A poco que se ha raspado el barniz de demócratas que determinados personajes populacheros dicen defender hemos encontrado que ha salido a la superficie la España más ancestral, antediluviana, rancia y que tiene sus raíces en un repugnante nacionalismo español de corte franquista y fascista. La Trama Gürtel de corrupción y más que probable financiación irregular del PP ha exasperado a esta importante camada de cachorros de Franco que mientras han podido medrar en la política, por la vía supuestamente democrática, a costa de lo público han estado callados como bellacos pero que cuando han sentido que los cauces democráticos han tocado su fuente de bienestar privada se han puesto todos a una a defender su exclusivo modo de vida. El posible procesamiento y suspensión de sus funciones al juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón, instigado por organizaciones ultra conservadoras nacidas y mimadas en la dictadura, es sin lugar a dudas una de las mayores infamias a las que la sociedad española contemporánea se ha tenido que enfrentar en muchas décadas. Desde un punto de vista ético, político y jurídico el juicio que se pretende hacer contra este juez es algo completamente intolerable y como bien editorializa un periódico como The New York Times parece que la impunidad salvaguarda a los criminales que asesinaron a más de cien mil personas durante el régimen franquista y se trata de condenar al que intenta reparar este tremendo error histórico.
Al final este es un cuento del mundo del revés: esta misma congregación de falangistas que suelen acusar de anti sistema a aquellas personas que reivindican que las cosas deben ser de otra manera han acabado siendo ellos más anti sistema que nadie en tanto que sus críticas al estado de derecho, unas críticas basadas en presupuestos fascistas, representan una forma mayor de ser anti sistema. Cuando desde la democracia no se ha podido regenerar muchas instituciones franquistas, en la judicatura todavía habita la carroña con la que Franco arrasó España durante 40 años, lo que está sucediendo es que estos asesinos están utilizando el estado de derecho, en el que no creen, para salvaguardar la impunidad que se ha mantenido desde la fracasada transición. Y es que esto que se ha dado en llamar transición no puede ser calificada de otra manera que de mierda. En esta etapa se sacó de la cárcel a miles de personas represaliadas por el franquismo, algún terrorista había en esta situación, pero también se perdonaban los crímenes que el fascismo cometió en España no sólo durante la Guerra Civil sino durante todos los años de la dictadura. Esta ley no sólo es algo que está en contra de todos los tratados modernos que persiguen el genocidio y que están en contra de cualquier tipo de ley de punto final sino que el mismo Reino de España firmó una serie de tratados en contra de este tipo de procesos exculpatorios justo un año antes de esta ley de amnistía, en 1976.
Han pasado ya 35 años desde la muerte del dictador y resulta completamente indignante que en todo este tiempo tanto el PSOE como el PP hayan mirado a otro lado en este tipo de asuntos y la crueldad de uno de los regímenes más tristes que ha conocido la Europa Occidental contemporánea hayan quedado totalmente impunes hasta nuestros días. Lo que le Juez Baltasar Garzón intentaba con sus investigaciones judiciales, bien es verdad que un poco extravagantes pero la causa valía casi cualquier tipo de estrategia legal, era poner las cosas un poco en orden y que si bien la mayoría de los genocidas han muerto por lo menos se buscaba un cierto amparo legal y que no sólo se hiciera Justicia sino que reconfortara el nombre de las víctimas, si es que estas pueden ser reconfortadas de alguna manera. Muchos sentimos que con estas acciones de un juez polémico pero especialista en este tipo de casos, sólo con los meses que logró que el dictador Pinochet tuviera acaso un atisbo de pena los últimos años de su vida cuando estuvo retenido en Londres, iba a empezar a vislumbrarse algo de justicia con este tema pero ahora parece que la falta de justicia no sólo no se va a mantener sino que se va a intentar juzgar, o por lo menos ahora mismo todo apunta hacia esta dirección, precisamente a la persona que trataba de reparar esta injusticia.
El Partido Popular, aliado siempre a la ultra derecha, ha conseguido iniciar un juicio contra un juez cuyo balance en su carrera es bastante positivo, con un prestigio internacional debido a su lucha contra el terrorismo, los crímenes de estado y la corrupción ha dejado, a pesar de que haya elementos del antiguo régimen, a un nivel muy alto en España. El fallo de Garzón ha sido meterse con el PP y con lo que es el caso más sucio de corrupción y probablemente de financiación ilegal de la historia de la democracia española. Y es que estos sectores de la extrema derecha están acostumbrados a la total impunidad porque piensa que la cosa pública es una finca particular en la que pueden medrar de manera particular con total descaro e impunidad. Actitudes como la de Esperanza Aguirre, Francisco Camps o Jaume Matas sólo se entienden bajo estos preceptos porque su soberbia les lleva a pensar que nada ni nadie podía ir contra ellos. Si juzgan a Garzón nos juzgaran a todos a la vez porque por muy discutidas que hayan sido siempre sus causas es innegable que su ejemplo ha servido para dignificar a la justicia pero no sólo a la nacional sino a la universal porque ha luchado contra el genocidio, los criminales que atentan contra la humanidad, la mafias, el terrorismo de todo tipo, la corrupción, los crímenes de estado y hasta la dictadura franquista. Sus enemigos jamás podrán decir que han hecho apenas una de estas cosas.
Un millón de voces con el Juez Garzón. Por la Democracia y los Derechos Humanos. Recogida de firmas.
Canarias 24 Horas, 12 de abril de 2010.