Sin
duda hacer un grupo homogéneo entre los 10.830.693 votantes que el
20 de noviembre de 2011, aniversario de la muerte del dictador
fascista Francisco Franco, le dieron la mayoría absoluta al Partido
Popular con la que se ha hecho el mayor destrozo social y económico
de la historia reciente de España es algo imposible. Si bien es
cierto que el PP representa la derecha más rancia que existe en
Europa, el hecho de que la ultraderecha en solitario no triunfe en
España es que ésta está hábilmente infiltrada y dirige este
partido, que
tiene un electorado completamente fiel que es capaz de aceptar la
porquería que representa el PP, una organización de delincuentes
en B
como Rajoy escenifica
mejor que nadie
y
que
tiene un carácter mafioso desde el primer minuto de su fundación
por el falangista Fraga,
el triunfo en las últimas elecciones no se debe a este electorado
sino a una masa social desesperada y engañada que les dio el voto en
masa esperando que las cosas fueran a mejorar cuando, indudablemente,
ha sido todo lo contrario. Por este motivo evito la tentación
de criticar a este electorado en bloque ya que entendiendo las
posibles idiosincrasias pero no
puedo evitar sentir
repugnancia de lo que la ignorancia que nos envuelve nos han acabado
conduciendo.
Tampoco quiero defender aquí a un partido como el PSOE, la otra cara
de la moneda del bipartidismo y de la corrupción en este triste
país, que sin duda si siguiera en el poder estaría haciendo la
misma política que los
Populares aunque, seguramente, con otra cara pero con la misma
voluntad ultraliberal de un partido que así se define por sus actos.
El sistema de partidos está completamente corrompido
y es generador de castas que se eternizan en el poder y luego saltan
a empresas que beneficiaron mientras gobernaban generando rentas
privadas
como bien demuestra un
sinvergüenza como
José Antonio Moral que fue consejero de Caja Madrid por IU y que era
de los más beneficiados en prebendas y uso de dinero negro según
los Correos de Miguel Blesa publicados por eldiario.es Que
se sepa nadie en este partido hizo nada cuando este impresentable
actuaba en nombre de IU pero ahora todos se desentienden de él.
El
electorado que dio el triunfo absoluto al PP es muy heterogéneo y
está compuestos por estudiantes, amas de casa, jubilados o
trabajadores corrientes que durante el periodo de Zapatero fueron
completamente engañados porque
entre nuestra ciudadanía sabemos que la inteligencia
política
es bastante pobre.
En este sentido resulta triste ver como muchos trabajadores de origen
humilde desclasados pero ascendidos socialmente de manera temporal,
sólo lo que duró la burbuja en la que los bancos nos
perseguían para un crédito barato, se creyeron en algún momento
que eran iguales a delincuentes como María Dolores de Cospedal sin
darse cuenta que la gente de este tipo sienten repugnancia por lo que
les suene a clase
trabajadora,
nunca han trabajado en el sentido estricto de la palabra sino que su
misión en la vida ha
sido la de
figurar, y olvidaron sus orígenes porque el objetivo era aparentar
ser
como
ellos
a toda costa. Sin duda los partidos considerados de izquierda, y no
estoy diciendo que esa repugnante socialdemocracia que pacta y adopta
medidas ultraliberales sin pudor cuando están en el gobierno lo
sean, los sindicatos, tanto los verticales como
UGT Y CC OO como
los que se consideran de clase, y muchas organizaciones sociales se
olvidaron de
trabajar
en la educación social y política de los ciudadanos desde los años
inmediatamente posteriores a la llamada Transición
a la Democracia
como también en tiempos más recientes. Con una sociedad así,
narcotizada los fines de semana, obsesionada con el circo del fútbol,
hipotecándose durante décadas por el adosado y el todoterreno,
consumiendo
su vida en temas triviales que salen por la televisión
y siempre pendiente a aparentar poco se puede hacer para llevar
a cabo
el necesario cambio social.
No
voy a negar la crisis en la que estamos metidos y que tiene elementos
que vienen de la situación internacional pero también de
circunstancias internas como la flamante corrupción, el coto privado
en el que se había convertido Caja Madrid para el PP es
el mayor detonante de la lamentable situación
en la que nos encontramos, que desde el franquismo siguió en un
continuo durante la etapa actual de democracia ceremonial sin pudor
alguno.
El caso de miserables ladrones como Rajoy que
han cobrado millones
de euros en negro de su partido es paradigmático pues lo que hace el
líder lo
tratamos de hacer
muchos
ya que el sentido de que lo público, por tanto lo que pertenece a la
sociedad, se
siente como algo
susceptible a ser apropiado de manera indebida y
es
la norma no
escrita que
rige nuestra sociedad pues este sentido picaresco está completamente
arraigado en nuestra cultura. En España no existe la mafia como tal
pues como hemos visto el crimen organizado está
en el seno del
PP y se constata a medida que se ha ido viendo que la Trama Gürtel
era un sistema consentido y amparado desde este mismo partido
empezando
por José María Aznar.
El PP en lugar de luchar contra la corrupción y disponer de un
control serio de las cuentas publicas ha aprovechado la crisis para
poner en marcha su programa de ideología ultraliberal y
de su moral de esclavos.
Por ello ha regulado el mercado de trabajo a niveles
decimonónicos,
ha convertido a la Agencia Tributaria en un chiringuito donde las
empresas pagan o no si son cercanas a Montoro, ha introducido el
nacional catolicismo en la enseñanza, ha
puesto en marcha el trasvase de miles de millones de euros del sector
público sanitario
hacia las empresas privadas donde enchufan a antiguos altos cargos,
han
abandonado el sector energético en manos de tiburnoes
y ha entregado el útero de las mujeres, con
la ley contra el derecho al aborto de un
falangista como Ruiz Gallardón, a la moral privada y minoritaria de
la secta católica y apostólica que tanto daño han hecho a la vida
y a la sociedad durante siglos en este país que, a día de hoy, es
algo repugnante y asqueroso. Todo ello gracias al inestimable voto de
10.830.693 ciudadanos que, desde el punto de vista político pero sin
duda desde otros más, son unos
inconscientes.
Mi
desconfianza hacia los partidos políticos es manifiesta y cada día
estoy más seguro que si bien muchas fuerzas que se consideran
progresistas surgen y abordan la política
profesional
con buena voluntad, esto
no hay que dudarlo
de
nadie en
un principio,
su ejercicio se acaba torciendo hacia voluntades más sectarias y
egoístas. Lo que sucede en la isla de Tenerife con la llamada
izquierda alternativa que ha venido a robar las ilusiones de muchos
para ser más de lo mismo es paradigma de lo que digo. La solución
no está en los partidos políticos ni mucho menos en la alternancia
de esta casta que de una u otra manera nos gobiernan pues con estos
individuos no podemos trabajar los ciudadanos honradamente
ya que
todos los que actualmente ocupan cargos de representación son o han
sido parte fundamental
del problema. La solución podría estar a largo plazo con la
educación de la sociedad para la participación plena y directa de
manera democrática de los asuntos que nos atañen como sociedad pero
esto no se vislumbra en un horizonte cercano pues por lo que parece
nos tendremos que contentar con participar en la farsa de las
elecciones para votar por personajes que, al cabo de un tiempo,
acabarán en el consejo de alguna eléctrica o multinacional
cobrando por
los favores prestados.