De
las decenas de contradicciones en las que ha entrado el gobierno del PP en los
apenas cinco meses que lleva Rajoy en La Moncloa ninguna me ha sorprendido lo
más mínimo pues todas eran esperadas, la ingenuidad patológica de los votantes de
este partido representante de la extrema derecha y de la mentira como arma
estratégica me da francamente lástima, salvo el hecho que de la noche a la
mañana los ciudadanos de esta cosa nostra
llamada España amaneciéramos siendo banqueros. Pero atención, ni los ciudadanos
nos vamos a levantar el sueldo que hasta el año pasado tenía Rodrigo Rato Siempre Breve que era de
2.300.000 euros ni tampoco vamos a obtener beneficios sociales por el hecho que
hayamos ido al socorro de Bankia pues con la desintegración de las obras
sociales de las cajas que forman esta entidad la pérdida de capital social es
notable. Entramos a formar parte de esta banca
pública como meros pagadores cuando se han acabado por nacionalizar las
pérdidas debido a la podredumbre insoportable del sistema bancario y,
repugnantemente, tenemos que taparnos la nariz porque si cae la banca en este
país entonces la crisis que hemos padecido estos cuatro años largos sería una
heridita que se cura con tiritas comparado a la que nos espera. Eso y el miedo
en el cuerpo que bien han sabido meternos harán su efecto en nuestras
conciencias.
Lo
que ha pasado esta semana viene a demostrar que la crisis en la que estamos
inmersos más que financiera y económica es una de carácter moral por la más absoluta
falta de ética que ha reinado durante las últimas décadas en las sociedades
avanzadas ocidentales. Pero, ¿quién tiene la culpa que una entidad como Bankia
haya quebrado de esa manera poniendo en peligro todo el sistema bancario
español y con ello la tranquilidad de millones de personas? Sin duda los dos
grandes partidos políticos como son PSOE y PP pero también las múltiples
franquicias nacionalistas que acaparan el poder en lugares como Canarias,
Cataluña y Euskadi. El lastre inmobiliario que arrastran los bancos españoles,
y que en cajas como Caja Madrid y Bancaja de Valencia pertenecientes a Bankia, grupo
impulsado por el PP, llegaron a rozar niveles propios del crimen organizado y viene
de aquella burbuja inmobiliaria creada a finales del siglo pasado y los
primeros años de este donde las mismas instituciones públicas, desde
ayuntamientos hasta el gobierno de España, promocionaban el ladrillo como
estilo de vida en el que muchos se hicieron ultramillonarios a costa de engañar
a la gente y venderles viviendas a precios de multimillonarios que ahora a
muchos les son imposibles pagar.
En
2008 un infame como José Luis Rodríguez Zapatero debió haber metido mano al
sistema financiero español, como se hizo en Estados Unidos, Francia o
Inglaterra, y haber segregado todos esos activos
subprime a lo que ahora se llama un banco
malo y dejar las finanzas del sistema bancario más o menos saneadas. Esto
no ocurrió porque aquí, y sólo aquí, los políticos estaban más ocupados en
alabar la falsa estabilidad del sistema bancario español mientras ponían a un
auténtico sinvergüenza como director del Banco de España, Miguel Ángel
Fernández Ordoñez, más ocupado por apurar a los gobiernos a hacer una brutal
reforma laboral que para vigilar a las entidades financieras mientras Bankia
estaba metiendo el pelotazo para sus accionistas con una salida a bolsa
bastante irregular. Pero seamos sensatos, el PSOE nunca se hubiera atrevido a
hacer una reforma bancaria al estilo de la que se estaba haciendo en otros
países más sensatos porque hubieran tenido de frente al Partido Popular y todo
su aparato de miserables mediáticos. Recordemos que este partido estaba
totalmente ocupado en situar a su gente
en los consejos de dirección de cajas como la Caja Madrid y Bancaja y a un
exministro y expresidente del FMI a dirigir la fusión de las cajas del PP que
se convirtió en Bankia. Con unas antiguas cajas de ahorros politizadas en sus
cúpulas por políticos mediocres que no tenían la más mínima idea de finanzas,
con un gobernador del Banco de España que hacía la vista gorda a pelotazos
financieros y con un gobierno del PP aplicando recetas keynesianas que dejaron
sangradas la arcas públicas mientras no se cogía el toro de la crisis por los
cuernos la tormenta perfecta en la que estamos viviendo ahora estaba sembrada.
