La
Europa del Merkozy se pudre. Muy
atrás quedan los años noventa del siglo XX en el que hubo una cierta ilusión
para que la construcción europea significara una Europa de los ciudadanos, de
los derechos sociales, de los trabajadores y una extensión de la democracia no
sólo a los Países del Este sino a los mismos miembros de la unidad en que
países como España muestran graves déficits democráticos pues en él campa la
corrupción desde muy altas instancias, no existe la promoción de la participación
ciudadana y es uno de los países de su entorno con menos transparencia pública.
Lo que hemos vivido estos últimos años hasta la asonada del 9 de diciembre de
la cretina de Merkel y del machango de Sarkozy ha significado la construcción
europea de y para los mercados basada
en unos preceptos ultraliberales, hecha de espaldas a los 500 millones de
habitantes de los 27 países de la Unión y que tiene como denominador la más
absoluta falta de democracia. Los dogmas impuestos a estos 500 millones de
personas por la vileza de una sola persona, Ángela Merkel, que representa al
mundo financiero y especulador deberá de ser tenida en cuenta en los futuros
libros de historia, seguramente, como una de
las mayores imposiciones dictatoriales que ha sufrido humanidad contando
tiranías absolutas como la de Stalin en la URSS o el capital comunismo de China en la actualidad. La posición británica
contraria al nuevo tratado, que sólo con la firma de nueve países se pondrá en
marcha, se entiende como una forma de preservar la delincuencia organizada en
esta cosa llamada City Londinense que
falta a la transparencia y que es pura mafia pero también como la defensa
contra el domino de un solo país al resto. En este sentido Merkel ha conseguido
en un único fin de semana lo que un genocida como Hitler no consiguió en una
década de agresiones y guerra contra sus vecinos.
Desde
este punto de vista uno entiende perfectamente el euroescepticismo y no sé si
estaríamos mejor no sólo fuera del euro sino hasta de la Unidad Europea pues
España tendría maneras mejores para luchar contra la brutal especulación
financiera que ha afectado a nuestra deuda porque tendría soberanía absoluta
sobre su moneda. Sin embargo este es el sistema en el que debemos pensar a
pesar que jamás nadie nos pidió nunca el permiso para aceptar los tratados de
la Unión y ceder parcelas de soberanía a unos sinvergüenzas como han resultado
ser los encargados del Banco Central Europeo. Bueno, una de las primeras
medidas del mongoloide de Zapatero fue hacer un referéndum sobre la
afortunadamente frustrada Constitución Europea demostrando no sólo ser más
papista que el Papa sino más cretino que su antecesor Aznar.
La
crisis económica que estamos viviendo ha servido de excusa para todo menos para
aunar voluntades y mostrar acciones verdaderas para salir de ella. En España
nos hemos enfrentado en el último año y medio a dos grandes reformas laborales
impuestas por los sinvergüenzas del PSOE y pronto vendrá la que nos tiene
preparado el inútil funcional de Rajoy para el 7 de enero que no han servido,
ni servirán, para solucionar el problema crónico del paro sino para agravarlo
pues el despido está ya a niveles de la esclavitud. El nuevo tratado salido de
la cumbre europea del día 9 de diciembre, que todos los gobiernos lacayos de
los banqueros firmaron sin el más mínimo pudor, va a significar una nueva
vuelta de tuerca contra los derechos de los ciudadanos y de todos los
trabajadores de los estados miembros de la Unión pues el objetivo es que nos
parezcamos cada vez más a China que a cualquier ideal de país avanzado. La
Organización Mundial de Comercio lleva muchos años intentando que en nuestros
países salgan al mercado los
servicios públicos como es la educación, la sanidad y las pensiones y no iban a
dejar pasar esta oportunidad de crisis que se ha caracterizado por una brutal
socialización de las perdías de los sectores financieros que van a exprimir al
máximo a la ciudadanía. Con la habitual perversión del lenguaje, ya a los
alumnos, a los enfermos y a los jubilados se los llama usuarios de estos servicios, están consiguiendo que tomemos por
buenos los dogmas con los que desmantelan servicios básicos para entregarlos a
las manos del mercado y que nos creamos la patraña dogmática de la reducción
del déficit público, metido de manera indecente por los malnacidos del PSOE y del
PP en nuestra Constitución, es la única manera de salir de este pozo sin fondo
en el que nos encontramos.
Normal
es que nos encontremos en esta situación porque como muy bien se sabe la crisis
que vivimos significa el fracaso de un sistema, puesto en marcha a principios
de los años ochenta del siglo XX por Thatcher, Reagan y Wojtyla, y que ha
significado el triunfo de la inmoralidad, la corrupción y la expresión de las
perversiones ideológicas a través de la manipulación de la palabra. Ya nos han
dicho los expertos y hemos leído en muchos sitios que la
senda del recorte del gasto es un camino equivocado pero este dogma hay que
meterlo en la economía con forceps si fuese necesario. A este fracaso hay que
unirle el de la falta de liderazgo y el que llevamos décadas siendo gobernados
por mediocres, inútiles e incompetentes y donde Rajoy es tan inepto teniendo la
mayoría absoluta que tiene como si no tuviera ni un solo voto pues ha venido a
hacer lo que le han dicho. Yo no sé si el Club Bilderberg existe o no pero
antes de verano se corría el rumor de que Dolores
de Cospedal acudía a sus conferencias y ya estamos viendo lo que esta
sinvergüenza está haciendo en Castilla La Mancha. El único político que ha
tenido un mínimo de capacidad de liderazgo en estos años ha sido Barack Obama y
ya hemos visto como la ultraderecha de su país no sólo se ha encargado de
ensombrecer todas sus iniciativas sino que ha dado la vuelta del calcetín a
todas sus reformas y en Estados Unidos siguen como siempre, sin reforma
sanitaria, asesinado terroristas como Bin Laden o con el campo de concentración
de Guantánamo abierto.
La
Unión Europea representa estos días mejor que nada la podredumbre de un sistema
que va a caer por su propio peso y que seguramente, será inevitable, va a
acabar aplastando a muchos de nosotros en el proceso. Que éste sea lento o más
o menos rápido va a estar relacionado con la capacidad de aguante de la
ciudadanía que, como históricamente se ha demostrado, es mucho más grande de lo
que parece. La Europa con la que muchos soñamos, y con la que pensábamos se
iban a superar los desfases del nacionalismo trasnochado que amenaza con la
exclusión de el otro de una manera
fascista, está herida de muerte y ya no le queda mucho. La Europa que
conocíamos ha muerto, si es que alguna vez llegó a existir, y ahora lo que se
cierne no parece algo muy agradable.
Canarias 24 Horas, 19 de diciembre de 2011.