Despacho de Evaristo González durante su registro. |
Lo
que está pasando estos días deja las palabras completamente superadas para
expresar lo que puede ser un sentimiento generalizado para una parte importante
de la ciudadanía. Viendo como el adjetivo indignados
se ha deshinchado por el sobre uso de los medios de comunicación, el buenismo
del 15 M y la manipulación de este término por partidos políticos como IU y el anti
sindicalismo de los vende obreros de
CC OO y UGT definir como indignante
lo que está pasando en muchos frentes es algo que se queda bien corto. También
nos superan los hechos y el chorro diario e interminable de noticias malas pues
todavía no hemos acabado de digerir la última mentira del PP aparecen las
rotundas cifras del paro, que el congreso del PSOE iguala la ideología con PP, que
el gobierno pone el despido libre en manos de los empresarios o que una
sentencia judicial termina por dejar la Sala Segunda del Tribunal Supremo a la
altura del lodo. Y es que España es un país que da mucha vergüenza pues con la
condena de Garzón hemos sido el hazmerreir del mundo.
A
mi particularmente me molesta mucho salir a la palestra para defender a un
personaje como Baltasar Garzón porque su biografía cuenta con muchos puntos
oscuros, que se lo digan a los detenidos de ETA bajo su custodia que sufrieron
tortura, aunque hay que reconocer muchas actuaciones respetables como la causa
abierta al fascista de Augusto Pinochet o que se llegara a tener la ilusión que
las víctimas del franquismo iban a tener algún tipo de reparación con la causa
que éste llegó a dirigir en la Audiencia Nacional. Sin embargo, callar con la
inhabilitación de este juez durante 11 años por prevaricación, cosa que
significa el final de su carreja judicial, me parece una actitud miserable que
favorece a sus enemigos situados no sólo en la ultraderecha que dirige el PP
sino también en los adversarios que se ganó en el PSOE y digo esto pensando en
personajes tristes con el exfiscal general del estado Eligio Elegido Hernández que no dudó en
criticarlo en su día más por resentimiento que por razones de justicia. Lo
triste es que cuando el 9 de febrero condenaron a Garzón nos han condenado
también a millones de ciudadanos no sólo por lo despreciable que resulta esta
sentencia, que un juez tenga que pagar 2.500 euros de multa a ladrones y
sinvergüenzas contrastados como Pedro Crespo y Francisco Correa es poner el
mundo del revés, sino porque se crea un precedente de impunidad para los
corruptos en este país, que son muchísimos, pues a ver qué juez es capaz ahora
de abrir causas por corrupción, sobre todo a la ultraderecha del PP.
Si
hay un tipo que puede causar mucha desazón en el Partido Popular ese es Alberto
Ruíz Gallardón porque no es más que un lobo disfrazado de oveja que resultan
ser los peores. A José Manuel Soria, Soraya Sáez o el suscriptor del Marca
Mariano Rajoy no hay que rascar mucha costra para saber el personaje
oportunista, mentiroso y caradura que hay debajo cosa que si hay que aplicar, y
mucho, con Ruíz Gallardón. Alguien que dejó el ayuntamiento de Madrid con una
deuda superior a la que algunos países avanzados tienen amenaza con dejar la
justicia tan inservible como la reforma laboral del PP ha dejado las leyes
laborales y el Estatuto de los Trabajadores esta misma semana. De momento ha
soltado una batería de ocurrencias como la reforma judicial, la promoción del
aborto clandestino, su buen talante a las bodas entre personas del mismo sexo
mientras su partido no retira un recurso que insulta a 25 mil familias en el
Constitucional y darle a los notarios la perita en dulce de celebrar
matrimonios y divorcios ahora que el sector inmobiliario va a estar hundido
durante muchos años.
Contra
Baltasar Garzón, a parte que pudiera o no prevaricar y que seguro que no es el
primer juez que lo haya hecho, hay una enemistad personal, un deseo de venganza
y el hecho de haberse atrevido a retar al PP que con el Caso Gürtel se ha
puesto en duda seriamente hasta la legalidad de la financiación de este partido.