No
voy a ser hipócrita, toda esta película me es muy fácil describirla a
posteriori porque en el momento en el que estaba pasando pocos de la opinión
pública teníamos datos para este análisis, máxime cuando la transparencia
política brilla por su ausencia en este país por todas partes, y las mentiras
de destrucción masiva eran usadas por los dos grandes partidos políticos de
este país esperando a que amainara la crisis en el exterior y esto nos
repercutiera aquí dentro para seguir instalados en el mismo esquema de
despilfarro que teníamos antes. Lo que si empecé a notar, no sé en qué momento
de esta crisis, es que ya no me creía nada de lo que los políticos nos dicen y
el problema que he tenido, como el de muchos supongo, es el de no ingresar en
el pesimismo. Y es que cuando se llenaban los rincones de España de líneas de
AVE, carreteras a todos los lugares y en Canarias se construían auditorios de
80 millones de euros y líneas de tranvía por 300 si me hubieran dicho que las
finanzas de la antigua Europa se iban a depauperar a niveles como los que
llegaron a Argentina en los años noventa nunca me lo hubiera creído.
En
este país ahora todos somos banqueros que habremos de sanear las cuentas de
entidades privadas que ya nunca repartirán beneficios sociales, las cajas
acabarán liquidando sus obras sociales perdiendo completamente su estatus de
banca difusamente pública que tenían, y los responsables de todo este
desaguisado, que son en su práctica totalidad gentes de la política, no va a pagar
por lo que han hecho, nunca se sentarán en un banquillo y no irán a la cárcel
pues parece que Islandia sólo hay una. En lugar de ello Rajoy fortalece más a
los bancos con el famoso decreto para el pago que proveedores que no es más que
una forma de ayuda a los bancos con nuevo dinero público. Sólo un dato, en la
ciudad de Santa Cruz de Tenerife el 60
por ciento de los 55 millones que irán a pago de proveedores son para
pagar a empresas nada transparentes como Urbaser y Eulen o para el pago de
pelotazos como el del Caso Lerena (181.702 euros) o Innova (162.262) que pese a
estar en los tribunales los ciudadanos nunca vamos a tener la garantía de que
se nos devuelva esa dinero en caso de que las sentencias sean condenatorias.
Mientras la policía de Rajoy reprime las celebraciones del 15M con toda su
brutalidad fascista y mi
colega Alberto Rodríguez es detenido brutalmente en Santa Cruz
de Tenerife como si fuera un delincuente los hijos de puta ladrones que nos han
llevado a esta situación siguen sueltos y con su lustre de falsa moralidad bien
pulcro que los hacen parecer normales.
Todo
esto no es una crisis del sistema sino un cambio completo de paradigma donde
las cosas jamás serán como han sido hasta ahora. Quizá sea muy pretensioso y
una carga de responsabilidad muy grande para la ciudadanía pero de lo que vaya
a surgir tras esta crisis tenemos mucho qué decir los ciudadanos o puede que
entonces estaremos a la altura de las circunstancias. Incluso éstas nos
acabarán por hacer más pequeños todavía. Quien quera aferrarse a los antiguos
modos de un sistema que se desmorona y que jamás volverá que sepa que esta ya
no es la vía sino que hay que buscar otra en la que pasemos de ser seres
pasivos a ciudadanos activos.
Canarias 24 Horas, 14 de mayo de 2012.