Acuso a Mariano Rajoy Brey de haber vivido durante décadas cobrando en dinero negro que nunca declaraba a Hacienda y de haberlo hecho por encima de nuestras posibilidades. |
Desde aquí me gustaría enviar mi más
sincero y absoluto desprecio a esa progresía que, amparada en los
partidos que se denominan falsamente de
izquierdas,
en la época de la burbuja financiera supo medrar a la vera de los
medios de comunicación más progres, se han dejado la voz en las
tertulias más estúpidas en radios o televisiones o se han colocado
en unas miserables cátedras de universidades gracias a una triste
endogamia que ha sepultado el pensamiento crítico en las simas de la
más absoluta mediocridad. Esta pléyade de aduladores mantenidos por
el sistema se las puede reconocer por el signo bajo el que se
supieron conjurar: que la historia tuvo un fin último bajo un
capitalismo filtrado por una repugnante socialdemocracia y que el
concepto básico, y motor de todas las sociedades históricas, de
clases sociales en lucha
era algo no sólo viejuno para
ellos
sino del
que se había de renegar
y, de paso, hacernos sentir
vergüenza de ello.
Afortunadamente, si esta crisis trampa provocada por las grandes
instituciones financieras nos ha tenido que dar una lección es que
los conceptos de dialéctica y de materialismo histórico están, a
día de hoy, más vigentes que nunca. Para estos pseudo intelectuales
no sólo les envío el
desprecio
sino también les acuso también de haber sido uno de los principales
agentes de la desmovilización social que se instauró en esta farsa
de país llamado España ya
que supieron mejor que nadie tragar con una monarquía franquista no
sólo negándose
a ser
críticos con el sistema sino, además, riéndole las gracias una
estirpe que, históricamente, ha hecho mucho daño como la borbona.
En este
contexto la victoria del partido de origen delincuente y mafioso,
Mariano Rajoy Brey es el disco
duro borrado
y
jefe
del mayor sistema de crimen organizado de España, como es el Partido
Popular, el simbólico 21 de noviembre de 2011 ganó unas elecciones
amañadas por décadas de financiación ilegal, ha significado el
aplastamiento más brutal de la clase trabajadora a costa de
privilegiar no sólo las rentas del capital sino de mimar, como nadie
había hecho jamás,
a
la
clase empresarial de este país que, sin lugar a dudas, es de las
peores del planeta. En este sentido se puede afirmar que el
empresario medio está completamente crecido gracias
a esta falsa crisis.
Estamos
asistiendo completamente impasibles como ciudadanos al
desmantelamiento total de las leyes laborales que tantas luchas
obreras costaron, muchos como Marcelino Camacho inventaron el
sindicalismo y pagaron con años de cárcel el hecho objetivo de
que
los trabajadores tuviésemos unas condiciones dignas de empleo, y si
bien el camino es largo se puede afirmar que, a día de hoy, esta
batalla la hemos perdido. Los seis millones de parados que ha
generado esta crisis, más que un hecho falsamente inexorable, son la
prueba palpable de
que
las personas nos hemos convertido en pura mercancía a expensas de
una clase empresarial que no tiene el más mínimo escrúpulo de
alzarse victoriosa sobre los millones de marginados que está
produciendo el sistema. La ministra del trabajo Fátima Báñez,
curiosamente en su vida no ha dado palo al agua fuera del PP porque
habría que ser suicida para contratar a esta inútil para gestionar
una empresa privada,
es
la cara triste que refleja la mediocridad del sistema en el que nos
encontramos ya que lo más valioso de nuestra sociedad está a día
de hoy o en el paro o están preparado las maletas para salir del
país.
Si el
empresariado español es de los peores que hay en el mundo, un golfo
de la talla de Gerardo Díaz Ferrán antaño presidente de la CEOE y
hoy
inquilino de la prisión de Soto del Real es el botón de muestra de
la catadura moral que exhibe esta mala
gente,
los canarios son sin duda los peores de todos ellos. No creo que yo
sea el único que le ha pasado esto pero, muchas veces, los despidos
se producen porque ante una manifiesta mala gestión de
la empresa ahorrarse
el sueldo de varios trabajadores significa que el empresario pueda
seguir gozando del
mismo nivel de vida. Muchas veces uno se pregunta cómo
el propietario de una Pyme, un
mostrador de una tienda que no mide más de cinco metros lineales o
un taller de cualquier tipo,
puede mantener con ese
negocio un tren de vida que pasa por tener coches
Mercedes, vivir
en un
chalet aunque sea adosado, meter a sus hijos en colegios caros y
hacer viajes exóticos por lo menos una vez al año. Esta es una
distorsión completa de lo que significa tener una empresa que, dando
empleo a
varias personas por lo que varias familias depende de la buena
gestión de ésta, debe tener una responsabilidad con la sociedad. La
responsabilidad
de nuestra clase empresarial, salvo alguna honrosa excepción que
debe existir en algún lado pero que yo desconozco la verdad, es
consigo mismo, con su vida tramposa y con su cuenta de resultados.
Un día
puede que no aguantemos más pero se seguirán traspasando líneas
rojas y dando nuevas vueltas de tuerca sobre una clase trabajadora
que ha perdido no sólo su consciencia de clase sino su orgullo. Cómo
se puede entender si no que la delación, el chivato no sólo ya es
el señalado de casa empresa sino que será cualquiera, se haya
instituido hasta niveles completamente cínicos. Digo esto por el
famoso buzón de la Báñez para delatar a los propios trabajadores
que cobran el paro trabajando mientras la inspección de trabajo se
está quedando como algo anecdótico ante una mirada impasible de los
sindicatos verticales que son parte de sistema y que para que vuelvan
a ser válidos la clase trabajadora deberemos reconquistarlos.