05 abril 2012

La Laguna: de la especulación a la miseria moral


La expansión que ha sufrido en los últimos años el casco histórico de San Cristóbal de La Laguna, coincidiendo además con la mayor crisis económica que nos hemos enfrentado en mucho tiempo, resulta objetivamente espectacular. Decir lo contrario es mentir pero también es cierto que, pese al éxito, cabe una crítica profunda al modelo que se ha acabado por imponer y que no es el más idóneo de los posibles en cuanto a la conservación de sus valores históricos que, contrariamente a lo que parece a primera vista, han acabado deteriorando este conjunto histórico de manera muy importante. Como sucede en Sevilla La Laguna se expone a perder el título de Ciudad Patrimonio de la Humanidad de la Unesco por la construcción de un edificio mamotreto de muy mal gusto y nada conveniente en pleno centro de la ciudad, en la Plaza del Adelantado, que degrada este singular entorno y que viene a sustituir al de los juzgados construido con mejor cuidado en los años 70 del siglo XX.
Una actitud completamente miserable la de este sitio llamado Punto Digital en La Laguna: hubieran abierto como todo el mundo el día de la huelga pero sobraba el cartel Mañana cerrado por huelga general. Enlace a Google Street View (cuando tomaron fotos de la calle en ese local estaba Viajes Marsans del exlider de la patronal y sinvergüenza Díez Ferran)
 
Mientras los técnicos de ayuntamiento de La Laguna se quedaron con tres palmos de narices, la dama ociosa que fue alcaldesa de La Laguna y ahora diputada de ocurrencias extravagantes por CC, Ana Oramas Moro, dejó la gestión y el desarrollo del casco histórico a una empresa multinacional privada llamada Arquitectura, Urbanismo y Cooperación que es la que reparte todo el pescado sobre las decisiones a tomar  en este centro histórico con más de 500 años de historia. Una empresa que tiene como una de sus accionistas a María Luisa Cerrillos que a su vez es Directora del Plan especial de protección del Casco histórico de La Laguna sin que nadie haya denunciado las contradicciones y posibles incompatibilidades con este cargo y la empresa que saca pingues beneficios de los impuestos de los laguneros aunque, recordémoslo, la mayoría no viva en el centro histórico y que no se benefician para nada de sus políticas muchas veces elitistas. En La Laguna el juez César Romero Panparacuatro puso en prisión al abogado y empresario del ocio lagunero Evaristo González a principios de febrero de este año y parece que la diarrea se ha desarrollado con fuerza en el consistorio lagunero a la espera que las actuaciones judiciales se hagan públicas y pierdan el secreto de sumario que ahora tienen. Algo que habrá de demostrar, sin duda alguna, es la arbitrariedad y el caciquismo con el que se actúa a nivel municipal en esta ciudad y que es muy probable que saque a la luz muchas sorpresas y se sepa, de una vez por todas, la corrupción que campa en el tercer municipio mayor de Canarias en relación a habitantes.
Los comerciantes del casco histórico siempre han sido unos mimados pero lo son mucho más desde que esta empresa ha tomado la gestión de esta zona urbana y ha gastado ingentes cantidades de dinero público de todos los ciudadanos para engrandecer el casco con la única finalidad de su rentabilidad económica. Así tenemos las campañas de La noche en blanco y muchas otras actividades que se celebran en fechas comercialmente claves, San Valentín, día de la madre o del padre, que sirven para dinamizar un sector que se enriquece con estos actos y que si tuviera que pagar de su bolsillo estas campañas, cosa que jamás estarían no sólo dispuestos a hacer sino que no reconocerán nunca los grandes beneficios que esta promoción públicas les dan, se habrían arruinado hace mucho tiempo pero para el derroche parece estar el dinero público y no para políticas sociales. Ahora estamos viviendo la irrupción de multinacionales y grandes franquicias en el casco lagunero que está poniendo en riesgo el más que cuestionable comercio tradicional de la ciudad, al tiempo que se va vaciando de residentes debido a la especulación inmobiliaria, y que no sólo va a afectar a estos comerciantes, en buena hora, sino que se beneficia de la privatización encubierta de un espacio que durante siglos ha sido público.
La burguesía comercial de La Laguna es una casta secularmente rancia que se ha enriquecido durante muchos años por comprar barato y vender muy caro a los laguneros. Como bien me dice un amigo es muy difícil hacerse rico con un negocio pequeño que cuenta con uno pocos metros de mostrador lineal y no más de 60 metros cuadrados de espacio que debería de dar para sobrevivir moderadamente bien pero, en el caso de La Laguna, mucha gente se ha hecho rica gracias a sus negocios. En muchos de estos comercios existe todavía el vicio de cuando no había grandes superficies y maltrataban a los clientes. Alguna vez uno de estos empresarios llegó a decirme que el precio de algo que estaba en el escaparate, y por lo que preguntaba, era muy caro para mí sin saber quién era yo o cuáles eran mis intenciones. Lo triste es que cuando se han visto acosados en su nivel de vida con la llegada de las grandes superficies, que han abaratado mucho los precios a pesar de haber introducido muchos otros problemas en nuestro arhcipieálgo, han venido a quejarse porque, según ellos, sus empresas crean tejido industrial y laboral. El caso es que el día 29 de marzo hubo una huelga general y la práctica totalidad de las tiendas del centro de La Laguna, salvo honrosas excepciones, abrieron sus puertas como si los motivos de la huelga no fueran con ellos y como si el bienestar económico que muchos vamos a perder en los años que nos vienen no les influyeran y no fuera a perder clientes por ello. Esta actitud del comercio del centro fue completamente miserable e insolidaria y sólo es de esperar que la totalidad de los comercios que abrieron aquel día hayan perdido dinero por esta apertura ya que como sus propietarios no tienen dignidad alguna lo único que les puede doler es perder dinero.
La laguna siempre ha sido un lugar muy pueblerino conformada por una burguesía de rancio abolengo que siempre ha tratado de vivir de espaldas al aire fresco que entra con la gente que llega de fuera para estudiar en la Universidad. Dar un paseo un sábado por la mañana por el casco muestra este provincianismo a la par de la fachada que se ha ido construyendo a marchas forzadas para especular, cada vez más, con un patrimonio que está en franco retroceso y que está amenazado por perder su identidad. Y es que si la gente no lo remedia pronto será lo mismo pasear por un centro comercial o por El Corte Inglés que por el casco histórico de La Laguna planeado en 1492 como una aldea abierta en torno a una laguna permanente de agua. Una charca que ya no existe pero que se puede encontrar en forma de lodazal en un ayuntamiento como el lagunero asolado por la corrupción. Y es que como dice el dicho popular, parece imposible que el cadáver que idolatran y explotan económicamente las monjitas de la Plaza del Adelantado que se conoce como el de La Siervita se haya conservado varios siglos incorrupto estando tan cerca del ayuntamiento.
Canarias 24 Horas, 2 de abril de 2012.