05 enero 2009

Grupúsculos ecologistas del no a todo


Debo reconocer que informativamente el año 2009 empezó para mí el 2 de enero cuando tomándome un café cogí de la barra del bar un, raro ya, periódico de papel para echarle un vistazo mientras me tomaba esta bebida. La verdad es que el día primero del año no suele existir para nadie, este año no ha sido el caso del millón largo de palestinos que en la Franja de Gaza soportaban el asedio de los nazis judíos, porque, entre otras cosas, no hay prensa escrita aunque con Internet esto podría estar superado. El caso es que leí, primero con desgana, luego con asombro y finalmente con enojo, las declaraciones del eterno recién reelegido presidente de la Federación Provincial de Entidades de la Construcción de Santa Cruz de Tenerife, Fepeco, Antonio Plasencia que en un comunicado oficial de esta asociación, recordemos que defiende los intereses de unos cuantos frente a la mayoría de los 2 millones de canarios residentes, acusaba a los políticos de tener miedo a los grupúsculos ecologistas del no a todo. Ante semejante desfachatez se me ocurrió un texto lleno de improperios para esta sección pero decidí redirigirlo hacia otra dirección no sólo porque a personajes como este Antonio Plasencia no merecen un gasto de energía de tal calibre que les haga publicidad gratis sino porque lo que este hombre llama, sin tener ni puta idea, grupúsculos ecologistas no están imputados en un fraude de centenares de millones de euros del calibre del pelotazo de Las Teresitas.
Sin duda el ecologismo es un sistema mucho más complejo que lo que nos han querido hacer ver por lo que el imputado Antonio Plasencia aprovecha la laxitud del término para restar importancia a los movimientos sociales y tratar de hacer ver que la gente que milita en la izquierda combativa somos todos unos locos. Ya en Canarias existe un personaje oscuro llamado Octavio Hernández que detenta un partido unipersonal llamado Los Verdes que ha servido para dividir el supuesto ecologismo de partidos políticos y que ha hecho mucho daño. Sin duda de lo que los ciudadanos canarios debemos estar orgullosos es que exista una asociación como Ben Magec Ecologistas en Acción que han venido a ocupar una forma de pensar la política que los tres partidos oficiales no tienen porque están atados a intereses muy particulares o que partidos como Sí Se Puede e Ipo que mediáticamente sólo existen para lo malo. Todavía debería estar sonando en la cabezas de sus señorías en el Parlamento de Canarias el discurso de Alberto Martín, un joven nacido con el Estatuto de Autonomía, cuando defendiendo una ILP a favor de una moratoria turística, que acabaría echando atrás el Parlamento, no sólo han sido las palabras más sabias que han sonado en esa cámara por mucho tiempo sino que les dio a todos una lección de buen hacer político y eso que este joven no cobra dietas como sí hacen los parlamentarios para cada acto que escape de la rutina. Conociendo como he conocido a supuestos revolucionarios de consola, esos que se dedican a rajar e intrigar delante de un teclado y que se amparan en el supuesto anonimato que propicia la red mientras ni comen ni dejan comer porque son unos irresponsables, la actitud de Ben Magec se manifiesta en la segunda parte del nombre de su organización: son personas en acción. Han sabido crear redes que están presentes en todas las islas y en muchas comarcas y que se mueven a nivel jurídico, social y cultural en toda Canarias. Suya es la ILP contra el puerto de Granadilla, la más reciente a favor de una moratoria turística, el contencioso que les salió a pagar las costas en el caso de Tindaya pero en el que siguen trabajando, la campaña para evitar la degradación en la catalogación de los sebadales canarios o la lucha para salvar los barrancos de Güímar y conseguir que ya no sean consideraos como suelo minero. Esta organización de estructura horizontal lleva presente en los medios todas las semanas desde hace unos meses porque han sabido dar la respuesta ciudadana a los males de Canarias y que partidos como PP, CC y PSOE no sólo no combaten sino que favorecen. Lo que hacen estas personas es actuar en positivos contra los poderes económicos instituidos que son los verdaderos garantes del no ya que ha mantenido para Canarias el sistema económico que es la causa de muchos de nuestros males.
Con mucha razón el ecologismo tiene mala prensa porque ha sido entendido de mala manera y porque se ha degradado en el sentido que todo se ha tratado de vestir de verde para parecer más amigable. Una petrolera saca una línea de combustibles verdes, cosa que por definición es imposible, y llega a un mercado que demanda soluciones de una mejor gestión ambiental pero que no se para a cuestionar cómo funcionan estas cosas. Un ecologismo serio debe ver los problemas como una red compleja de circunstancias que tienen que ver con una serie de relaciones sociales y económicas. Las ballenas no se extinguen porque los seres humanos sean propiamente malos sino porque hay una serie de decisiones políticas y económicas que provocan su extinción entre otras cosas. Ver las cosas de manera aislada es algo que ya han superado organizaciones como Ben Magec aunque desde el poder económico y político se las quiera acusar de eso para confundir aún más a la ciudadanía.
Decía Antonio Plasencia en una entrevista en 2003 en Canarias Ahora que el empresario serio es el que se dedica a trabajar aportando económicamente a todos los partidos porque ganando él dinero ganamos todos aunque pocos hayamos visto un céntimo del pelotazo de Las Teresitas. Una persona que piensa y actúa así demuestra más pertenecer a grupúsculos oscuros que los que denuncia como falsos y cojoneros ecologistas. No es sólo que este señor, cercano al caciquismo, denuncie como deleznables actitudes que tienen un verdadero trasfondo democrático porque la sociedad civil tiene el derecho y la obligación de organizarse políticamente para decidir el tipo de modelo económico y social que desean y que es el mejor para todas y todos sino que su actitud en las islas es una forma definitoria de estas gentes de ver la vida. Y es que cree el imputado que todo el mundo es de su misma condición.
Canarias 24 horas, 5 de enero de 2009