Sin
duda Titsa es una de las empresas que más han fomentado la cultura en Canarias:
entre que se espera una de sus cochambrosas guaguas metropolitanas, las más
viejas adornadas todavía con unas pegatinas de una campaña de fomento a la
lectura de hace años donde se leen versos del poeta Pedro García Cabrera, y se
llega a su destino en algunas horas es posible escuchar la Novena Sinfonía de
Beethoven completa, mi favorita es la versión de Furtwänger del 22 de agosto de
1954, y eso que son casi 75 minutos. O eso o a plastas como yo se les ocurren
textos como este. En fin, que en Canarias para hablar de cultura de manera
seria hay que emplear la palabra miseria
al menos una vez en todo el discurso. Esto es lo menos que se puede decir de un
impresentable como Paulino Rivero, actual culmen de los casi 20 años de
genocidio cultural con el que se ha empleado ATI CC contra todo tipo de
manifestaciones artísticas que no sean hablar de Los Sabancerdos con la boca llena de papas y gofio, porque así de
estrecha y simplona ha sido la visión de los que nos han gobernado durante todo
este tiempo, probablemente el peor de toda la historia contemporánea del
archipiélago. Tras esta forma simplificada de representar la cultura ha habido
dos grandes vertientes por las que CC ha destacado y/o manipulado en todo este
tema de lo que se puede llamar cultura. Por un lado hemos visto una sucia y
descarada manipulación ideológica simplificando lo que llaman cultura a una
triste pose etnográfica mentirosa por la que tratan de hacer creer que la
cultura de ser canario pasa por votar a CC y los grandes pelotazos que se han
dado en grandes infraestructuras como el Auditorio de Tenerife, el TEA o
eventos patéticos como las Bienales de Arquitectura y Paisaje que sólo han
servido para inflar el gasto pero para nada han tenido transcendencia entre la
ciudadanía.
Es
curioso como el llamado Sector de la Cultura
en Canarias ha estado callado todos y cada uno de los años en los que la
política del pesebre funcionaba sin ningún tipo de problema, y sin hacer
públicas las cifras que determinadas entidades privadas manejaban de nuestros
impuestos, pero ahora que les han cortado el grifo de las santas subvenciones emiten un confuso comunicado, cargado de cifras
que seguramente no aguantarían un análisis serio de lo que en el documento se afirma,
por el que pretenden que la ciudadanía, que la verdad es que tiene mucho más
qué hacer que estar pendiente al negocio privado de unos pocos, suscriba sin
ningún tipo de revisión crítica. Muchísimos canarios que nunca nos hemos
sentido representados con esta forma de hacer cultura, ni siquiera elitista
sino mayoritariamente chabacana o completamente alejada de nuestra forma de ver
el mundo, ahora deberemos estar viendo con una sonrisa bastante irónica como
estos hijos pródigos, aquellos que recibieron a espuertas muchísimo dinero por
el montaje del Programa Septenio pero que jamás han llegado a un puñado de
canarios, se están enfrentado ahora a la mano que hasta hace poco tan bien le
dada de comer. Será que uno culturalmente se ha buscado siempre el alimento cultural por otra parte pero la
disputa entre los timplistas Benito Cabrera y Totoyo Millares me parece no sólo
irrelevante sino completamente
circunscrita a las miserias privadas de estos dos ya que el ego y/o menor o
mayor adscripción al régimen no les permitía estar juntos. Cuando las estrechas
miras culturales que este tipo de farsantes dicen defender sirvan para que el
nivel de medio intelectual, humano y hasta moral del canario medio pueda crecer
entonces hablaremos pero, de momento, lo que han hecho es algo no sólo
discutible sino hasta contraproducente por lo patético que ha sido y por el
sumidero cultural en el que han metido a la población en general. Ya digo, me
hubiera gustado mucho que hubieran hablando y hecho manifiestos cuando el
dinero les llegaba en cantidad porque la política que siempre defendieron no
sólo fue un error sino que se ha demostrado fracasada.
