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Cada día se ve más normal que las células terroristas, los traficantes de droga, armas o personas, los corrupto nos roben y que los pederastas distribuyan su basura por medio de Internet. Y es que los delincuentes de esta calaña van a seguir siendo eso, delincuentes, ya exista sólo el Pony Express o las potentes redes IP. Mucho más de la mitad de los habitantes de este planeta no tienen acceso a agua potable, energía o comida y mucho menos van a poder tener acceso en breve a Internet pero los privilegiados que sí tenemos estas cosas hemos acabado asumiendo la proliferación de la Red como algo normal. Si se ha logrado contrarrestar la mala prensa que Internet tiene en muchos sectores de la ciudadanía habría que hacer lo mismo con los excesos que se producen, intencionadamente, en este tema. Y es que desde 2000 aproximadamente, cuando se infló y desinfló en pocos meses aquello que se llamó la burbuja de las tecnológicas, no ha pasado un solo día en el que se nos diga por activa o por pasiva el magnífico mundo que nos espera, siempre en un futuro cercano que nunca habrá de llegar, cuando éste esté orientado por las tecnologías de información. En nuestra cultura occidental estamos acostumbrados a este tipo de utopías de las que somos esclavos y no hay más que ver lo bien que le ha ido a la iglesia católica con este marketing del provenir que, como bien decía el humorista Gila, empezaron su imperio con un pesebre hace 20 siglos. Este exceso de optimismo les conviene a empresas como Microsoft, Yahoo! o Google porque son las que se forran por lo que hagamos los ciudadanos cosificados como consumidores.
Este sábado 17 se ha celebrado el día de Internet que, debo reconocer, no sabía que existía hasta que a mediados de semana vi que El País estaba vendiendo una camiseta de creación limitada para celebrarlo diseñada por Kukuxumusu. Y si la mayoría de los días de no tienen sentido alguno, salvo quizá el de la mujer pero este es otro tema, mucho menos el de Internet por la misma razón que no celebramos el día del cuaderno y el bolígrafo que, en muchos sitios por su carencia, podría significar un acto más revolucionario por el acceso a la educación de muchas personas que hoy no pueden disponer y que más importante que el hecho de que nosotros hagamos el tonto mirando vídeos en la Red. En eso se han convertido estos días en los que se celebran las causas más variopintas como una excusa para comercializar camisetas y ser solidarios con el tema por lo menos un día al año.
Las bondades de Internet, al igual que seguro que sus cosas malas, habría que buscarlas en la horizontalidad de los desarrollos de lo que se ha llamado Web 2.0. Muchas personas que antes tenían mucho que decir pero que no tenían cabida en los medios tradicionales lo han podido hacer gracias a que publicar un blog o enviar un correo electrónico es algo muy sencillo y está, cada vez más, al alcance de muchos. Y aunque las formas de control social son cada vez más sofisticadas, acordes a las tecnologías con las que contamos, esta inmediatez es una virtud sin precedentes por la que debemos estar alegres por contar. Si bien democráticamente no se ha avanzado mucho en los últimos años, el sistema nos oculta la información importante con mucho ruido como sucede con las cosas que se encuentran en la Red, las posibilidades de los medios electrónicos son espectaculares y de nosotros, como ciudadanos responsables, depende el hecho de que estas tecnologías estén bien dirigidas hacia el bien social.
Canarias es, sin duda, una tierra única y no sólo porque lo digan los que nos gobiernan. Para leer con una claridad meridiana que el pelotazo de Las Teresitas es de libro, según la Intervención del Estado de Hacienda, lo tenemos que hacer mirando la prensa de la Península o, cuando menos, la de Gran Canaria. Esto sería más complicado si no existiera Internet. Es el desparpajo con el que nuestros políticos hacen las cosas y nuestra poca capacidad de perplejidad los que nos hacen vulnerables a sus tejemanejes. Si María Teresa Fernández de la Vega dijera como el Consejero Ruano que las cabras en cuanto las hacen funcionarias dejan de dar leche se hubiera armado, y con razón, un revuelo tremendo que hubiera costado cabezas. Esto pasa en Canarias y la mayoría de la gente ni se entera o, lo que es peor, les parece algo normal. Quizá de las pocas cosas buenas que se han hecho con la línea uno del tranvía de Tenerife es que, desde el 17 día de Internet, sus unidades van a tener progresivamente WIFI abierto para los usuarios. Viendo que ir en este tranvía de Santa Cruz a La Laguna el trayecto completo es de 39 minutos, un desplazamiento que en coche sin tráfico se puede hacer tranquilamente en menos de 10, no es mala notica si sabemos aprovechar estas conexiones. Y ya que estamos seamos conscientes que el tiempo que pasamos en Internet es necesario que hagamos una información responsable aunque nos cueste separar el grano de la paja en algún momento. La obsesión por la pedagogía y el uso de los sistemas impresos de los movimientos anarquistas de finales XIX y principios del XX iba en el camino de buscar una sociedad más libre por la educación. Ahora las posibilidades son superiores sólo que hay que evitar el embrutecimiento cultural que es inversamente proporcional a la potencialidad de éstas.
Canarias 24 Horas, 19 de mayo de 2008.