Gracias al circo que han mantenido durante décadas los dos grandes partidos, PSOE y PP, pero también los grupos nacionalistas y extorsionadores, CC, CiU y PNV, un gran número de ciudadanos no sólo han perdido el interés por la política sino que parece que si alguna vez han sentido el menor interés por ésta han encontrado la excusa perfecta para perderlo para siempre. Pareciera que lo que hacen ellos es la política auténtica cuando estos partidos con sus actos y sus representantes lo que hace es desprestigiar, ensuciar y hacer completamente miserable lo que representa la esencia de los seres humanos y lo que nos hace eminentemente sociales ya que no podamos sobrevivir como organismos aislados: el hecho de que nuestra naturaleza nos haga seres eminentemente políticos.
La noticia de que José Luis Rodríguez Zapatero haya anunciado que no optará más a la presidencia de gobierno no parece ni bueno ni malo en términos absolutos salvo que dentro de poco más de un año no oiremos hablar a diario de y a este impresentable justo cuando vuelva a la vida civil, de la que jamás hubiera debido salir, designado a dedo en un cargo cómodo, al estilo de los de Aznar o González, que recibirán de un gran grupo multinacional como gratitud de favores prestados. Su puesto será ocupado por otro, u otra, de la misma calaña, consistente en carecer de escrúpulos pues ya sabemos que para llegar tan algo hay que pisar muchas cabezas, pues hay que tener en cuenta que la excelencia se encuentra no en oprimir a más de 40 millones de personas plegándolas a los dictados liberales, como ha hecho Zapatero, sino luchar contra éstos dictados sea como sea, aun a costa de la integridad física. Lo que sí será un alivio es no asistir al culebrón de si este engendro se presenta o no, ahora tendremos el de la sucesión, que tantas horas y horas de tertulia estériles y columnas prescindibles hemos tenido que tragarnos desde que Zapatero, de manera completamente perversa, estudiada y levantando humo con el que tapar los desmanes que está haciendo en el país, empezó a dar señales de que no repetiría como candidato.
Parece que como estábamos mirando con ojos de asombro la revolución que estos meses ha estado ocurriendo en Túnez, Egipto y Libia, realmente algo de envidia hacia los dos primeros países y con miedo hacia la Guerra Civil de Libia patrocinada por occidente, se nos ha escapado algo que ocurría más cerca de nosotros si atendemos como cercanía el hecho de compartir estilos de vida similares. En Islandia, una isla que había sido considerada como el paradigma del triunfo absoluto de las doctrinas liberales, ha sido capaz de poner en su sitio, entre rejas se entiende, a los banqueros de ese país que han especulado con el trabajo de los 320 mil habitantes aunque sea de manera momentánea. En realidad nos hablaron mucho al principio de la crisis de cómo estaba cayendo este paraíso neoliberal pero luego todo el proceso fue silenciado porque lo que ha estado aconteciendo allí, si se conocía fuera, podría hacer tambalear las bases de la impunidad con la que estos auténticos ladrones de guante blanco nos han robado durante décadas y que gracias a lo que han provocado están ganando mucho más. Emilio Botín, uno de los mayores golfos de la banca mundial cuyas empresas han ganado muchísimo dinero con esta crisis hasta situarse en el tercer puesto del ranking de la banca mundial, se permitía el lujo de restregar a los millones de desheredados que han provocado sus bancos que han salido victoriosos de la crisis y también de aconsejar al presidente Zapatero, que sin duda lo ha favorecido mejor que ningún jefe de gobierno en España, sobre su destino político.
Como en Islandia, una posible salida a toda la crisis que estamos viviendo puede basarse en que los ciudadanos hagamos política de manera directa y sin ningún tipo de mediaciones institucionales pues estas son las que pervierten todo sistema que debe ser lo suficientemente transparente y de calidad democrática. Hemos aceptado que los políticos profesionales son los encargados de administrarnos cuando somos nosotros los que podemos hacer muchas cosas de manera directa porque esto nos cuesta horas de estar tirados delante del televisor o estar en tertulias absurdas que no sirven para nada acerca del fútbol. Nos han diseñado un perfecto sistema que nos parece cómodo, no puede serlo cuando muchos de los que tienen trabajo pueden estar casi doce horas al día en el tajo, y lo único que tenemos que hacer es pagar con nuestro trabajo y nuestra salud para que el sistema funcione con una especie de castigo que nos parece inexorable pero que no lo es. Vivimos en la época en la que todo el planeta se puede alimentar de manera equilibrada con un reparto justo de los alimentos y donde las tecnologías pueden hacernos más ciudadanos porque nuestras opiniones se pueden reflejar de manera inmediata en todo el planeta pero nos contentamos con estas migajas que nos ha tocado padecer como sacrificio a un dios llamado los mercados. En realidad seguimos siendo tan esclavos como en el Medioevo pero la sutilidad de esta esclavitud se ha sofisticado tanto que la padecemos con resignación pero creyéndonos libres.
Con más política, y no pasando de ésta, es como nos haremos verdaderamente más libres. Es un proceso complicado que muchas generaciones probablemente jamás veremos pero que no es un imposible porque, precisamente, lo que es imposible es seguir viviendo bajos los dictados del sistema liberal durante mucho tiempo y que están basado en las falacias y creencias de progreso absoluto e infinitas materias primas. O paramos la maquinaria que nos está destruyendo o nuestro planeta dará un retroceso absoluto en bienestar general, en desarrollo tecnológico y en el de los Derechos Humanos por la extensión de conflictos por controlar materias primas cada vez más escasas. Todo esto pasa por hacer más política, sin la perversión que los partidos profesionales nos han hecho ver, en casa, en el trabajo, en las relaciones personales y por la calle decidiendo qué es lo que a nuestras ciudades y pueblos conviene lejos de las perversiones y la comunicación distorsionada de los medios de comunicación y de las agencias encargadas de crear opinión.
Canarias 24 Horas, 4 de abril de 2011.