04 mayo 2009

El miedo como disuasión social


Crisis, recesión, gripe porcina, 11 de septiembre, N1H1, Guantánamo, 11 de marzo, terrorismo, guerra preventiva, abaratamiento del despido, morosidad, ERE, quiebra de empresas, paro, daños colaterales, deflación, José María Aznar… Todos los datos y todas las expresiones del lenguaje lo indican: estamos instalados en un sistema capitalista fabricado por el miedo. Durante más de una semana hemos asistido a un espectáculo mediático bastante preocupante con respecto a la extensión y el contagio de la llamada Gripe H1N1 en un contexto en el que, hasta las cabeceras y medios supuestamente más serios, han acabado sucumbiendo a este espectáculo para rescatar audiencia y solventar, aunque sea levemente, la crisis en la que sus grupos de comunicación se encuentran debido a los problemas financieros y a la subversión que Internet ha significado a su modelo tradicional de negocio. Esto es así hasta tal punto que un medio que siempre se ha vendido como serio, el periódico El País, sacaba el pasado martes 28 de abril en primera página una foto de Leticia Ortiz y Carla Bruni, una imagen más propia de revistas del corazón y que carece de valor informativo alguno, subiendo por las escaleras del Palacio de la Zarzuela tras la visita del Presidente de la República Francesa a España Nicolás Sarkozy. Hay que recordar que el Grupo Prisa pasa el peor momento de su historia y parece estar encontrando en la trivialización y vulgarización de la información una fuente de ingresos para paliar su crisis interna.
El sistema capitalista en las cuatro últimas décadas se ha extendido y ha planificado las reformas más impopulares durante los momentos de shock en los que la atención está centrada en otras cosas. Esta es la tesis principal del último, y extenso aunque se le agradeciera siempre un poco más de concreción, libro de Naomi Klein titulado La Doctrina del Shock. Reagan, Thatcher, Bush o Pinochet, probablemente lo esté haciendo ahora un payado como Berlusconi en las zonas afectadas por el terremoto en Italia, utilizaron grandes catástrofes naturales, momentos de crisis política e institucional o guerras para desplegar las medidas más ultra liberales que el ser humano haya imaginado en su momento. Poco hay que decir de la administración Bush, ahora el ex presidente está entre callado y acojonado por los procesos que se le puedan venir encima en su rancho de Texas, y su lucha contra el eje del mal y la guerra, que definitivamente ha perdido Estados Unidos, en Irak y que a Barack Obama le va a costar resolver. Este entramado ideológico de sacar beneficios liberales a los grandes momentos traumáticos no es una fórmula oculta no explicitada en ningún lado sino que es doctrina oficial en la Escuela de Chicago de Economía y la fórmula mágica de Milton Friedman, para gran pesar de la Humanidad vivió casi cien años, y que fue asesor de un fascista como Pinochet o estuvo muy cerca de políticos como los Bush o Reagan.
No es de extrañar que lo que está sucediendo con la Gripe N1H1 sea, dentro de las pertinentes medidas de control y vigilancia que todas las autoridades sanitarias mundiales deben tener al respecto, una estrategia más, intencionada o no, de crear una alarma mundial y que tan sólo será noticia mientras esta esté en la primera página de los informativos porque por donde más se ha extendido esta gripe ha sido mediáticamente. Mientras se habla de ella el paro, la corrupción o la gran crisis económica que nos ha tocado vivir pasan a segundo plano y parece como que no existe. Si en enero me dice que para salvar la Ford, baluarte del sueño americano y de modo de producción capitalista, se iba a necesitar capital público norteamericano, que los obreros de las fábricas tomaran parte en ella junto con una empresa italiana como FIAT no me lo hubiera creído. Cada minuto mueren de hambre y desnutrición muchos más niños en el mundo a causa la recesión económica que vivimos o de las muertes de gripe corriente, hay que recordar que de esta también se muere, pero la diferencia primordial es que los medios no se ocupan ni un segundo en hablar de estas muertes. No son noticia a pasar de que las muertes que produce el capitalismo salvaje son un auténtico escándalo como lo es el hecho de que una vaca europea reciba cuatro dólares al día de subvención mientras un tercio de la población mundial malviven con menos de un dólar al día.
El Primero de Mayo ha pasado como si nada pero sí a algo que habría que tenerle miedo, más que a la patronal que ya sabemos que en cuanto las cosas no les cuadran piden el abaratamiento del despido aunque hayan sido los directivos de grandes sueldos los responsables de lo que estamos viviendo, es a los sindicatos llamados mayoritarios y que se les conocen por las siglas UGT y CC OO. La Unión General de Trabajadores y Comisiones Obreras podrían ser considerados como terroristas pues por su sectarismo y por haber firmado todo lo que en convenios generales y sectoriales se les ha puesto por delante han conseguido lo que los empresarios no habían podido: desarmar y desmovilizar por completo a la clase trabajadora vendiéndola por un puñado de prebendas. En las manifestaciones del 1 de mayo se reconoce a los miembros de ste sindicato porque son aquellos que marcan deprisa en el recorrido para acabar antes e ir a la comilona que organiza su sindicato pagada con lo que les da el estado del dinero de todos y los propios empresarios. A menudo han entendido la negociación sindical como refrendar a determinados elementos como delegados sindicales que con este cargo consiguen vivir sin hacer nada. Tanto Comisiones como UGT han entrado en el negocio del mercado de trabajo temporal con contratas de servicios sociales, que reciben de los gobiernos, para gestionar la miseria y vivir de ella sin preocuparse en solventarlas. Estos sindicatos llevan décadas sin preocuparse de los derechos de los trabajadores y así nos va a la mayoría de los trabajadores que con cierto despiste podemos pensar que son nuestra salvaguarda. En un contexto global la desmovilización obrera pasa sus peores momentos para mayor gracia de las grandes empresas que en sus mejores tiempos de expansión no hubieran imaginado un contexto tan favorable.
En nuestra sociedad siempre estamos asustados por algo. Le tenemos miedo al que es diferente y viene de fuera aunque luego su trabajo genere riquezas para todos, a las catástrofes aunque éstas siempre ocurran lejos de nuestra vida, a las enfermedades cuando los mayores portadores de éstas son la pobreza y la miseria a la que nosotros, porque existen millones de pobres, estamos ajenos y al terrorismo cuando lo mayores generadores del violencia son los gobiernos totalitarios disfrazados de democráticos y que lo verdaderamente violento es hacer vivir a la gente como menos de 600 euros al mes mientras el presidente del Santander cobra 15 millones al año. Después del 11 de septiembre, y por una supuesta seguridad completa, los ciudadanos del mundo cedimos mucho a los gobiernos que, de manera autoritaria, plantearon la solución a nuestros males como el control absoluto del individuo, haciéndonos perder libertades, y lo único que han conseguido es mantener el planeta en un caos que les beneficia. Por muy abstracto e imposible que parezca somos los ciudadanos los que deberemos encaminar al mundo hacia otra perspectiva tras esta gran recesión económica pues se trata de dirigir el mundo hacia otro modelo de desarrollo y no, como se pretende desde las altas instancias de la economía, volver al status quo en el que el robo y la corrupción eran llamados economía financiera. Y para eso hay que perder el miedo.
Canarias 24 Horas, 4 de mayo de 2009.