Los conceptos prensa y gratuidad no sólo no se complementa sino que además son dos buenos contrarios. La información, la buena información que está contrastada y que es de calidad porque se aleja del pensamiento único, cuesta dinero. Bastante en realidad. Y por supuesto que no se refleja en los sueldos, muchas veces de miseria, que los licenciados en periodismo, cuando no hay intrusismo profesional, cobran por, como casi siempre sucede en Canarias, ser correa de transmisión de unos intereses empresariales determinados. Una prensa que se reparte de manera gratuita abunda en esta explotación laboral ya que unos cuantos alumnos aventajados del corta y pega pueden elaborar en poco tiempo una edición entera sin tener que entender lo que están plagiando. La necesidad de que los titulares sean algo especialmente atractivo al pasajero que los recoge en una estación de metro demuestran la debilidad informativa de estos medios de comunicación. Aún así puedo reconocer que la prensa gratuita puede tener otros tipos de méritos como el fomento de la lectura o el acceso de un medio escrito a personas que de otra manera no abrirían un periódico o se acercarían a una web de información. La cuestión es, como siempre, la responsabilidad olvidada que tiene nuestra sociedad para hacer individuos autónomos y con pensamiento crítico.
Estos meses en Canarias están habiendo unos más que significativos movimientos en torno a los medios de comunicación. A El Día se le han marchado gran número de redactores y hasta su director, La Gaceta de Canarias se acerca a empresarios cercanos al PSOE y se va a desvincular de El Mundo para dejar de ser un suplemento de éste y el diario de Pedro Jota anuncia que hará una edición especial para Canarias. En todo este maremágnum de medios, que nunca serían rentables si sólo se dedicaran a informar sin más a la gente pero que tienen su ganancia por ser medios de manipulación y creadores de opinión pública, ha aparecido tímidamente el fenómeno de los periódicos de difusión gratuita. La ridícula tirada de 5 mil ejemplares del periódico El Metro, vinculado en Canarias a la web pro socialista de Canarias Ahora, han puesto un poco nerviosos a los propietarios de El Día que el domingo 3 de noviembre daban las instrucciones pertinentes a los políticos de turno para que iniciaran una regulación, a todas luces bastante poco necesaria, de este tipo de prensa. El testigo era recogido al poco por el Teniente Alcalde de Santa Cruz de Tenerife Ángel Llanos que anunció que en el pleno del día 16 de noviembre llevará una ordenanza para controlar este tipo de prensa inspirada en las medidas fascistas que impuso el PP en la ciudad de Valencia, cuna de la actual ultra derecha de este partido negador de los hechos juzgados y condenados del 11M en Madrid.
Ángel Llanos ha pasado de ser un simpático personaje que hasta los funcionarios donde ha trabajado se debían de reír de él en virtud a las paridas con las que nos ha dejando sorprendidos para, en su actual papel de hacer la sombra que el alcalde Miguel Zerolo necesita para escapar de las dos imputaciones que por cohecho se enfrenta, convertirse en un personaje peligroso que hay que sacar de la vida pública como sea si no queremos salir manchados todos. Perrito fiel de ultras como Zaplana, Acebes o Soria ha conseguido su objetivo a lo zorro: que se hable de él aunque sea mal. A la vez que escribo estas líneas no puedo evitar sentir que, en cierto sentido, le estoy haciendo ahora el juego pero que sepa a quién le corresponda que sólo lo hago para denunciar este atentado a la libertad de expresión.
En un mundo donde las leyes se hacen para que las empresas sean permeables a todo tipo de lugares y donde los derechos de las personas, y las personas, son completamente impermeables a las fronteras nunca se me verá defendiendo cosas como la libertad de empresa cuyo espíritu se encuentra, por desgracia, en la base de muchas legislaciones. La libertad de expresión y el derecho a la información son unos Derechos Fundamentales que se debe de reconocer, y que son reconocibles, en todo momento, cultura y lugar. Particularmente creo que lo mejor que pueden hacer las empresas implicadas en este golpe es desobedecer esta ordenanza. Y digo esto con toda la precaución del mundo porque mantener la legalidad es lo más importante que hay para que funcione un sistema democrático. Demostrado está, sin embargo, que es la administración la primera que desobedece las propias leyes que dicta o bien las dicta para beneficiar a determinados grupo de presión. Esta ordenanza está hecha para beneficiar al grupo El Día porque imposibilitaría la difusión de los gratuitos en casi ningún lugar. También para advertir a nuevos navegantes de qué les puede pasar si se enfrenta a lo que los mandos establecen. Es seguro que si esta medida se apelara en los tribunales en base al Derecho Fundamental de Libertad de Información y Expresión éstos acabarán contrariando a la administración.
Antes que se me acuse de anti sistema recordar que Llanos muchas veces lo ha tratado de ser. Muchos recordamos sus palabras respecto al puerto de Granadilla cuando fue consejero de nunca se supo qué en el Cabildo de Tenerife cuando decía que había que hacer el dichoso puerto a toda costa, cuando el expediente de éste estaba en las instituciones europeas, y que luego ya se vería qué pasaría. Sin duda sus palabras eran un efecto de gratitud para con las empresas que han financiado su trayectoria política y que puede que tengan intereses en las obras del puerto. Mientras, las mías, sólo obedecen a la lucha por las libertades de los individuos y sus derechos.
Es ridículo que ahora se pretenda controlar en Santa Cruz de Tenerife la difusión de esta prensa gratuita cuando, por ejemplo, al grupo El Día le salen gratis muchas veces sus ejemplares cuando acepta el dinero con el que la multinacional Unelco Endesa financia sus suplementos y que tienen que ver con el silencio cómplice que guardó este grupo durante la crisis del apagón causado por la cola de la tormenta tropical Delta. La publicidad puerta a puerta genera muchos más residuos y problemas que los gratuitos pero a ningún municipio se le ha ocurrido regular esta práctica porque se le echarían encima las grades superficies que son dueñas de un porcentaje muy importante de la distribución en Canarias. Asimismo se relaja mucho la legislación sobre las vallas publicitarias o sobre los carteles que ensucian muchas calles con actos que patrocinan los propios ayuntamientos. Tampoco se regula grandes trasvases de dinero público a instituciones privadas a través de patrocinios muchas veces poco tranparentes. Como todavía no pueden meterle mano a la red donde se puede encontrar la información más crítica sobre temas de actualidad han decidido detener radicalmente los 5 mil ejemplares que se difunden del periódico Metro por si las moscas. Franco también persiguió durante toda la dictadura los medios impresos de anarquistas y comunistas. No es que este medio sea radical, todo lo contrario, ya que en sus páginas abunda la crónica rosa. A veces con todo el análisis del mundo es muy complicado entender la realidad.
Canarias 24 Horas, 11 de noviembre de 2007.