Las alarmas llevan décadas saltando en
Canarias con el problema del agua. Ya no cabe el tradicional mirar
para otro lado de
la sociedad canaria consistente en el mal hacer de una casta de
gobernantes políticos, únicamente
motivados por satisfacer a la burguesía caciquil del archipiélago,
y a una masa ciudadana chovinista que mientras tenga la barriga llena
estará contenta ya que cree que si las cosas no se ven entonces no
existen. Probablemente muchas consecuencias ya serán irreversibles
pero, sin lugar a dudas, si ahora mismo hubiera una auténtica
voluntad de arreglar las cosas puede que los efectos puedan ser
menores de lo que seguramente
acabarán por ser. La presión demográfica en Canarias, más que los
dos millones de residentes que ahora tiene el archipiélago lo que
más daño nos ha hecho son los diez millones de turistas anuales
en su mayoría de muy baja calidad que contribuyen a la degradación
ambiental del territorio por su escasa cultura y baja consciencia,
han mantenido en el borde de manera constante de su capacidad de
carga.
Probablemente sea Canarias de los pocos
lugares del mundo en los que la
propiedad del agua, no hay que
decir que este bien debe ser completamente público y con una
atención prioritaria por parte de las autoridades, es casi
exclusivamente
de titularidad privada debido a unos privilegios que se otorgaron a
los conquistadores de
las islas y ademas esta esta
titularidad extraña a sus habitantes de ha mantenido casi intacta
desde el siglo XV en las islas. Esto ha provocado un tipo de
burguesía de cuño muy particular llamada de los aguatenientes
ya que más importante que la propiedad de la tierra en Canarias ha
sido siempre
la
del control del agua. Probablemente sea incalculable la riqueza que
este recurso natural y escaso en el archipiélago ha generado a este
puñado de familias que durante siglos han vivido de la usurpación
de
este recurso pero lo que si se puede ponderar bien son los efectos
dañinos que sobre nuestro territorio han producido el acaparamiento
de semejante bien público. En la isla de Gran Canaria ya sucedió
hace décadas y
en
muchas zonas de
la de
Tenerife se dirige hacia este mismo abismo: el nivel freático de las
aguas subterráneas ha descendido tanto que el agua que llega hasta
los grifos de los hogares es de baja calidad y completamente
desaconsejable para el consumo de niños en edad de dentición y
personas mayores. En islas como La Palma y La Gomera quizá este
también sea su destino pero, probablemente, este horizonte está más
lejano quizá por otras políticas como pudiera ser el
aprovechamiento de las aguas de escorrentía en muchos puntos de La
Gomera.
En la
isla de Tenerife recuerdo siempre escuchar al típico ignorante
belillo integral criticar la falta de agua en la isla de Gran Canaria
como
una suerte de maldición divina
diciendo que en Tenerife este es
un recurso que sobra. Esto
no sólo no es cierto sino que la
situación se está volviendo grave pues casi una decena de
municipios del norte de la isla, algunos
núcleos
de La Laguna y Tacoronte también,
están recibiendo unas aguas con un grado de salinidad más alto del
permisible para la salud humana. Este hecho ha cogido a la isla con
el pie cambiado y sin ningún tipo de plan insular en vista a los
próximos años mientras en la Tenerife
se están tirando millones de euros al mar en Granadilla para
hacer un puerto que jamás funcionará mientras
nadie se ha preocupado nunca
de aprovechar las aguas de superficie. Parece
que aquí nadie se está dando cuenta del asunto pero es muy probable
que este tema se vuelva crónico y hasta terminal en los próximos
años.
