Fundada tomando como base aquella empresa de guaguas de Santa Cruz La Laguna que la familia de la alcaldesa Ana Oramas, aunque ahora ella diga que está más por la política nacional, obtuvo en monopolio tras conseguir que el primer tranvía de la isla dejara de funcionar para que no le restara viajeros ha llegado en la actualidad a su mayor decadencia a causa del tranvía. En un giro parecido al que se operó en el transporte en los años 30 del siglo XX ahora la familia política de esta señora ha optado por reintroducir el tranvía de nuevo en la isla buscando la comisión fácil. Y es que TITSA, que debería ser la niña bonita de la movilidad en la isla, se encuentra en una de sus peores etapas y sirve de metáfora para explicar la manera en la que estos años de gobierno ha dejando la isla ATI CC.
Las medidas adoptadas estos días en torno a la compañía TITSA dicen pretender reflotarla a través de una inversión de uno 150 millones de euros y para ello dicen que se van a reestructurar los servicios, adecentar y homogeneizar los sistemas de paradas y fomentar los carriles bus. Una de las medidas inmediatas que se verán estos días afecta directamente al ciudadano y será la subida de los billetes, tanto sencillos como bonificados, en una media de un seis por ciento. Como siempre somos nosotros los que con nuestros impuestos, o directamente desde nuestros bolsillos, vamos a ser los que pagaremos los errores cometidos por estos que se dicen gestores pero que no son más que comisionistas defensores de sus intereses. Es completamente cierto el dicho popular que dice que unos de los principales problemas de las compañías de transporte público como TITSA es que la gestionan personas que nunca cogen la guagua o el tranvía sino que se desplazan en sus vehículos particulares u oficiales. ¿Alguien ha visto alguna vez a Melchior, Zerolo, Oramas, Bermudez, Rivero o cualquier gobernante en un trasporte público por carretera?
A TITSA la ha dejando morir adrede y estas medidas las deberían haber aplicado hace mucho tiempo. Mientras estos años se han invertido más de 350 millones de euros en la construcción de un tranvía que tarda en recorrer cuarenta minutos una distancia de poco más de 12 kilómetros esta empresa ha hecho agua por todos lados al tiempo que la movilidad en la isla se ha hecho imposible. Ir, por ejemplo, de Santa Cruz a Güímar, dos poblaciones que están integradas en un amplio núcleo urbano, puede ser surrealista y supone la espera de hasta dos horas en hora punta. Luego hablan de los doce millones de pasajeros que en doce meses del servicio del dichoso tranvía lo han usado. Esta es una cifra que no sale aunque se hayan cargado adrede las líneas 014 y 015 para atraer pasajeros al nuevo tranvía. Estos 12 millones significan un millón de pasajeros al mes o los que es lo mismo cerca de 33 mil al día cifra para la que, seguramente, el sistema no debe tener capacidad.
Seguramente el plan de presunto saneamiento que se han propuesto para adecentar TITSA sea lo de siempre: con dinero de los ciudadanos se sanean empresas públicas para luego repartir, en forma de concesiones a sus amigos, las partes más rentables de la empresa, en este caso las líneas que operan en el área metropolitana. En esta larga década de crecimiento económico y de población en la isla de Tenerife se ha perdido la oportunidad única para solucionar los problemas de movilidad en este territorio, de orografía complicada, invirtiendo en guaguas y carriles preferentes para estos vehículos. La respuestas desde ATI CC ha sido la de fomentar el transporte privado invirtiendo en carreteras, paradigma de la brutalidad de la extensión del asfalto en esta isla es el cierre del anillo insular de carreteras, tranvías carísimos y trenes imposibles. Y es que los políticos no quieren a la guagua porque esta no genera las interesantísimas comisiones que la venta de vehículos particulares, la construcción de macro carreteras o la construcción y mantenimiento de redes ferroviarias significa. Con todo este dinero bien invertido la isla no sólo tendría unos servicios sociales dignos sino una estructura que posibilitara la movilidad entre los distintos puntos con racionalidad de una forma sostenible y gratuita para todos los ciudadanos. Y es que el coste económico que significa un servicio de guaguas universal y gratuito se sostiene por la mejora de los costes sociales y la calidad de vida que los ciudadanos de Tenerife nos merecemos en virtud a los impuestos que pagamos. Esta sostenibilidad estaría encaminada hacia el nuevo paradigma de sociedad a la que nos encaminamos que tendrá que enfrentarse al final del petróleo barato y el agotamiento de sus reservas. Pensar así es hacerlo con visión de futuro y no con modelos de hace 50 años que están empeñados en aplicar y que se basan en carreteras y grandes infraestructuras de comunicación para una isla que sólo tiene 2.034 kilómetros cuadrados frente a los, por ejemplo, 229.850 de Gran Bretaña.
Canarias 24 Horas, 4 de agosto de 2008.