19 diciembre 2011

Europa ha muerto


La Europa del Merkozy se pudre. Muy atrás quedan los años noventa del siglo XX en el que hubo una cierta ilusión para que la construcción europea significara una Europa de los ciudadanos, de los derechos sociales, de los trabajadores y una extensión de la democracia no sólo a los Países del Este sino a los mismos miembros de la unidad en que países como España muestran graves déficits democráticos pues en él campa la corrupción desde muy altas instancias, no existe la promoción de la participación ciudadana y es uno de los países de su entorno con menos transparencia pública. Lo que hemos vivido estos últimos años hasta la asonada del 9 de diciembre de la cretina de Merkel y del machango de Sarkozy ha significado la construcción europea de y para los mercados basada en unos preceptos ultraliberales, hecha de espaldas a los 500 millones de habitantes de los 27 países de la Unión y que tiene como denominador la más absoluta falta de democracia. Los dogmas impuestos a estos 500 millones de personas por la vileza de una sola persona, Ángela Merkel, que representa al mundo financiero y especulador deberá de ser tenida en cuenta en los futuros libros de historia, seguramente, como una de  las mayores imposiciones dictatoriales que ha sufrido humanidad contando tiranías absolutas como la de Stalin en la URSS o el capital comunismo de China en la actualidad. La posición británica contraria al nuevo tratado, que sólo con la firma de nueve países se pondrá en marcha, se entiende como una forma de preservar la delincuencia organizada en esta cosa llamada City Londinense que falta a la transparencia y que es pura mafia pero también como la defensa contra el domino de un solo país al resto. En este sentido Merkel ha conseguido en un único fin de semana lo que un genocida como Hitler no consiguió en una década de agresiones y guerra contra sus vecinos.
Desde este punto de vista uno entiende perfectamente el euroescepticismo y no sé si estaríamos mejor no sólo fuera del euro sino hasta de la Unidad Europea pues España tendría maneras mejores para luchar contra la brutal especulación financiera que ha afectado a nuestra deuda porque tendría soberanía absoluta sobre su moneda. Sin embargo este es el sistema en el que debemos pensar a pesar que jamás nadie nos pidió nunca el permiso para aceptar los tratados de la Unión y ceder parcelas de soberanía a unos sinvergüenzas como han resultado ser los encargados del Banco Central Europeo. Bueno, una de las primeras medidas del mongoloide de Zapatero fue hacer un referéndum sobre la afortunadamente frustrada Constitución Europea demostrando no sólo ser más papista que el Papa sino más cretino que su antecesor Aznar.
La crisis económica que estamos viviendo ha servido de excusa para todo menos para aunar voluntades y mostrar acciones verdaderas para salir de ella. En España nos hemos enfrentado en el último año y medio a dos grandes reformas laborales impuestas por los sinvergüenzas del PSOE y pronto vendrá la que nos tiene preparado el inútil funcional de Rajoy para el 7 de enero que no han servido, ni servirán, para solucionar el problema crónico del paro sino para agravarlo pues el despido está ya a niveles de la esclavitud. El nuevo tratado salido de la cumbre europea del día 9 de diciembre, que todos los gobiernos lacayos de los banqueros firmaron sin el más mínimo pudor, va a significar una nueva vuelta de tuerca contra los derechos de los ciudadanos y de todos los trabajadores de los estados miembros de la Unión pues el objetivo es que nos parezcamos cada vez más a China que a cualquier ideal de país avanzado. La Organización Mundial de Comercio lleva muchos años intentando que en nuestros países salgan al mercado los servicios públicos como es la educación, la sanidad y las pensiones y no iban a dejar pasar esta oportunidad de crisis que se ha caracterizado por una brutal socialización de las perdías de los sectores financieros que van a exprimir al máximo a la ciudadanía. Con la habitual perversión del lenguaje, ya a los alumnos, a los enfermos y a los jubilados se los llama usuarios de estos servicios, están consiguiendo que tomemos por buenos los dogmas con los que desmantelan servicios básicos para entregarlos a las manos del mercado y que nos creamos la patraña dogmática de la reducción del déficit público, metido de manera indecente por los malnacidos del PSOE y del PP en nuestra Constitución, es la única manera de salir de este pozo sin fondo en el que nos encontramos.
Normal es que nos encontremos en esta situación porque como muy bien se sabe la crisis que vivimos significa el fracaso de un sistema, puesto en marcha a principios de los años ochenta del siglo XX por Thatcher, Reagan y Wojtyla, y que ha significado el triunfo de la inmoralidad, la corrupción y la expresión de las perversiones ideológicas a través de la manipulación de la palabra. Ya nos han dicho los expertos y hemos leído en muchos sitios que la senda del recorte del gasto es un camino equivocado pero este dogma hay que meterlo en la economía con forceps si fuese necesario. A este fracaso hay que unirle el de la falta de liderazgo y el que llevamos décadas siendo gobernados por mediocres, inútiles e incompetentes y donde Rajoy es tan inepto teniendo la mayoría absoluta que tiene como si no tuviera ni un solo voto pues ha venido a hacer lo que le han dicho. Yo no sé si el Club Bilderberg existe o no pero antes de verano se corría el rumor de que Dolores de Cospedal acudía a sus conferencias y ya estamos viendo lo que esta sinvergüenza está haciendo en Castilla La Mancha. El único político que ha tenido un mínimo de capacidad de liderazgo en estos años ha sido Barack Obama y ya hemos visto como la ultraderecha de su país no sólo se ha encargado de ensombrecer todas sus iniciativas sino que ha dado la vuelta del calcetín a todas sus reformas y en Estados Unidos siguen como siempre, sin reforma sanitaria, asesinado terroristas como Bin Laden o con el campo de concentración de Guantánamo abierto.
La Unión Europea representa estos días mejor que nada la podredumbre de un sistema que va a caer por su propio peso y que seguramente, será inevitable, va a acabar aplastando a muchos de nosotros en el proceso. Que éste sea lento o más o menos rápido va a estar relacionado con la capacidad de aguante de la ciudadanía que, como históricamente se ha demostrado, es mucho más grande de lo que parece. La Europa con la que muchos soñamos, y con la que pensábamos se iban a superar los desfases del nacionalismo trasnochado que amenaza con la exclusión de el otro de una manera fascista, está herida de muerte y ya no le queda mucho. La Europa que conocíamos ha muerto, si es que alguna vez llegó a existir, y ahora lo que se cierne no parece algo muy agradable.
Canarias 24 Horas, 19 de diciembre de 2011.