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Que
se sepa en nuestra fraudulenta democracia los sobres, ahora que el correo
electrónico, las redes sociales y la mensajería instantánea casi han acabado con
las cartas personales que iban por el correo postal, han servido principalmente
para introducir el voto en las urnas y el dinero negro de los sobresueldos a
determinados dirigentes políticos. En muchas ocasiones el dinero opaco generado
por la política ha sido de tal calibre que no existen sobres en el mercado lo
suficientemente grandes, en todo caso dejarían de ser sobres pues estos se
definen como cubiertas generalmente de
papel en el que se incluye la carta, por lo que han sido usados bolsas de
plástico, de basura, bolsos deportivos, maletines y hasta cubiertas ocultas en
determinadas prendas de ropa o, cuando no, la transferencia electrónica hacia
Suiza que han hecho de este país lo que es: un centro de blanqueo y choriceo
universal en pleno centro de Europa donde los corruptos como Bárcenas pueden viajar
a hacer esquí y más cosas.
Lo
que se ha visto estos últimos días, el escándalo del Caso Bárcenas, los 22 millones de euros en cuentas suizas, los
sobresueldos en negro de los altos cargos del PP o el chantaje que el
extesorero está sometiendo a un completo inepto e inútil como Mariano Rajoy, no
es más que una parte de un proceso que se puso en marcha hace ahora 38 años con
la proclamación, el 22 de noviembre de 1975, del rey Juan Carlos de Borbón como
legítimo heredero del dictador fascista Francisco Franco. Que aquella
Transición fue una chapuza, quizá se hizo lo mejor que se pudo hacer para
aquella época aunque esto ya es algo que cada día ser ve como muy dudoso, ya
nadie lo duda pero que, encima, en todos los años que vinieron después, una especie de normalización democrática que
significó la consagración de las élites que provocaron la Guerra Civil y que
gobernaron junto a Franco, no se hiciera nada digno de mención para superar los
errores del proceso cuando ya se habían enterrado los intentos golpistas de los
primeros ochenta es algo que no tiene perdón. En concreto para la
socialdemocracia representada por el PSOE que con Felipe González estuvo casi
14 años en el poder pero que lo que hizo fue renegar del socialismo y del
comunismo, acercarse al capitalismo ultraliberal hasta confundirse con él y
afianzar las bases del sistema especulativo que luego pondría en marcha el
Partido Popular de José María Aznar y que acabaría de reventar durante el gobierno
de José Luis Rodríguez Zapatero.
En
estos años de democracia ceremonial se ha afianzado como jamás había sucedido
en España el montaje de los partidos políticos como una casta que dice
representar a la ciudadanía pero que, como no ha podido ser de otra manera,
representa a una suerte de élites económicas a las que enmascaran y a una serie
de prebendas logradas para los suyos como pago por desarrollar las políticas
económicas de los que representan. No es que el PP sea un partido corrupto por
encima de los demás, que lo es en gran medida sobre todo con el agravante de dárselas
de ser el adalid de la moralidad cuando sus dirigentes llevan 20 años cobrando
en negro de las tramas corruptas de este país, sino que es el mismo sistema de
partidos el que está completamente podrido porque nació, entre otras cosas,
para ser el representante de las élites económicas que dirigen nuestra economía
y, por ende, el país entero. Desde aquí acuso a PSOE, PP, IU, CC, CiU, PNV y
demás fuerzas política que llevan, de una u otra manera, ejerciendo el poder en
los distintos ámbitos de haber no matado sino abortado una democracia real para
45 millones de ciudadanos y de habernos conducido, directa e
irresponsablemente, al lodazal moral, social, político y económico en el que
nos encontramos. No habrá verdadera Transición
ni verdadera democracia hasta que nos libremos por completo de esta manada de
zánganos que viven a nuestra costa, ocupemos el poder de manera lo más efectiva
posible, rompamos con el antiguo régimen
que Franco dejó atado y bien atado y seamos
capaces los ciudadanos de representarnos a nosotros mismos de una manera
directa.
Hemos
vivido en una sociedad sin las más mínimas garantías democráticas de control y
vigilancia, el ejemplo más reciente son las infames declaraciones de la
supuesta Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, defendiendo el derecho de Juan Francisco Güemes de
utilizar la puerta giratoria que
comunica lo público y lo privado para administrar los análisis clínicos de la
Comunidad de Madrid que, precisamente, él privatizó. Que esta señora tenga un
puesto de esta categoría no ya para defender al Pueblo que dice representar sino para legitimar el derecho de
expoliar lo público por parte del PP da una clara señal de la nausea completa
en la que nos hayamos inmersos agravado porque, encima, esta señora ni se
plantea dimitir a pesar de estar constantemente favoreciendo al partido del
gobierno. Hasta que no se sepa cómo en los casi 35 años de existencia de la
Constitución de 1978 se han financiado y cómo lo siguen haciendo los partidos
políticos mayoritarios, los vuelvo a repetir para no perdernos pues son
principalmente PSOE, PP, IU, CC, CiU y PNV, nunca habrá la más mínima
posibilidad de una verdadera democracia real que represente los intereses de la
ciudadanía. A día de hoy los grandes partidos han tenido sonoros escándalos de
financiación irregular y, si esto se mantiene tal y como lo hemos conocido
hasta ahora, lo van a seguir haciendo porque el sistema político es un montaje
perfecto para el fraude político y la corrupción que nos han asolado y que,
como ciudadanos faltos de valores democráticos, no hemos sino mirado para otro
lado durante los años de las vacas gordas, la orgía inmobiliaria y los fastos
producidos por la Ley de Suelo
aprobada por Rodrigo Rato. Además, y creo que esto es lo más importante, la
legitimidad del sistema político está completamente cuestionada y se podría
decir que muchos de los procesos electorales que se han producido en estas
décadas están completamente cuestionados con lo que se ha desvelado estos días
que es una punta de un iceberg y que a nadie le interesa el juego de y tú más ya que todos los partidos se
han beneficiado de este sistema. En estos años sólo se reconoce un objetivo
común que haya guiado a esta entelequia conocida como España: la de que la
Selección Española de Fútbol fuera algún día campeona de Europa y del mundo.
Entre
45 millones de habitantes hay mucho talento encerrado, también frustrado, y me
niego a creer que no se pueda encontrar siquiera un puñado de gente con
capacidades y valores no sólo que los últimos presidentes de gobierno que ha
habido, Felipe González, José María Aznar, José Luis Rodríguez Zapatero y
Mariano Rajoy, sino en general en toda la casta política que nos ha estado
gobernando durante casi cuatro décadas tras la muerte del dictador para hacer bien
las cosas de una maldita vez. La democracia no es sólo por un sobre que sirve
tanto para pagar sobresueldos a políticos que no lo merecen sino también para
hacer el único acto que esta democracia ceremonial nos deja hacer: depositar un
voto en una urna cada cuatro años. O los ciudadanos nos quitamos de encima esta
lacra social que significa la política y los metemos en la cárcel o a chusma de
la categoría de Bárcenas dudosamente irán a la cárcel o ya se encargarán los políticos
de turnos en sacarlo de ella y darle el indulto como está haciendo el PP con criminales
de la calaña de Carromero o los conductores suicidas. Todo ello, claro está, con
la complicidad de las empresas que controlan los medios de comunicación que han
callado miserablemente el lodazal de la corrupción que es España y que ahora algunos,
tímidamente, lo sacan a la luz pública simplemente para hacer negocio. Todo ello
con una calculada puesta en escena que no será de otra manera salvo repugnante.
Canarias 24 Horas, 21 de enero de 2013.