No hace mucho tiempo, poco más de 30 años, que los derechos civiles de la mujer eran completamente nulos. Y no estoy hablando de tierras lejanas donde el burka parece una prenda obligada, lo estamos intentando prohibir como una de las cosas con más sin sentido que se ha hecho recientemente en política, sino de aquí mismo en España. Hasta los últimos días de la dictadura fascista del General Franco y primeros años de la Transición para una mujer era muy complicado heredar, abrirse una cuenta en una entidad bancaria o llevar la dirección de un pequeño negocio y no digamos en llegar a ser directiva de una gran empresa. Nuestra sociedad paga en la actualidad de manera muy grave que una parte importante de la Humanidad haya sido marginada por la otra no sólo estos años a los que me refiero sino en grandes periodos históricos. La parte masculina de la sociedad ha crecido en base a la mujer para cimentar la expansión de la cultura sobre ella. Muy poco nos queda ya al macho opresor de esta preponderancia tras los cambios operados en nuestra sociedad hace ya una buena cantidad de décadas y este fenómeno es, espero y deseo, algo ya que no tiene vuelta atrás.
Que la mujer ha ganado muchos puestos en la sociedad y que este cambio, en muchos sentidos, será irreversible no lo digo yo por capricho sino por la realidad que nos rodea. De momento la crisis ha afectado a todos y a todo pero la mujer demuestra estar mejor preparada en muchos casos para afrontarla que el hombre. En estos años hemos vistos como, promovido por altas instancias de gobiernos autonómicos como el canario, los chicos abandonaban cuanto antes sus estudios para ir a trabajar a la construcción y ganar dinero fácil e invertir en un coche mientras que las chicas seguían estudiando como mejor solución a su situación. En la actualidad el paro en la construcción de ha hecho algo crónico, seguramente sin marcha atrás y un problema por las masas de gente de una edad media sin formación, mientras muchas mujeres han mantenido sus puestos no sólo porque son más eficientes que los hombres sino por su mejor formación. Sería largo de enumerar aquí ahora pero que vamos por una senda distinta, a pesar de que el camino es todavía muy largo y las diferencias entre las distintas partes del mundo son abismales, es algo que ya pocos ponen en duda. Un paso de gigantes adelante lo hemos vivido con el tema de la violencia hacia la mujer. En una importante parte de nuestra sociedad se están viendo a los maltratadores con una distancia enorme y cada vez más estos sinvergüenzas caen en el ostracismo social porque ya nos choca conscientemente que existan sujetos así como que alguien se pasee con esclavos por la calle.
Estas cosas no son siempre absolutas y si algo tienen las sociedades es una fuerte resistencia al cambio sobre todo en aquellos ámbitos que signifiquen que amplios sectores de la sociedad alcancen nuevos derechos. Organizaciones de ultraderecha, algunos jueces que les molesta que la violencia contra la mujer sea algo prioritario, periodistas de lo más reaccionario y hasta organizaciones de maltratadores, que las hay y que se camuflan con la excusa de estar damnificados por ésta, forman una extraña red de intereses que tratan de vencer esta nueva tendencia por la que la mujer se está abriendo camino cosa que va a suceder tarde o temprano. Su motivación no es porque sean unos miserables sino porque con los cambios sociales, a los que llega la mujer por sus méritos propios, les hace perder una parte importante de su poder.
Como mucha gente por Facebook he tomado el contacto con mucha gente que no conocía, y de la que me alegro mucho de conocer, pero también he reencontrado a gente a la que había perdido la pista desde hacía años. En los últimos meses renové el contacto con una compañera de instituto que no sabía de ella desde hacía mucho tiempo. Con seguirla como amiga en aquella red social me fui enterando de algunas cosas que habían pasado en su vida: un matrimonio no muy afortunado, dos hijas, ahora el paro y una denuncia por violencia doméstica. Supongo que por intentar canalizar la rabia que sentía por todo eso creó un grupo en esta red social para condenar la violencia contra la mujer y me di cuenta que en una época le dedicó bastante ilusión al tema. Luego, entre otras cosas y otros revueltos, su grupo se solapó como uno más y hasta le perdí la pista. O por lo menos eso había pensado yo pero el caso es que su grupo y su perfil de Facebook fueron atacados y hasta suplantados. De lo que me contó del ataque me dio la impresión que más bien eran ataques organizados con intención política que un simple Fishing pues no sólo le había pasado a ella sino a otras compañeras, que se habían conocido por la red, que tenían iniciativas del mismo tipo. Hace días que no sé nada de ella porque el perfil que se había creado hace poco también estaba rastreado y parece que lo encontraron.
Que determinados partidos, lo ha hecho CC, el PP y seguramente el PSOE, hayan contratado agencias dedicadas a crear opinión en internet para apoyar sus pretensiones en las campañas electorales no es algo que sea noticia porque es habitual ni tampoco cosa que cause extrañeza porque la política que los grandes partidos representan está alejada de la ética y en realidad, ellos los saben bien, todo les vale. Lo que sí es algo más nuevo es que organizaciones reaccionarias contraten a estas agencias para atacar cuentas en redes sociales para borrar del mapa organizaciones y corrientes de pensamiento como esta de la violencia contra la mujer. Y es que el caso que me contaron, que cito más arriba, no puede en ninguna manera ser hecho desde un mismo ordenador porque los sistemas de aviso de estos sitios sociales hubieran saltado en contra de los que hacen esta mala práctica y no contra los que usaban la red, dentro de sus normas, para manifestar ideas de manera pacífica, tranquila y democrática como le ha pasado a mí amiga. Y es que hay que andarse con ojo en las cosas que se hacen hoy en día por la red porque ésta cada vez es más un sitio poco limpio. De nuestro cuidado y de lo que hagamos como usuarios honestos está el límite a que gobiernos y compañías sin escrúpulos coarten la horizontalidad de ésta y hagan que cada vez la red sea algo más parecido a la basura que representa la televisión.