14 diciembre 2011

La putrefacción de Las Teresitas



Las actitudes que hemos visto estos días de la clase político empresarial con la apertura a la luz pública de los 70 mil folios de la Operación Malvasía, más conocida como el Caso de Las Teresitas, lejos de ser un triste contrapunto que pareciera anecdótico sobre cómo pueden llegar a hacerse las cosas en Canarias en un momento dado representan, más bien, la punta del iceberg de un mal crónico como es la corrupción que campa en las islas desde hace más de 30 años con la llegada de la democracia y el Estatuto de Autonomía a Canarias. En un país donde presuntamente hasta el yerno de Rey Iñaki Urdangarin utiliza sus influencias para meter mano en lo público para sus intereses personales no iban a hacer menos la casta política canaria entroncada con el caciquismo secular de las islas que nunca han sentido espíritu democrático alguno y que piensan que la cosa pública es su cosa y de nadie más. Estas actitudes hemos visto que están representadas según este caso en los tres grandes partidos de las islas, CC (incluyendo aquí al partido creado para la delincuencia por uno de los imputados el CCN), PSOE y PP, que son el trile sobre el que se sustenta el sistema meritocrático canario. Esta playa estuvo cerrada al baño hace un par de años por unos vertidos desconocidos que nunca se explicaron bien ahora todo lo que tiene que ver con Las Teresitas significan una podredumbre para todos los que han estado relacionados con ella en estos años.
Yo poco voy a contar sobre los detalles que están saliendo estos días en la prensa, no tengo el sumario ni tiempo y estómago para trabajar todo ese material, pues es algo que se sale del objetivo de este texto pero en todo ello encontramos una serie de constantes que ponen en evidencia el funcionamiento de las instituciones y empresas en Canarias.  Unas islas donde reina el descaro de sujetos como Miguel Zerolo, que en algún momento se debió creer con toda la impunidad del mundo para actuar con pies de elefante pagando todos sus gastos en efectivo durante años o comprando propiedades con 145 décimos de lotería premiados en dos sorteos con tan sólo 15 días entre uno y otro, la arrogancia de empresarios como Antonio Plasencia e Ignacio González que no dudaron en untar a decenas de políticos con las migajas de los 120 millones de euros que se levantaron limpios de polvo y paja de la operación sin haber puesto un puto céntimo o el de periodistas chusqueros adeptos al régimen con Andrés Chaves, un personaje sacado más bien de la película de Santiago Segura Torrente que de la vida real, cuando no tenía reparos en llamar a su amigo Zerolo, ahora entendemos sus gastos de tinta en defenderlo pues con ello ha tratado siempre de defenderse a sí mismo, para hacer prácticas de tiro gratis en las instalaciones de la UNIPOL. Todo ello son miserias de muertos de hambre, pues así podemos calificar a los políticos y periodistas que se beneficiaron en todo este tinglado de Las Teresitas, si miramos en verdadero caso que es el saber dónde están los 120 millones de euros y el doble papel jugado por el abogado Mauricio Hayek que es el verdadero cerebro de toda esta trama y quien sin duda es la clave para conectarlo con otro tipo de asuntos que a poco que se tire de la manta, cosa de la que no hay voluntad política ni mucho menos judicial visto las pocas ganas que tiene la jueza instructora Carla Bellini que no hay que olvidar que fue el PP quien en su día la puso ahí, se podría llegar a la conclusión de que la corrupción en Canarias es algo más generalizado que la simple anécdota que estamos viendo estos días con la apertura pública del sumario del Caso Malvasía.
