01 enero 2011
El plasma repugnante
Aunque por la hora pueda parecer que estoy delante del ordenador escribiendo unos minutos después de la entrada de año 2011 no es así, esta entrada está programada. Muchos estarán en esta media noche delante del televisor viendo las campanadas de fin de año pero es que esto tampoco es novedad porque nos pegamos media vida delante de la televisión. Llamarla caja tonta siempre nos ha servido para reconocer ante los demás de que, en efecto, la mayor parte de las cosas que en ella acontecen son de idiotas porque así nos tratan los programadores. Eso si, las buenas horas delante de este electrodoméstico no nos la quita nadie. Sin embargo, este apelativo de caja tonta ya no es completamente adecuado. Ya no se fabrican televisores de tubo o su existencia es puramente anecdótica. Hace unos años todo aspirante a nuevo rico lo que más deseaba era una televisión de pantalla plana y que llamaban plasma por la tecnología que usaba y que las hacían especialmente caras. Quien haya visto esa serie fenomenal que fue The Sopranos, donde curiosamente a través del medio televisivo se muestran las mayores cimas de inteligencia de la creación cinematográfica del siglo XXI, recordará como aquellos encantadores cafres de la mafia de Nueva Jersey se piraban por un chisme de esos. Llamar tonta a la televisión es no sólo quedarse corto sino hasta decirle un cumplido. Los programas televisivos han llegado a un nivel de chocarrería tan elevado que lo que se puede decir de ellos, quedándose un poco cortos, es que son repugnantes. Aquí les dejo este nuevo apelativo para la antigua caja tonta por si lo quieren usar, por si yo lo uso para que sepan a qué me estoy refiriendo y con el deseo de que aquellos que quieren coartar nuestra expresión a través de la red en 2011 sigan sin poder hacerlo: el plasma repugnante.