Después de haber estado dentro del Teatro Leal de La Laguna tras casi 20 años cerrado y 8 en obras uno, que se ha acercado a él con la mejor de las actitudes posibles después de la reapertura a bombo y platillo de este espacio, no puede dejar de pensar que a los ciudadanos nos han estado tomando el pelo y engañando. Y es que si se mira este espacio tal y como ha quedado tras su rehabilitación cuando en esta isla se pueden construir 12 kilómetros de tranvía en menos de tres años se sabe que éste ha estado cerrado todo este tiempo por desidia. Todo acto cultural en Canarias se planifica siempre a mayor gloria de los políticos que habitan tras su organización y no son rentables, de ninguna de las maneras, si no cumplen este máximo requisito. Y es que el político medio que depreda en partidos como CC ATI, PP o la mayor parte del PSOE son negados y belillos integrales culturalmente hablado. Cuando los promotores de la anterior gira de Albert Pla para Canarias, Cançons d'amor i droga, le propusieron al ex concejal de cultura lagunero Juan Martínez Torvisco del Partido Popular que gestionara un espacio en el municipio para este concierto dijo que lo menos que le convenía a La Laguna en aquella época, casi un año antes de las elecciones, era un tipo que cantara sobre las drogas con una mujer desnuda en el escenario tocando los teclados. Sencillamente para vomitar, por eso el concierto de Pla de esta gira en las islas fue a parar a Los Cristianos y se perdió la oportunidad única de que una de las mejores escenificaciones de aquellos años pasara por La Laguna. De todas formas se sabe que ahora en La Laguna hay otras mentes organizando proyectos culturales y musicales, que no son cargos políticos por lo que carecen de analfabetismo, y esperamos que la andadura del nuevo Teatro Leal sea muy fructífera. Desde aquí, y usando el argot de las tablas, les deseo mucha mierda a estos gestores.
No quería hablar de las miserias culturales endémicas a nuestro archipiélago sino hacer una breve reseña del espectáculo de Albert Pla La Diferencia presentado en el Teatro Leal de La Laguna el día 23 de septiembre y que significa el primero de una larga de gira de más de 18 conciertos espectáculo por toda España y México hasta mayo de 2009. Yo que sigo a Albert Pla de una manera regular desde hace más de 15 años no voy ser parcial a estas alturas del cuento ni pretendo serlo. Asumo su socarronería, irreverencia y modo de ver la vida como míos y no siento el más mínimo rubor por cagarme en todas las dinastías, afirmar que una novia muerta es una novia menos o que el negro es mejor que mucho necio que habita en nuestra sociedad. No voy a ser yo quién clasifique a un tipo tan inclasificable como Pla, odio que hagan eso conmigo y así ha ido mi vida, pero sí que es verdad que el que haya ido a este montaje de La Diferencia no ha salido decepcionado sino todo lo contrario pues hemos asistido a una nueva evolución del genio teatral y musical de Albert Pla con más vitalidad y sarcasmo que nunca. También es verdad que el público acostumbrado a reírse del humor chocarrero que sale por la tele cuando se dice follar habrá podido salir de esta representación o bien extrañado o hasta escandalizado. Y es que al final de la representación no pude sino sentir lástima por una pareja airada que salió del teatro, de esas parejas que consiguen entradas por enchufe sin saber a lo qué coño van, porque de verdad que tuvieron que haberlo pasado mal ante los ingenios verbales de Pla. Cada uno en su sitio y a sus cosas ya que admito que nunca he podido escuchar un minuto seguido a Losantos en La Cope porque no soy masoquista.
Acostumbrados a una sociedad en la que todo es aparatoso y complejo el sobrio montaje sonoro y luminoso de La Diferencia de Pla sorprende, y a la vez agrada, por lo simple. Con esto el autor catalán no sólo hace que al público se le pase la hora y media de representación más que volando, como él dice el espactáculo debe durar eso por exigencia de los promotores, sino que llega a introducir perfectamente al espectador con sólo una guitarra, las luces, y la oscuridad, y sus gestos a las historias, muchas veces paranoicas pero siempre originales, que Pla nos cuenta sin el más mínimo pudor. El espectáculo son algo más de diez canciones alguna que otra todavía no grabada como El Sereno, que no sé a qué está esperando, y dos de anteriores trabajos, Lola y El Bar de la Esquina, aunque es de suponer que Albert Pla modificará el repertorio a medida que vaya dando recitales o según donde los presente. Y es que desde esta ciudad de La Laguna, donde siempre la palabra cultura ha estado unida a la perífrasis de mierda, es todo un lujo, que sólo las 600 personas que llenábamos el Teatro Leal hemos tenido el privilegio de presenciar, que un genio de su estilo y pose haya comenzado una gira por España, que incluye el lanzamiento de un nuevo disco, en un sitio tan tristemente tratado por los de aquí como el nuestro.
Las dos fotos que acompañan a este texto se las robé en el teatro, la cámara estaba ajustada sin flash, contraviniendo las normas de la organización que no deja hacer fotografías. Pla para recrear la canción llamada La Colilla se fumó un porro, cosas de trabajo dijo. Yo, con todos mis respetos no iba a ser menos y aquí las tienen. De su web puede bajarse dos temas del nuevo disco que ya está a punto de salir a la venta en el mes de octubre. Yo, desde aquí, pido que de todas formas se compren el disco, al contrario de lo que sería capaz de decir Pla que lo recuerdo en una entrevista en la radio diciendo que él entiende a la gente que se baja música y que el también lo haría con sus discos si no se los pudiera comprar. Y es que hay que pillar el disco no por satisfacer a esta mafia de la SGAE que sólo se representa a sí misma y a la parte más comercial de los creadores sino porque estos pequeños actos son los que nos reconcilian con los creadores auténticos que andan por el mundo sin bozal ni correa como Albert Pla. ¡Quizá ahí esté La Diferencia me cago en todo!