No deja de ser paradigmático que la vuelta de miles de estudiantes a sus actividades académicas haya coincidido con la puesta en marcha del gigantesco acelerador de partículas del CERN en Ginebra. Pese a lo elevado del presupuesto de esta maquinaria científica, maquinaria que por supuesto tiene fines de investigación comercial, este logro de la humanidad hubiera pasado desapercibido si no hubiera sido por el amarillismo periodístico en torno a que este sistema pueda generar agujeros negros que podrían tragarse la tierra y, con ello, acabar con muchos de nuestros problemas. Donde sí hay agujeros negros de conocimiento es entre la gente corriente que no sólo se llegan a tragar este tipo de estupideces sino que en nuestra sociedad se premia con la complacencia la ignorancia de temas de carácter científico, que van más allá de sus aplicaciones que conocemos como tecnología, a pesar de ser la ciencia la gran generadora de todo lo que es la cultura no sólo en este siglo XXI sino en gran parte del XX.
Echarle la culpa a todo lo que es la gran ignorancia de nuestra época contemporánea al sistema educativo no sólo sería un error sino que además, como siempre se hace en estos casos, sería cargarlo de una serie de responsabilidades que difícilmente le conciernen. Está claro que nuestra sociedad está en manos de mercaderes donde se ha sustituido hace mucho tiempo el valor de uso de las cosas por el valor de cambio donde todo se expresa con el símbolo de una moneda. Hasta que el poder vuelva a la política y se hagan las profundizaciones democráticas entre los ciudadanos para que estos decidan el modelo de sociedad que es el mejor para todas las personas las cosas van a seguir como están, en el mejor de los casos, o lo más probable es que todo vaya a peor. De momento el Plan Bolonia es la estrategia encargada por la Unión Europea para desvincular a la universidad de su servicio a la sociedad y ponerla en manos de las empresas privadas para que sus cuentas de resultados se hagan todavía mayores.
Paulino Rivero se ha convertido los últimos meses en un ser astuto. Ha puesto a su vicepresidente Soria, acosado por el caso eólico, a dar las siempre malas noticias económicas de las islas más deprimidas si cabe por la actual crisis financiera, paro, inflación o pobreza, mientras el participa en romerías vestido de mago, asiste a ceremonias religiosas por el accidente de Barajas, habla de inversiones para paliar la crisis que son un montaje o de repente se hace un férreo defensor de la educación pública cuando el sindicato de intereses que su partido representa nunca ha creído en ella. Ha dicho el presidente en esta última inauguración de curso académico que la educación pasa por ser el camino más corto hacia la Canarias que soñaron los que hace años vivieron etapas económicas y políticas más deprimidas, cosa que no deja de ser cierta. Un mundo en el que la cultura, entendida cultura como un sentido muy amplio de ahí mi ejemplo del principio con el acelerador de partículas, es algo que muchos hemos soñado pero que ha sido escamoteado por tipos como este que favorecen intereses ajenos y privado y no saben ni les importa lo que es el bien público y pueden decir estas palabras vacías de contenido porque es algo que no sienten y que tampoco entienden.
En Canarias la educación y la sanidad dan pena y se puede decir que la primera funciona de Milagros. Y es que Milagros Luis Brito es como se llama la concejera de educación y desertora de la tiza que por pura arrogancia, ignorancia e inutilidad adquirida ha creado el peor conflicto que ha tenido la educación en las islas desde que las competencias en dicha materia están en la autonomía por la dichosa homologación del profesorado no universitario que tiene por ley que cumplir aunque, ya lo sabemos bien, en Canarias el mayor infractor de la ley es siempre la propia administración. Paulino en lugar de arreglar el asunto y destituir a su concejera ha anunciado que va a paliar los efectos de la huelga, que se prevé larga, contratando interinos esquiroles para salvar la cara. Y es que parece mentira pero en Canarias los que nos gobiernan son, generalmente, una panda de vagos que rara vez van a trabajar antes de la diez de la mañana, que van de criollos que administran a nativos inferiores cuando van a pedir subvenciones a las instituciones europeas, que sólo piensan en vivir como reyes y cobrar cada vez más en sus puestos que consideran hereditarios y vitalicios cuando debieran ser eventuales.
Se puede decir que nuestra educación funciona por el milagro que supone que cada día miles y miles de profesores acudan a sus puestos de trabajo y den todo lo suyo para que el sistema no se hunda en la mierda que la administración genera. Lo mismo hay que reconocer que pasa con la sanidad en comunidades como Canarias, Valencia o Madrid donde ha sido saqueada por partidos ultra liberales que han desmantelado lo público para regalárselo a sus amigos. De mis años de estudiante, que como muchos fueron una buena parte de nuestras vidas, recuerdo a mucho profesor vividor, desmotivado e incompetente pero sobre todos a un buen puñado que hacían que el interés por el saber, científico y humanístico, prendieran entre la muchachada que, sin saberlo, estábamos viviendo nuestros mejores años. Gracias a ellos, me consta que todavía hay gente así que dignifican cada día la profesión de enseñantes, hoy el mundo es mínimamente digno.
En este curso que ahora empieza no están todos y todas los que hace apenas un año estaban. Unos pocos días antes de escribir esto ha fallecido Doris maestra y compañera del amigo Jesús Hernández. El cáncer es así de puñetero y ciega vidas de gente que está en la parte más brillante y espectacular de ésta. Yo debo de decir que no la conocí personalmente y que todo lo que sé de ella es por la narración en primera persona del colega Jesús pero que, en muchos aspectos, siento que si la he conocido. Creo ver en ella el espíritu de aquellas maestras que luchaban para que la cartilla de aprender a leer se nos hiciera agradable, a aquellas que repetían cien veces la lección o que tenían una paciencia infinita cuando no dábamos más de lo que dábamos. Aunque para él Doris no haya habido más que una hay muchas Doris que desde un anonimato casi enfermizo dignifica un día sí y otro también la denostada profesión de enseñante. Y es que amigo Jesús, tú no has sido el único que ha pedido con su marcha sino que hemos sido todos. En este mundo en el que todo se compra y se vende su ejemplo, ella estuvo hasta las últimas semanas de su vida dentro del aula, es de los que hacen que cada día queramos ser mejores como sin duda ella lo era.
Canarias 24 Horas, 15 de septiembre de 2008.