04 febrero 2013

Las miseria de la 'Marca España'



La Marca España encaja perfectamente con la imagen de un tipo orgulloso de su mediocridad provinciana, perteneciente a una familia de la derecha que siempre ha gobernado en el país y que pudo tener unos estudios superiores cuando nadie los tenía porque ésta era rica. La Marca España es la de un personaje gris de oficio registrador de la propiedad desde sus 23 años, de casta le viene al galgo pues su hermano también acabó siendo lo mismo, sin más aspiraciones intelectuales que aprenderse todas las alineaciones futbolísticas que aparecen en el Marca fumándose un puro mientras escucha los grandes éxitos de Los Brincos y Los Bravos. La Marca España es extremadamente cobarde y vive agazapada tras un millón de mentiras y espera a que la crisis de la deuda, la de su partido o las dudas que acarrean sus acciones se resuelvan solas como si estas cuestiones fueran a desaparecer cerrando los ojos como los niños y deseando que no existieran. La Marca España es extremadamente miserable y no le cuesta nada alargar la mano para que el tesorero de turno le pase un sobre proveniente de Suiza con dinero negro para pagarse, a pesar que jamás en su vida ha sabido lo que es padecer necesidad pues dice ser rico, unos trajes, unas corbatas, un viaje o, quién sabe, algún vicio inconfesable aunque le espante morir sin confesión y sin redención de sus pecados. La Marca España, a día de hoy, se llama Mariano Rajoy Brey. No olvidemos, sin embargo, que El Mariano no es una especie ni rara ni está en vías de extinción sino que entre nosotros hay millones de idiotas que podrían ahora mismo ocupar su puesto, escurrir el bulto ante problemas graves o trincar de lo público y lo privado sin ningún tipo de escrúpulo porque esto no es cuestión de más o de menos honestidad sino que es una suerte de cultura.
En las mentiras de Rajoy y en las prácticas corruptas de la totalidad de la cúpula dirigente nacional del PP ha habido décadas de tolerancia ciudadana hacia estos males porque, en muchos casos, han sido secularmente considerados menores por una ciudadanía que toleraba estas cosas ya que nada importaba si individualmente nos iba bien. Y es que quién no ha hecho o visto hacer algún tipo de corruptela porque, tengámoslo presente, la caradura, el desprecio hacia todo lo colectivo y el latrocinio de lo público es algo enquistado en nuestra forma de percibir el mundo. Sin quitarles un ápice de culpa a todos estos seres despreciables que recibían dinero para sus caprichos personales, la Trama Gürtel le pagó a la ministra contratada para desmantelar la sanidad Ana Mato entre otras cosas hasta 4.680 euros en confeti para las fiestas de primera comunión de sus hijas sin pensar que para la iglesia robar es pecado, y no han dejado de ir a misa todos los domingos. Mientras son capaces de mirarnos por encima el hombro a todos los que nos manifestamos diferentes el hecho que la chusma responsable de toda la suciedad que está saliendo estos días en los papeles de Bárcenas y demás investigaciones policiales, y lo que queda porque estos es sólo la punta de un iceberg, la totalidad de la sociedad tenemos una gran ración de culpa por haberles permitido durante décadas llegar a donde están ahora. El apoyo mayoritario en las urnas al PP el 11 de noviembre de 2011 después de larga tradición de mentiras de destrucción masiva de esta formación, las de la Guerra de Irak y las de los atentados del 11 de Marzo de 2004 en Madrid, y de saberse por la práctica que esta formación tenían un programa oculto de desmantelación del estado de bienestar vienen a demostrar que nuestra sociedad es completamente inmadura, irresponsable y está desarticulada para guiarse a ella misma en todas las cosas menos en una llamada fútbol. Hemos estado dirigidos por sistemas de gobiernos paternalistas, todavía hay gente que mira con admiración a un líder carismático con todo el toque peyorativo que esta expresión tiene como Felipe González, herederos del franquismo que se ha perpetuado hasta nuestros días en la figura del Borbón y su duque empalmado, también, estamos descubriendo estos días que han parasitado mejor que nadie en este sistema hecho al benefició personal de todo aquel que es ladrón y que se tiene por corrupto.
Acosados por una deuda externa que a finales de este año 2013 se hará insoportable superando al PIB y rebasando la barrera imposible del billón de euros, con todas las instituciones en la picota empezando por la misma Corona, sin posibilidad de alternancia porque es el sistema de castas de los partidos políticos el que nos ha llevado a esta situación, con un PSOE que silencia las críticas hacia el PP no sea que les descubramos ahora la basura que tienen en el seno de su partido y con unas perspectivas laborales, vitales y de futuro francamente nefastas ahora los ciudadanos nos tenemos que enfrentar a un ahora completamente nefasto y a que, acostumbrados a que hagan las cosas por nosotros, no podamos encontrar una persona sustituta porque, en principio, en la misma cúpula del PP todos han vivido trincando muchos años. Produce vértigo y auténtico miedo que se instituya una causa general contra la corrupción en todo el país porque el día que eso ocurra no habrá mente racional capaz de absorber todo ello como ocurrió en 1992 en Italia con el proceso Manos Limpias.
No creo en las elecciones anticipadas porque el supuesto vuelco que se podría producir sería que seguirían los mismos de una u otra manera y, como sabemos, ningún dirigente del PP en los últimos años tiene las manos limpias de haber cobrado dinero en sobres dinero negro procedente de tramas corruptas o pagos revolucionarios de empresas como Mercadona, Sacyr, OHL o FCC. De la oposición, que lleva más de un año ausente, mejor ni hablar no sólo porque hace un año estaban en el gobierno sino porque también tienen sus cosas que ocultar como prueban la repugnancia de los ERE fraudulentos en Andalucía, otra punta de iceberg que algún día estallará. Mucho menos creo en los partidos políticos supuestamente alternativos, como IU, pues si entraran en el poder sin las bases podridas del sistema acabarían igual que los otros o vendiendo a los trabajadores, por ejemplo, como han hecho los sindicatos verticales. A mí que me llamen para cambiar el mundo, que todavía tengo fuerza para ello, o para hacer la revolución que signifique acabar con el sistema y hacerlo de nuevo con el trabajo del día a día en la sociedad pero que no me hablen ahora de gobiernos de concentración, salva patrias y demás iluminados porque desde hace tiempo no me creo nada. Por una vez me excuso de todo esto porque si tenemos que seguir como estamos cambiando simplemente algunos nombres yo, para llevar la contraria, simplemente iré a lo mío tal no porque reconozca el individualismo que se ha fomentado en estas décadas en esta sociedad sino, sinceramente, porque creo que no tenemos remedio.
Canarias 24 Horas, 4 de febrero de 2013.