Lo de Miguel Zerolo es particularmente repugnante en tanto que es el PSOE el mayor responsable de haber facilitado la huída hacia adelante del imputado más célebre de toda Canarias en tanto que con su voto permitieron que éste acabara en el Senado que ya sabemos que es un cementerio de elefantas o, en su caso, un refugio de delincuentes que serán juzgados por un tribunal especial, el Supremo, cuando lo que sería de cajón es que este señor perdiera el aforamiento para que lo juzgara un tribunal corriente como le pasaría a cualquier ciudadano. En Actuable hay una campaña de recogidas de firmas para que este individuo dimita como Senador que aunque tuviera millones sabemos que nunca va a hacer caso porque en CC está la costumbre de pasarse por el culo lo que los ciudadanos firmamos, lo digo por las 56 mil firmas de la ILP de Granadilla, pero que espero que cada persona que la firme signifique un punto de vergüenza para un Miguel Zerolo que ya sabemos que es algo que perdió hace mucho, si es que alguna vez la tuvo. Es intolerable que una persona que tiene una ética tan nula e inexistente sea arropado por la casta política canaria como representante de Canarias en una cámara que, aunque sea completamente caduca y cuestionable, nace de la soberanía del pueblo y que pagamos todos con nuestros impuestos.
En este contexto hay al menos dos cosas que para nada me sorprenden, uno está tan con la mosca en la oreja de todo aquello que huele a corrupción en Canarias que ya se lo espera todo, pero por los que sí he sentido una cierta tristeza. Me refiero al caso de ex concejal del PSOE en el ayuntamiento de Santa Cruz José Luis Martín y del azote de los corruptos, tertuliano y sindicalista Justo Fernández pillado por teléfono en una supuesta actitud aduladora a uno de los grandes imputados del caso, el empresario Antonio Plasencia. En los años 90 del siglo pasado José Luis Martín fue el primero y único Consejero de  Asuntos sociales que ha tenido el Gobierno de Canarias antes de la moción de censura que tumbó el gobierno de Jerónimo Saavedra cuando se produjo el advenimiento de CC tras la unión de ATI con otras minorías nacionalistas y los sinvergüenzas de ICAN. De esto han pasado muchos años hasta acabar, presuntamente untado, con 132 mil euros de la trama corrupta y que al final pudo haber acabado blanqueando con la venta de unos terrenos y una emisora de radio que nunca llegó a funcionar. Y es que para emisión de radio la que este señor, y por entonces compañero, nos daba en el bar de la Facultad de Humanidades a mí y a otros donde las palabras ética y decencia siempre estaban presentes pero que, con todo esto, parece que no fueron suficientes para que resistiera la tentación y se dejara untar como todos los demás. Y el caso de Justo Fernández, si es que de verdad en aquella llamada recogida en el sumario con Antonio Plasencia le hacía la pelota a éste cosa que por mucho que haya leído no una sino hasta dos veces no me acabo de creer, es más sangrante si cabe porque durante mucho tiempo muchos lo tuvimos como referente de que las cosas en Canarias se podía hacer de otra manera por denunciar la corrupción. Desde luego su actitud hooligan en la autodenominada emisora de la voz del pueblo poco ha ayudado a clarificar el objeto y la naturaleza de esta conversación que puede ser calificada, como mínimo, de poca afortunada con un empresario como Plasencia cuyo rostro implica la involución del desarrollo en toda Canarias. Este personaje es el responsable máximo de la terrible agresión ambiental que se está perpetrando en Granadilla contra los sebadales, el medio ambiente y el litoral mejor conservado de Tenerife para cobrar el lucro cesante de un puerto que jamás estará terminado y que nunca va a funcionar.
Es una pena que todo este ruido que se ha metido en torno al conocido como Caso de Las Teresitas no nos deje ver la auténtica naturaleza que es una evasión fiscal y de capitales a cuentas en paraísos fiscales, algo que no tiene precedentes en Canarias y lo que es peor, y como he dicho más arriba, una manera de operar habitual de una muy importante parte de la casta política del archipiélago que no entienden que el desempeño de sus funciones sea beneficiar al ciudadano sino a ellos mismos. El Caso de Las Teresitas se acabará olvidando en no mucho tiempo, como siempre los ciudadanos nos quedaremos con una cierta sensación de impunidad, y será muy malo que nos quedemos con la superficie de éste y de las miserias que estos días estamos viendo en la prensa, por muy asquerosas y repugnantes que sean, porque ellas están en la superficie de todo lo que sucede en Canarias.
Canarias 24 Horas, 12 de diciembre de 2011.