Al fascio que desde Franco campa en el Tribunal Supremo no le bastó un solo
juicio sino que le montó tres al juez por si acaso fallara alguno de ellos o se
descolgara durante el proceso. Visto para sentencia el de los crímenes del
franquismo que tan bien ilustran al PP, seguramente en este juicio no habrá
condena pues aparte del hazme reír internacional que hemos sido con ello no
creo que se esté preparado para las repercusiones escandalosas del caso pues
defender el fascismo es un delito penal internacional, salió la condena sobre
las escuchas de los abogados de la Trama Gürtel que, no olvidemos, estaban
recibiendo instrucciones de Crespo y Correa para blanquear dinero el dinero que
habían robado.
Estos
días se ha dicho de todo sobre esta sentencia por tertulianos profesionales y
por gente más o menos seria pero me quedaría con algo que oí en la radio
pública: creo en el Derecho, entendido con disciplina positiva, pero no en la Justicia
entendida como terreno de la ideología. Las sentencias como la del asesinato de
Marta del Castillo, la absolución de Camps y Costa por un tribunal popular
después de toda la mierda que se escuchó en el juicio y que ponen de manifiesto
lo errado del veredicto, las causas contra Garzón o el hecho que estén
investigando al juez José Castro por las filtraciones del Caso Urdangarín no
sólo causan indignación sino que ponen la justicia en este país, justicia que
llegó a muy altas cuotas de calidad con el juicio del 11M donde fuimos capaces
de juzgar a unos terroristas internacionales y no de aniquilarlos como hacen
los Estados Unidos, al nivel de la escoria. En este sentido, yo ya no me creo
nada, lo más probable es que el caso Urdangarín acabe en un extraño pues es un
juicio que debe estar incomodando a muchos pues en él vemos la escoria que hay
detrás del sistema de gobierno que fue creado tras la transición. De momento
parece que debería hacerlo pero la hija del rey, Elena de Borbón, no ha ido a
declarar lo cual indica que todos no somos iguales ante la justicia.
Decía
más arriba que con lo que le está cayendo encima a Garzón, y con lo que le
habrá de caer de más, a ver quién es el juez que se atreve a entrar en casos de
corrupción. De momento lo mejor que le ha podido pasar en mucho tiempo a la
ciudad de La Laguna es que destinaran en el juzgado de lo penal número 2 a
César Romero Pamparacuatro después de que levantara la basura que hay en
Lanzarote, con la familia de Dimás Martín y el Caso Unión, aunque no le dejaran
terminar. Evaristo González Reyes es dueño de muchos bares de La Laguna y de
otras tantas voluntades municipales que le han dejado forjar una increíble
fortuna durante décadas de una manera más que sospechosa pero que, como no
puede ser de otra manera, nadie ha hecho nada a pesar de ser un personaje que
está en boca de muchos por sus negocios irregulares. Los jueces son seres
humanos que comen, beben y salen de restaurantes y bares en una ciudad que da
la casualidad que la mayoría están controlados por Evaristo. El caso es que lo
he ha hecho Pamparacuatro ha sido meter mano a causas que este empresario tenía
abiertas y esta misma semana hizo una serie de registros por los que Evaristo
González está en Tenerife 2 detenido y sin posibilidad de fianza. El Caso Unión
levantó mucha basura en Lanzarote y este caso, bautizado como Operación
Corredor, amenaza con levantar mucha más no sólo en La Laguna sino
probablemente en Tenerife. Pamparacuatro ya ha sido criticado como juez
estrella por la plebe que firma en El Día con pseudónimo lo cual significa que
algo estará haciendo bien. Desde aquí le deseo lo mejor a este juez pues por
muy criticables que puedan ser sus actuaciones la ciudadanía necesitamos a más
personas como Romero Pamparacuatro no sólo porque transmiten confianza en la
justicia sino porque parece que no les molesta hacer su trabajo. Lo repito,
mucha suerte porque habrá gente interesada en que este juez no realice su
trabajo que hace que una parte importante de los contribuyentes miremos con
esperanza a la Justicia.
Canarias 24 Horas, 13 de febrero de 2012.