 40 no
había limpiado nunca ni sabía cómo hacerlo, la cocina era algo
completamente alejado a su vida y se escaqueaba de la limpieza
olímpicamente. Su higiene personal era escasa y en el trato tenía
una falsa cordialidad pues a los que vivíamos en aquel piso no podía
evitar mirarnos a través de su filtro de supuesta superioridad
moral. Antes de los nueve meses se fue a vivir a otro piso con
funcionarios de prisiones me imagino que tan poco limpios como él.
Luego le perdí la pista y aunque por la red podría encontrar como
ponerme en contacto con él no me apetece lo más mínimo.
Todo
esto lo cuento para caracterizar que la imagen que tenía del
ciudadano medio de la ciudad de Burgos era la de una persona bastante
conservadora, beata orgullosa de su famosa catedral y de una cierta
doble moral. Por eso me ha sorprendido, gratamente, que la ciudadanía
del barrio de El Gamonal no sólo se hayan atrevido a enfrentarse a
su alcalde Javier Lacalle y al constructor Miguel Méndez Pozo que
fue el primer gran condenado por la corrupción del ladrillo cuando
otro condenado del PP, luego indultado por Aznar, el exalcalde José
María Peña hicieron de las suyas en los años 90 del siglo pasado
sino que allí se haya originado un movimiento ciudadano que se ha
extendido por todo el estado. Seguramente como el 15M este nuevo
globo se acabe deshinchando pero en una sociedad completamente
dormida como la nuestra, de una analfabetismo político impresionante
con una clase trabajadora que fue capaz de dar la mayoría absoluta a
un partido de ultraderecha como el PP, este tipo de gestas hay que
reconocerlas y valorarlas en su justa medida. Más ahora que en esta
segunda mitad de legislatura la estrategia del PP es amordazar a la
sociedad con leyes que reprimen el ejercicio de derechos
fundamentales y recordarnos, con la ley del aborto, que el nacional
catolicismo que nace con el parte de guerra del 1 de abril de 1939
está ahora más vivo que nunca.
La
casta que conforman los políticos nos ha dejado bien claro que el
sistema tal y como está configurado, con sus instituciones empezando
por la mismísima jefatura del estado, son parte del problema por el
que los ciudadanos nos tenemos que enfrentar y que éste no se
soluciona cambiando las personas por otras que llevan años cobrando
desmesuradamente de la política sino derribando por completo el
andamiaje que conforma a
las instituciones. Estamos tan a merced de que surjan movimientos
populistas, un personaje como Miguel Ángel Revilla sin duda está
haciendo oposiciones a ello, que estos días me ha escamado bastante
la decisión del profesor de la Complutense de Ciencias Políticas
Pablo Iglesias de presentarse por un partido a las elecciones
europeas. Para mi este señor es un tipo extremadamente sensato y
siempre me ha gustado lo claro que habla pero con esta estrategia de
saltar a la política me ha dejado bastantes dudas al respecto. En
Tenerife tenemos el caso de un partido como Sí Se Puede, controlado
por un aburguesado grupo de profesores universitarios que pueden
tener hasta la misma labia que Pablo Iglesias, y que representan como
nadie el ejemplo de que saltar desde los movimientos sociales,
incluso
manipulándolos como hicieron en el caso de puerto de Granadilla,
hacia la política profesional es lo peor que puede pasar a estos
movimientos que acaban entrando en el sistema y siendo cómplices de
aquel. Por cierto, todavía estamos esperando a que este partido haga
gala de la transparencia de la que tanto presume y
muestre
las cuentas de cómo se financian
en la actualidad y del dinero que salió del concejal que tenían en
Granadilla para pagar las dos citas electorales a las que acudieron
en 2011.
Mucho
antes de esta gran crisis muchas personas denunciábamos la
corrupción que había en el sistema, ahora ya nadie duda que sea
estructural pero en ese momento los progres
que cobraban del sistema por opinar se reían directamente de
nosotros por afirmar esto, y denunciábamos los pelotazos
urbanísticos que, en el caso de Canarias que son los que más
conozco, estaba minando las cuentas públicas como ha sido los
puertos de Granadilla o Arinaga, el tranvía de Tenerife o los
grandes contenedores culturales de las islas para una población
eminentemente inculta que sirvieron para que los políticos que las
ejecutaban llenaran sus
cuentas en Suiza de comisiones y los constructores sus bolsillos con
dinero público. Quizá el Efecto
Gamonal
se tenga que buscar en que la ciudadanía ha madurado algo en el
terreno de lo político y que las eternas mentiras que justificaban
pelotazos urbanísticos como estos, las de los puestos de trabajo y
lo de las supuestas demandas de una sociedad que jamás es consultada
para nada, ya no se la engaña tan fácilmente. Que esto haya
sucedido en una ciudad tan conservadora como lo es Burgos no sólo
debe producir alegría sino que quizá sea una señal que las cosas a
partir de ahora para este tipo de nepotismos no van a ser nunca más
las mismas. Una cosa es segura: allí donde ahora vayan los miembros
del gobierno y casi cualquier representante de la casta política que
nos gobierna van a tener a un buen número de ciudadanos organizados
abucheándolos y poniendo a estos golfos en su sitio.