Hay
que ser inconsciente, ser un verdadero imbécil, tenerlos bien puestos, buscar un
cierto protagonismo barato a costa de las mujeres o una mezcla de todo ello como
tuvo el actor, en mala hora medito a político en el partido falangista UPyD, al
minusvalorar la violencia que se ejerce contra las mujeres en nuestra sociedad,
que es eminentemente machista, y que en muchos de los casos podríamos
considerar como actos de terrorismo
de un sexo hacia el otro. Sin datos en la mano, y seguramente para hacerse el
listo de turno, decía Cantó en su cuenta de Twitter que la mayoría de las
denuncias de violencia de género son falsas, que los jueces no toman
represalias contra este hecho y que un tercio de hombres mueren por violencia
de género. Decía esto la misma semana en que un hombre miserable asesinaba a su
expareja en Tenerife a la salida del ascensor de su casa y delante de sus hijos
a cuchilladas. Lo hacía un tipo que cobra dietas como sobresueldo al de
diputado en una comisión de igualdad en
la que lleva ya más de un año, y ahí sigue, para dejar clara una cosa: que no
tiene ni puta idea de lo que pasa en nuestra sociedad en materia de igualdad.
En
nuestra sociedad no hay mayor terrorismo que el que ejerce una parte de los
hombres contra muchas mujeres y que, sin duda a pesar de que encontrar datos
fiables de los asesinatos machistas en una secuencia temporal muy grande es imposible
porque la consciencia sobre la violencia de género es desgraciadamente muy
reciente, deja cortas las 829 víctimas de la banda terrorista ETA en sus 53
años de existencia. Esta comparación no la hago por mero efectismo sino que se
deriva de la estrategia interna del partido UPyD que mantienen a Cantó en su
puesto, un partido que ha llegado al parlamento haciendo populismo, que ha
basado toda su campaña en contra del terrorismo y la regeneración democrática a
la que son ajenos, que está liderado por una resentida como Rosa Díez y por el
que fascistas condenados como Ynestrillas piden el voto, a pesar de haber
demostrado tener la misma sensibilidad que la de los lomos de los burros no sólo
para temas de igualdad sino, sobre todo, carecer de la más mínima inteligencia para
hacer una política profesional.
Sin
embargo, lo más miserable de todo este asunto no es que Toni Cantó sea un
bocazas que carece de la más mínima sensibilidad social para según qué temas, a
pesar de pedir perdón más interesado seguramente en salvar su culo que en
lamentar lo poco afortunado de sus declaraciones, ni que se reafirmara a las 24
horas de su imbecilidad suprema diciendo aquello de que no se puede hacer igualdad en contra de los hombres para seguir
siendo un majadero sino que lo más repugnante de este caso es el apoyo dado
desde su partido. En la comisión de igualdad del Congreso de los Diputados que
tenía que debatir sus declaraciones el PP y UPyD llegaron a un acuerdo, por
debajo de la mesa y con algún sobre
seguramente, en el que si no se producía la reprobación de Cantó por sus repugnantes
declaraciones el partido de Rosa Díez se retiraba de la reprobación contra
Cristóbal Montoro, Ministro de Hacienda especializado en hacer amnistías
fiscales a medida del extesorero Bárcenas y sus amigos o de chantajear a toda
la ciudadanía con los datos fiscales reservados que maneja gracias a su cargo, para
que al final suceda lo de siempre: que la opinión pública olvide cosas tan
graves como lo que dijo Cantó estos días y que, de una manera completamente
repugnante, se ha reafirmado tiempo después no sólo él sino la totalidad de su
partido falangista.
Una
lección que hay que sacar a todo esto es la más absoluta cota de miseria,
desprecio hacia la ciudadanía y nausea a la que ha llegado la que, podríamos
llamar, casta de políticos profesionales que en los parlamentos de todo tipo,
empezando por los ayuntamientos, son capaces de vivir de espaldas al ciudadano
sin enterarse realmente de las necesidades y de la forma de sentir de la
población a la que tratan como imbéciles durante tres años y medio y que salen
luego a la calle, a decir de manera falsa lo importantes que somos, unos meses
antes de la cita electoral en cuestión. En este sentido, nunca estaré tan
agradecido por haberme dejado ver esto de manera tan meridianamente clara como
a Sí Se Puede, en realidad No Se Pudo, que en las pasadas elecciones,
las mismas que llevaron a Cantó a decir gilipolladas siendo parlamentario a
sueldo de la ciudadanía, urdieron un plan, destinado al fracaso, para enviar al
parlamento a un sindicalista de los que tenían la representación sindical como
cómodo medio de vida haciendo un pacto contra natura y traicionando a sus bases
sociales y electorales que, en mi caso, jamás volverán a depositar un voto, ni
por ellos ni por nadie, en unas urnas oficiales. Tal fue la debacle que hasta
este partido falangista del que hablamos, UPyD, sin la más mínima estructura
sólida sacó más votos en la provincia de Santa
Cruz de Tenerife aunque todavía estemos esperando, más de un año después, a
que rueden cabezas y no a que oligofrénicos sin oficio ni beneficio me dediquen insultos gratis.
El
caso es que el despreciable de Toni Cantó se equivoca en la mayor: no es cierto
que la mayoría de las denuncias de violencia de género sean falsas, alguna
habrá como no puede ser de otra manera por las contingencias mismas que definen
la vida humana en sociedad, sino que se denuncia más bien poco debido a
circunstancias atávicas de la dominación masculina, de la alienación femenina a
sus parejas o de la vergüenza social que este tipo de cosas representan todavía
para muchas mujeres. La prueba es que de media cada semana y poco hay un cadáver
de una mujer asesinada por un macho miserable sobre la mesa y la mayoría de las
veces las informaciones vertidas sobre las circunstancias del asunto acaban con
el consabido mantra de que la víctima no
había interpuesto denuncia alguna contra su asesino. Como bocazas que
carece de la más mínima noción de vergüenza lo mejor que podría hacer Cantó es callarse
la boca, dejar su escaño libre y mientras la fiscalía quizá debiera actuar de
oficio contra él y contra su partido, por encubridores, por incitación a la
violencia, al odio, al asesinato y no sé si hasta el terrorismo porque con un
tema tan serio como la violencia contra las mujeres de una puta vez no caben
medias tintas ni falsos progresismos como los de este individuo.
La
crisis económica, la corrupción estructural en todas las instituciones
empezando por la más alta, que Corinna diga en el Hola lo duro que las rubias tienen su existencia o las gilipolladas
que unos y otros puedan decir empezando por estas de Toni Cantó seguramente
acaben por ensombrecer, una vez más, la fecha del 8 de Marzo en la que se
celebra el Día de la Mujer. Debates he tenido sobre la conveniencia, o no, de
celebrar estas efemérides porque se supone que en una sociedad normalizada este
tipo de cosas no deberían de tener más visibilidad que otras. El caso es que si
se celebra todavía es porque, ni de lejos, la condición de la mujer es la misma
que la de los hombres que, por nacimiento, tenemos la vida más fácil en muchos
sentidos. Lo más triste, y lo que me asquea como miembro del género humano, es
que esta situación seguirá siendo así por muchas generaciones más sobre todo
gracias a bocazas y oportunistas como el señor Toni Cantó.
Canarias 24 Horas, 4 de marzo de 2013.