La
Marca España encaja perfectamente con
la imagen de un tipo orgulloso de su mediocridad provinciana, perteneciente a
una familia de la derecha que siempre ha gobernado en el país y que pudo tener
unos estudios superiores cuando nadie los tenía porque ésta era rica. La Marca España es la de un personaje gris
de oficio registrador de la propiedad desde sus 23 años, de casta le viene al
galgo pues su hermano también acabó siendo lo mismo, sin más aspiraciones
intelectuales que aprenderse todas las alineaciones futbolísticas que aparecen
en el Marca fumándose un puro
mientras escucha los grandes éxitos de Los
Brincos y Los Bravos. La Marca España es extremadamente cobarde y
vive agazapada tras un millón de mentiras y espera a que la crisis de la deuda,
la de su partido o las dudas que acarrean sus acciones se resuelvan solas como
si estas cuestiones fueran a desaparecer cerrando los ojos como los niños y
deseando que no existieran. La Marca
España es extremadamente miserable y no le cuesta nada alargar la mano para
que el tesorero de turno le pase un sobre proveniente de Suiza con dinero negro
para pagarse, a pesar que jamás en su vida ha sabido lo que es padecer
necesidad pues dice ser rico, unos
trajes, unas corbatas, un viaje o, quién sabe, algún vicio inconfesable aunque
le espante morir sin confesión y sin redención de sus pecados. La Marca España, a día de hoy, se llama
Mariano Rajoy Brey. No olvidemos, sin embargo, que El Mariano no es una especie ni rara ni está en vías de extinción
sino que entre nosotros hay millones de idiotas que podrían ahora mismo ocupar
su puesto, escurrir el bulto ante problemas graves o trincar de lo público y lo
privado sin ningún tipo de escrúpulo porque esto no es cuestión de más o de
menos honestidad sino que es una suerte de cultura.
En
las mentiras de Rajoy y en las prácticas corruptas de la totalidad de la cúpula
dirigente nacional del PP ha habido décadas de tolerancia ciudadana hacia estos
males porque, en muchos casos, han sido secularmente considerados menores por
una ciudadanía que toleraba estas cosas ya que nada importaba si
individualmente nos iba bien. Y es que quién no ha hecho o visto hacer algún
tipo de corruptela porque, tengámoslo presente, la caradura, el desprecio hacia
todo lo colectivo y el latrocinio de lo público es algo enquistado en nuestra
forma de percibir el mundo. Sin quitarles un ápice de culpa a todos estos seres
despreciables que recibían dinero para sus caprichos personales, la Trama Gürtel le pagó a la ministra contratada
para desmantelar la sanidad Ana Mato entre otras cosas hasta 4.680 euros en
confeti para las fiestas de primera comunión de sus hijas sin pensar que para
la iglesia robar es pecado, y no han
dejado de ir a misa todos los domingos. Mientras son capaces de mirarnos por
encima el hombro a todos los que nos manifestamos diferentes el hecho que la chusma
responsable de toda la suciedad que está saliendo estos días en los papeles de
Bárcenas y demás investigaciones policiales, y lo que queda porque estos es
sólo la punta de un iceberg, la totalidad de la sociedad tenemos una gran
ración de culpa por haberles permitido durante décadas llegar a donde están
ahora. El apoyo mayoritario en las urnas al PP el 11 de noviembre de 2011
después de larga tradición de mentiras de destrucción masiva de esta formación,
las de la Guerra de Irak y las de los atentados del 11 de Marzo de 2004 en
Madrid, y de saberse por la práctica que esta formación tenían un programa
oculto de desmantelación del estado de bienestar vienen a demostrar que nuestra
sociedad es completamente inmadura, irresponsable y está desarticulada para
guiarse a ella misma en todas las cosas menos en una llamada fútbol. Hemos estado dirigidos por
sistemas de gobiernos paternalistas, todavía hay gente que mira con admiración
a un líder carismático con todo el toque peyorativo que esta expresión tiene
como Felipe González, herederos del franquismo que se ha perpetuado hasta
nuestros días en la figura del Borbón y su duque
empalmado, también, estamos descubriendo estos días que han parasitado
mejor que nadie en este sistema hecho al benefició personal de todo aquel que
es ladrón y que se tiene por corrupto.
Acosados
por una deuda externa que a finales de este año 2013 se hará insoportable
superando al PIB y rebasando la barrera imposible del billón de euros, con
todas las instituciones en la picota empezando por la misma Corona, sin
posibilidad de alternancia porque es el sistema de castas de los partidos
políticos el que nos ha llevado a esta situación, con un PSOE que silencia las
críticas hacia el PP no sea que les descubramos ahora la basura que tienen en
el seno de su partido y con unas perspectivas laborales, vitales y de futuro
francamente nefastas ahora los ciudadanos nos tenemos que enfrentar a un ahora
completamente nefasto y a que, acostumbrados a que hagan las cosas por
nosotros, no podamos encontrar una persona sustituta porque, en principio, en
la misma cúpula del PP todos han vivido trincando muchos años. Produce vértigo
y auténtico miedo que se instituya una causa general contra la corrupción en
todo el país porque el día que eso ocurra no habrá mente racional capaz de
absorber todo ello como ocurrió en 1992 en Italia con el proceso Manos Limpias.
No
creo en las elecciones anticipadas porque el supuesto vuelco que se podría producir sería que seguirían los mismos de una
u otra manera y, como sabemos, ningún dirigente del PP en los últimos años
tiene las manos limpias de haber cobrado dinero en sobres dinero negro
procedente de tramas corruptas o pagos
revolucionarios de empresas como Mercadona, Sacyr, OHL o FCC. De la
oposición, que lleva más de un año ausente, mejor ni hablar no sólo porque hace
un año estaban en el gobierno sino porque también tienen sus cosas que ocultar
como prueban la repugnancia de los ERE fraudulentos en Andalucía, otra punta de
iceberg que algún día estallará. Mucho menos creo en los partidos políticos
supuestamente alternativos, como IU, pues si entraran en el poder sin las bases
podridas del sistema acabarían igual que los otros o vendiendo a los
trabajadores, por ejemplo, como han hecho los sindicatos verticales. A mí que
me llamen para cambiar el mundo, que
todavía tengo fuerza para ello, o para hacer la revolución que signifique
acabar con el sistema y hacerlo de nuevo con el trabajo del día a día en la
sociedad pero que no me hablen ahora de gobiernos de concentración, salva
patrias y demás iluminados porque desde hace tiempo no me creo nada. Por una vez
me excuso de todo esto porque si tenemos que seguir como estamos cambiando simplemente
algunos nombres yo, para llevar la contraria, simplemente iré a lo mío tal no porque
reconozca el individualismo que se ha fomentado en estas décadas en esta sociedad
sino, sinceramente, porque creo que no tenemos remedio.
Canarias 24 Horas, 4 de febrero de 2013.