En La
Laguna, sin embargo, hay un listo que sabe
cómo aprovecharse de este asunto porque
parece que ya se le olvidó la época en
que
criticaba, haciendo el payaso
a tiempo completo,
a Teidagua
por
una fantasía que se intentaron con que si el en los contadores
cobratan el aire que pasaba por ellos
en
la federación más patética de todas las federaciones del PSOE en
el estado: la del PSC en La Laguna. Ahora
mismo, ironías del destino, este
impresentable es
un alto cargo elegido a dedo en esta compañía. Me refiero al
hooligan
matón
cobarde
de Javier Abreu, que gobierna como teniente alcalde en el
ayuntamiento de La Laguna designado por el Clavijo más indecente,
que no salió elegido en las locales de 2011, iba quinto en las
listas y salieron 4 concejales elegidos,
pero
que gracias a que Gustavo Matos se buscó un echadero más cómodo en
consumo pudo entrar él. Pocas cosas le gustan más a un tonto de
solemnidad que sentare horas a ver como trabajan en las obras
públicas y Abreu, que en su vida nunca ha dado un palo al agua,
combina esta excentricidad con sacarse fotos en cada pequeña
obra pública que se está haciendo en el municipio para su álbum
privado para que un día parezca que ha trabajado sobre
todo cuando vaya a haber elecciones en 2015. Esta misma fecha es la
que ha elegido este impresentable para empezar a pasar en
el recibo del agua de los vecinos de La Laguna los más de 15
millones de euros que se va a gastar la empresa Aguagest,
probablemente esta ya tiene este pelotazo adjudicado de manera opaca
a alguna de sus contratas, en la construcción de una desalinizadora
de
Montaña del Aire para limpiar el agua que llega llena de minerales
desde el norte de la isla en lugar de esperar al plan insular que se
debe elaborar en la isla sin
exigir al Cabildo que se ponga las pilas con este asunto que es
crucial para la salud de cientos de miles de ciudadanos. Quizá
una forma de pagar esta infraestructura es exigir a los aguatenientes
que cobren más barata la pipa de agua ya que ésta está contaminada
y
hay que hacer un gasto extra para limpiarla pero, como no puede ser
de otra manera, es mejor ahorrarles un gasto a éstos engañar a la
ciudadanía en los recibos del agua. Lo más triste de todo esto es
que el
plan contempla que si algún día la potabilización de este recurso
se pone en marcha a nivel insular este inversión de más de 15
millones, una fortuna para la que nos está cayendo, no habrá
problema para que deje de funcionar. Esto sucede ante los ojos de una
oposición, Sí Se Puede y XTF, que no sólo no han resultado ser más
de lo mismo sino que está completamente vendida
al grupo de gobierno pues están a sueldo de CC y PSOE.
El
otro día estaba en un caserío de Anaga comiendo con una gente y una
amiga
alemana, entiende perfectamente el español porque da clases de
alemán en las islas, se manifestaba horrorizada simplemente porque
se haya llegado a insinuar que una infraestructura que cuesta tantos
millones de nuestros impuestos pueda ser abandonada y
que en esta isla nadie sea capaz de garantizar un mínimo de
planificación.
Los canarios nos hemos vuelto tan aplatanados que nos parece
completamente normal que un cargo público sea capaz no sólo de
insinuar este tipo de cosas sino, además de llegar a ejecutarla,
pagar a la contrata y repartirse una pasta gansa en comisiones dentro
de
sobres que jamás llegaremos a ver. Pero esto no es nada raro en las
islas, ahí está el ejemplo de la
potabilizadora Las Palmas I en el complejo de Piedra Santa
que construyó el actual ministro y
conseguidor de
energía y turismo José Manuel Soria a finales de los noventa cuando
fue alcalde de Las Palmas de Gran Canaria que costó 75 millones de
euros y que jamás ha funcionado porque el coste en gasoil
cuadriplica al de otras instalaciones que funcionan por ósmosis
inversa. En El Hierro, este
tema también tiene que ver con el agua,
estos días también se habla de los problemas, por cuestiones
tarifarias,
de poner en marcha la central hidroeléctrica, que costó 72
millones, para llevar a cabo la mayor gilipollada que se han dicho
nunca y con la que Tomás Padrón consiguió que esta isla sea la más
subvencionada del mundo y cuyo nivel de vida les pagamos de nuestros
impuestos muchos ciudadanos de la Unión Europea. El Hierro nunca
será sostenible aunque toda la energía sea fuentes renovables
porque, por ejemplo, en esta isla hay el doble de coches que de
personas y el transporte público es inexistente.
El
futuro del agua presenta muchas incertidumbres a nivel mundial y la
gestión de este recurso es, cada vez más, al
tiempo que una base de conflictos
una fuente de riquezas para
empresas privadas que negocian y especulan con un bien escaso y
fundamental no sólo para el desarrollo humano sino para el
equilibrio del planeta. En Canarias hemos estado dando la espalda a
este problema durante muchos años y es hora de plantarse ante este
tema que va a traer muchos quebraderos de cabeza en los próximos años pero como siempre esto no sucederá así porque en las islas nos
movemos siempre a agua
pasada
aunque es muy probable que esta ya no pase mucho más.