20 abril 2009

La cultura y sus miserias


El pasado mes de marzo el Coro del Teatro Real de Madrid presentó a la dirección de este Teatro Internacional de Ópera un preaviso de huelga para una serie de representaciones de la obra Tannhäuser de Richard Wagner. Como se sabe en esta obre operística el peso de la parte coral es muy importante. El preaviso de huelga se quedó en nada después de que la Comunidad de Madrid amenazara con contratar al efecto un coro de Praga para actuar en las funciones objeto de la huelga por lo que la dirección de los trabajadores decidió suspenderla. Los gestores preferían gastar una cantidad probablemente grande, no era su propio dinero sino el de todos los ciudadanos de Madrid, para luego pagar menos a los cantantes legítimos del Real. Éstos exigían a la dirección del Real que en la revisión el contrato programa, que entre este coro y la Comunidad de Madrid se tendrá que revisar este verano, su antigüedad laboral, diez años de contratos, fuera tenida en cuenta en el nuevo marco que va a quedar instituido. En las manos ultra liberales del PP de Esperanza Aguirre, gente que un día sí y otro también tienen como marca de gobernanza el beneficio particular, no existe el más mínimo respeto para unos trabajadores tan especializados como los de un coro que cuesta mucho trabajo y tiempo para formar como en su momento no lo tuvo con la unidad de paliativos del hospital Severo Ochoa que persiguieron miserablemente en la infamia de las sedaciones irregulares. Lo que se le regatea a esta gente no es más que una miseria de dinero, el reconocimiento de diez años de antigüedad para el nuevo contrato que van a suscribirles para después de verano, y lo que se pretende hacer es una alta cultura para lucirse como señores ignorantes, eso son todos ellos, por cuatro duros.
Este delirio liberal es algo que impregna todo el mundo cultural y no hay que ir muy lejos para comprobarlo. Recientemente el Gobierno de Canarias ha retirado la subvención que desde hace muchos años el Centro de la Cultura Popular Canaria ha venido disfrutando. Creo que mi actitud sería miserable si no reconociera lo que este centro ha hecho como trabajo de difusión cultural, y en estos años hasta una labor informativa en un medio de comunicación alternativo que es Radio San Borondón y que ha resultado una mosca cojonera para Coalición Canaria pues ha servido de referente informativo en una época de censura, y que lo que hay detrás de esta retirada de los dineros es una clara, ruin, miserable e intolerable persecución política. Lo que tampoco puedo dejar de señalar es que el Centro de la Cultura Popular Canaria ha jugado en este tiempo un triste papel en la cultura del archipiélago y que ha consistido en, principalmente, editar cualquier bazofia medianamente pulida por correctores y hacer pasar esto como algo de supuesto valor etnográfico cuando lo que ha habido detrás de ello es una caza descarada de subvenciones. Hace poco César Rodríguez Placeres en una entrevista en La Opinión de Tenerife con Francisco Pomares se quejaba de que el Gobierno de Canarias no le importa para nada la cultura sino que todo lo que se desarrolla en la actualidad, con el proyecto Septenio, es puro márquetin cuando lo que más parece es que hay cierto recelo en porque los dineros de las contrata del proyecto van a ir a parar a otras manos. La impresión que a mí me da es que tanto a Aguirre, como a los gestores culturales de Canarias e incluso a César Rodríguez les importa un bledo la cultura sino los dineros que ésta genera.
A José Luis Rodríguez Zapatero tampoco le importa para nada la creación y el arte libre y por eso ha colocado como Ministra de Cultura a una representante del lobby anti descargas como es la cineasta Ángeles González-Sinde. Lo que ha prevalecido en este nombramiento es puramente un pago de favores a las gentes de la cultura que tanta campaña favorable al PSOE han hecho estos años al tiempo que sitúan a una persona muy cercana a la SGAE, organización que es capaz de actuar de manera mafiosa cuando son capaces de pagar a detectives privados chusqueros para grabar en vídeo los actos absolutamente privados en una boda para saber qué música se pincha en la fiesta al tiempo que violan el Derecho Fundamental de la privacidad, para que defienda los intereses de esta gestora que en muchos casos lo que ha hecho es cobrar por lo incobrable marginando a la mayoría de los creadores a favor de los niños bien del sistema. Ya lo decía muy bien este fin de semana en la revista de El Mundo Juan Marsé, el problema del cine español, yo me atrevería a ir más lejos diciendo que lo es de toda la industria cultural española, no es la piratería sino la falta de talento. Particularmente creo que lo que tratan de salvar estos lobbies de los derechos de autor, anclados en una fórmula decimonónica de gestión cultural, son los derechos de determinados creadores muy concretos al tiempo que marginan a los minoritarios pues lo que pretenden perpetuar es un sistema basado en que las majors del sector sigan enriqueciéndose de la manera que lo han hecho a costa de abusar del público y de la gran mayoría de los creadores. Cuando digo todo esto no me refiero a que el todo gratis en la red vale sino todo lo contrario pues los creadores tienen todo el derecho del mundo a percibir un dinero adecuado por las cosas que crean y lo digo yo que subo todas las cosas que escribo a la red bajo licencia Creative Commons y jamás he ganado un céntimo con lo que escribo. La red ha venido para quedarse y, afortunadamente, revolucionar todo, decía una ilusa como González-Sinde que para qué queremos banda ancha para leer simples correos electrónicos, y el problema está más en la resistencia de buscar nuevas fórmulas para comercializar los contenidos por los grandes gestores de medios que en la piratería en sí. La gente no descarga cine español porque apenas se ve cine español ya que en muchos casos esta industria apena ha arriesgado y ha vivido del puro favoritismo con los gobiernos de turno. Merecidamente los internautas recusaron a Ángeles González-Sinde a las primeras horas de haber sido propuesta al cargo y yo digo que con toda la razón pues no hay pocas cuestiones culturales que promocionar como para dar entrada en el Ministerio de Cultura a una representante ex profeso del sector anti descargas para que centre toda la labor del ministerio.
Particularmente prefiero ver la cultura como algo más libre y abierto que el sistema arcaico de gestión de derechos de autor que nos tenemos que tragar y que sólo sirve para enriquecer a grupos y personas muy determinadas al tiempo que somete la creación al estrecho cuello del capital y el mercantilismo. Si los cineasta y los músicos entendieran que la red no es enemiga sino aliada quizá ahora estuviéramos hablando de otro tipo de gestión cultural que no es la de los grandes medios que no entienden de óperas sino como de forma ombliguista, para que los caza subvenciones sigan lucrándose de lo público o para que los derechos de los grandes sectores de la industria cultural sigan forrándose por gestionar rígidamente los derechos de determinados autores en contra de la mayoría de creadores.
Canarias 24 Horas, 20 de abril de 2009