La
expansión que ha sufrido en los últimos años el casco histórico de San
Cristóbal de La Laguna, coincidiendo además con la mayor crisis económica que
nos hemos enfrentado en mucho tiempo, resulta objetivamente espectacular. Decir
lo contrario es mentir pero también es cierto que, pese al éxito, cabe una
crítica profunda al modelo que se ha acabado por imponer y que no es el más
idóneo de los posibles en cuanto a la conservación de sus valores históricos
que, contrariamente a lo que parece a primera vista, han acabado deteriorando
este conjunto histórico de manera muy importante. Como sucede en Sevilla La
Laguna se expone a perder el título de Ciudad Patrimonio de la Humanidad de la
Unesco por la construcción de un edificio mamotreto de muy mal gusto y nada
conveniente en pleno centro de la ciudad, en la Plaza del Adelantado, que
degrada este singular entorno y que viene a sustituir al de los juzgados
construido con mejor cuidado en los años 70 del siglo XX.
Una actitud completamente miserable la de este sitio llamado Punto Digital en La Laguna: hubieran abierto como todo el mundo el día de la huelga pero sobraba el cartel Mañana cerrado por huelga general. Enlace a Google Street View (cuando tomaron fotos de la calle en ese local estaba Viajes Marsans del exlider de la patronal y sinvergüenza Díez Ferran) |
Mientras
los técnicos de ayuntamiento de La Laguna se quedaron con tres palmos de
narices, la dama ociosa que fue
alcaldesa de La Laguna y ahora diputada
de ocurrencias extravagantes por CC, Ana Oramas Moro, dejó la gestión y el
desarrollo del casco histórico a una empresa multinacional privada llamada Arquitectura, Urbanismo y Cooperación
que es la que reparte todo el pescado sobre las decisiones a tomar en este centro histórico con más de 500 años
de historia. Una empresa que tiene como una
de sus accionistas a María Luisa Cerrillos que a su vez es
Directora del Plan especial de protección del Casco histórico de La Laguna sin
que nadie haya denunciado las contradicciones y posibles incompatibilidades con
este cargo y la empresa que saca pingues beneficios de los impuestos de los
laguneros aunque, recordémoslo, la mayoría no viva en el centro histórico y que
no se benefician para nada de sus políticas muchas veces elitistas. En La
Laguna el juez César Romero Panparacuatro puso en prisión al abogado y
empresario del ocio lagunero Evaristo González a principios de febrero de este año
y parece que la diarrea se ha desarrollado con fuerza en el consistorio
lagunero a la espera que las actuaciones judiciales se hagan públicas y pierdan
el secreto de sumario que ahora tienen. Algo que habrá de demostrar, sin duda
alguna, es la arbitrariedad y el caciquismo con el que se actúa a nivel
municipal en esta ciudad y que es muy probable que saque a la luz muchas
sorpresas y se sepa, de una vez por todas, la corrupción que campa en el tercer
municipio mayor de Canarias en relación a habitantes.
Los
comerciantes del casco histórico siempre han sido unos mimados pero lo son
mucho más desde que esta empresa ha tomado la gestión de esta zona urbana y ha
gastado ingentes cantidades de dinero público de todos los ciudadanos para
engrandecer el casco con la única finalidad de su rentabilidad económica. Así
tenemos las campañas de La noche en
blanco y muchas otras actividades que se celebran en fechas comercialmente
claves, San Valentín, día de la madre o del padre, que sirven para dinamizar un
sector que se enriquece con estos actos y que si tuviera que pagar de su
bolsillo estas campañas, cosa que jamás estarían no sólo dispuestos a hacer
sino que no reconocerán nunca los grandes beneficios que esta promoción
públicas les dan, se habrían arruinado hace mucho tiempo pero para el derroche
parece estar el dinero público y no para políticas sociales. Ahora estamos
viviendo la irrupción de multinacionales y grandes franquicias en el casco
lagunero que está poniendo en riesgo el más que cuestionable comercio tradicional
de la ciudad, al tiempo que se va vaciando de residentes debido a la
especulación inmobiliaria, y que no sólo va a afectar a estos comerciantes, en
buena hora, sino que se beneficia de la privatización encubierta de un espacio
que durante siglos ha sido público.
La
burguesía comercial de La Laguna es una casta secularmente rancia que se ha
enriquecido durante muchos años por comprar barato y vender muy caro a los
laguneros. Como bien me dice un amigo es muy difícil hacerse rico con un
negocio pequeño que cuenta con uno pocos metros de mostrador lineal y no más de
60 metros cuadrados de espacio que debería de dar para sobrevivir moderadamente
bien pero, en el caso de La Laguna, mucha gente se ha hecho rica gracias a sus
negocios. En muchos de estos comercios existe todavía el vicio de cuando no había
grandes superficies y maltrataban a los clientes. Alguna vez uno de estos
empresarios llegó a decirme que el precio de algo que estaba en el escaparate,
y por lo que preguntaba, era muy caro para mí sin saber quién era yo o cuáles
eran mis intenciones. Lo triste es que cuando se han visto acosados en su nivel
de vida con la llegada de las grandes superficies, que han abaratado mucho los
precios a pesar de haber introducido muchos otros problemas en nuestro
arhcipieálgo, han venido a quejarse porque, según ellos, sus empresas crean
tejido industrial y laboral. El caso es que el día 29 de marzo hubo una huelga
general y la práctica totalidad de las tiendas del centro de La Laguna, salvo
honrosas excepciones, abrieron sus puertas como si los motivos de la huelga no
fueran con ellos y como si el bienestar económico que muchos vamos a perder en
los años que nos vienen no les influyeran y no fuera a perder clientes por
ello. Esta actitud del comercio del centro fue completamente miserable e
insolidaria y sólo es de esperar que la totalidad de los comercios que abrieron
aquel día hayan perdido dinero por esta apertura ya que como sus propietarios
no tienen dignidad alguna lo único que les puede doler es perder dinero.
La
laguna siempre ha sido un lugar muy pueblerino conformada por una burguesía de
rancio abolengo que siempre ha tratado de vivir de espaldas al aire fresco que
entra con la gente que llega de fuera para estudiar en la Universidad. Dar un
paseo un sábado por la mañana por el casco muestra este provincianismo a la par
de la fachada que se ha ido construyendo a marchas forzadas para especular,
cada vez más, con un patrimonio que está en franco retroceso y que está
amenazado por perder su identidad. Y es que si la gente no lo remedia pronto
será lo mismo pasear por un centro comercial o por El Corte Inglés que por el
casco histórico de La Laguna planeado en 1492 como una aldea abierta en torno a
una laguna permanente de agua. Una charca que ya no existe pero que se puede
encontrar en forma de lodazal en un ayuntamiento como el lagunero asolado por
la corrupción. Y es que como dice el dicho popular, parece imposible que el
cadáver que idolatran y explotan económicamente las monjitas de la Plaza del
Adelantado que se conoce como el de La
Siervita se haya conservado varios siglos incorrupto estando tan cerca del
ayuntamiento.
Canarias 24 Horas, 2 de abril de 2012.