La política no se puede hacer detrás de un teléfono móvil como parece que ahora se pretende. Para estar en julio, en plenas vacaciones políticas, en estos días ha habido mucho menudeo en este sentido. El caso del municipio de La Oliva es de lo más alucinante. Mientras Iker Jiménez en sus programas de temas paranormales se atreve a afirmar que determinadas grabaciones que presenta son de muertos que regresan al mundo para hacer el tonto o dar miedo, lo que se llaman psicofonías, la policía científica es incapaz de determinar que la voz que se oye del Marqués de La Oliva, Domingo González Arroyo, intentando comprar a un concejal sea la suya. Y es que con estos antecedentes en este municipio cualquier cosa es posible, sobre todo lo que ha pasado esta semana. Y es que el Marqués ha vuelto a controlar el ayuntamiento poniendo una alcaldesa de paja del PSOE, que sólo cuenta en el municipio con dos concejales, al mismo tiempo que metía un rodillazo en el vientre de Manuel Soria y promocionaba el papel higiénico en las filas de Coalición Canaria y el pacto de gobernación.
Y es que dicen que las políticas municipales son otra cosa. En realidad en Canarias el tema de los grandes partidos, PSOE, PP y CC, es el de una oligarquía que comparte intereses comunes y que, de hecho, forman un trile unitario para las grandes opciones sobre todo si éstas se tratan de infraestructuras y de generación de comisiones irregulares. Por eso lo que ha pasado estos días en estos municipios no van a suponer un problema para el estado de cosas en el que el archipiélago se encuentra en la actualidad. La avaricia que rige en los políticos canarios no se va a romper porque estas pequeñas estructuras caciquiles reclamen lo suyo como también ha hecho el PSOE gomero estos días arrebatando alcaldías a CC en un puro estilo caciquil. Ya lo decía un ex alto cargo de Adán Martín a un constructor grancanario y que leímos perfectamente en las transcripciones de la Operación Góndola ya que, según este, lo mejor es tener amigos en el gobierno y en la oposición por lo que pudiera pasar.
Este sábado 12 de julio algo más de medio millar de personas recorrieron la carretera y calles del Casco de Icod para protestar por el anillo insular de carreteras que al tiempo que ahorrará tan sólo 6 minutos de tráfico partirá algunos barrios en dos, destruirán la forma tradicional de vida de muchos vecinos y significará un impacto brutal en la economía y el medio ambiente del municipio. A la lectura del manifiesto, en la plaza del ayuntamiento, el alcalde Diego Afonso estuvo allí y aguantó con cierto estoicismo los abucheos de los manifestantes. Y es que hay que decir que esto le honra: no me imagino a políticos como la Oramas o el Zerolo dando la cara en un ambiente que les es hostil porque ya se sabe de la cobardía de éstos. Un manifestante le espetó que cuando la gente había tratado de hablar con él los habían ninguneado y llamado fascistas y que el hecho de que pudiera expresar su opinión allí es que la ciudadanía es mucho más democrática. Y es que lo que sucedió aquel sábado caluroso de julio en Icod lo van a tener que recordar por mucho tiempo la clase dirigente: aquellas personas humildes que hicieron y deshicieron todos los actos de aquella marcha no son unos indocumentados sino que pueden discutir, con razones, las mentiras que destila la clase política. Y esta nueva lucha que ha comenzado con el trabajo y las asambleas de los vecinos los meses anteriores no va a pararse ante intereses oscuros. Ni mucho menos ante una llamada perdida.
Canarias 24 Horas, 14 de julio de 2008.