Dicen
en el manifiesto que la cultura en Canarias produce empleo pero nunca nadie se
ha parado a mirar la calidad de éste. Uno que ha conocido de cerca a trabajadores del Centro de la Cultura
Popular Canaria, mucha gente que ha estado allí y se han ido lo llaman Centro de la Tortura, siente bastante
pena al leer esto porque tristemente la inspección de trabajo nunca funciona
donde debería de hacerlo. Bastante dócil eran en este Centro de la Cultura
cuando recibía de manera fluida una subvención del Gobierno de Canarias,
subvención que parecía dotarles de un cierto prestigio y de un aparente lustre
por el que parecía como si ellos fueran la
cultura en si misma debido a la dejación de promoción cultural directa que
siempre han hecho las instituciones públicas canarias, pero que acabó lo suficientemente
tarde como para que la brecha cultural que este tipo de cosas provocan se
volviera irreversible. Este centro, al igual que otro organismo devorador de
subvenciones como Ediciones Idea, han confundido siempre la cantidad con la
calidad y en la editorial de Pomares se presumía de tener un ritmo de 40
publicaciones mensuales cosa completamente disparatada para cualquier mercado editorial,
sobre todo el canario, incapaz de adsorber el noventa por ciento de las
novedades, y cuyos textos, completamente irrelevantes cuando no ridículos la
mayoría de las veces, se quedaban en almacenes sin vender porque el negocio de
éstos siempre ha sido editar, cobrando la subvención, y no el vender. El colmo de
todo es tener una librería propia y aspirar a una de las subvenciones que
ofrece la nueva Banca Cínica de hasta
medio millón de euros para hacerles la competencia desleal al resto de libreros
que a duras penas pueden mantener sus librerías con lo que sacan de su negocio.
Yo hablo de lo que conozco pero seguro que muchos más conocen otras cosas
parecidas y podríamos multiplicar ésta por mil para llegar a lo que
anunciábamos más arriba: a la miseria en la cultura.
En
Canarias a las instituciones y a muchos gestores culturales no les ha importado
un comino la cultura si esta no da dinero o sirve como forma de propaganda y
correa de distribución de una ideología grosera con la que sacar ventaja como
ha hecho muchos años CC. Mientras, la gente con inquietudes culturales se han
buscado sus fuentes en otros lugares y han mirado con merecido prejuicio todo
aquello que venía de los canales oficiales y subvencionados. Muchos artistas de
todo tipo, músicos, gráficos y literarios, se han visto en la tesitura de
emigrar de las islas o hacer conocer su obra fuera de ellas por lo que la
generación perdida en Canarias empezó hace ya mucho tiempo con la pérdida de
este capital humano. CC pudo lograr que por primera vez esta gente fuera
profeta en su propia tierra y que no tuvieran que marchar y acabar malditos
como pasó con figuras de renombre como Oscar Domínguez al que la señora Dulce
Xerach supo manipular a su antojo muy bien hasta que un
más que probable acosador de tipo laboral como Ricardo Melchior la largó
del Cabildo y de la política. Probablemente
en esta purga que está realizando el Gobierno de Canarias con la industria de la cultura en las islas
pague algún justo entre muchos pecadores. El problema de todo esto es que la
política cultural nació completamente equivocada en los inicios del Estatuto de
Autonomía allá por los años ochenta del siglo XX por un dinosaurio que todavía
medra del sistema, como es un elitista impresentable como Gerónimo Saavedra,
que desde entonces no ha parado de buscar a su Tadzio en todas partes. El
tremendo desmoche que toda la casta política en general nos tiene preparado con
la excusa de la crisis no sólo va a saco por la sanidad y la educación sino que
este sector de zánganos ha ido arrimados a esto que llaman cultura les tenía
que tocar. De las crisis se aprende y bueno sería que se sacaran cosas en claro
de esto pero me da la impresión que la difusión cultural seria y honesta en
Canarias es un tema que no tendrá nunca remedio. En el fondo los que nos hemos
buscado la vida cultural por otros medios, produciendo o simplemente
deleitándonos, poco tememos que esperar de este pesebre venido a menos con
reivindicaciones tan sectarias como chocarreras.
Canarias 24 Horas, 5 de diciembre de 2011.