Para hacerse famoso mediáticamente Sergio Xavier Martín Martínez ha tenido que agredir física y verbalmente, y aquí voy a permitirme no aludir a la presunción de inocencia porque su acto cobarde es algo que todas y todos hemos visto hasta la saciedad, a una menor ecuatoriana que viajaba tranquilamente en un vagón de un tren de cercanías en Barcelona. Si en aquel lugar no hubiera habido una cámara de vídeo que grabase toda la agresión ésta no sólo continuaría impune y sin que siquiera se hubiera buscado al agresor, como muchas que se han denunciado estos días inmigrantes que señalan como sus agresiones siguen todavía sin resolver, sino que ahora estaríamos hablando de otras cosas.
A Sergi Xavier nunca le han hecho mucho caso en la vida. Su madre murió siendo muy pequeño, su padre es alcohólico y la abuela que lo crió apenas pudo darle un ambiente estable porque también tiene problemas. El hecho es que la atención que no le prestaron en su infancia y juventud, las etapas más importantes de su vida, se la están dando ahora los medios. Tele 5, el mayor productor de telebasura de la historia de España y probablemente unos de los mayores responsables del empobrecimiento social y cultural de nuestra época, emitió una entrevista para echar su dosis habitual de carnaza a la audiencia. Como siempre los medios confunden el sentido de la noticia, hacen héroes a quienes no debieran y aplauden, a través del encumbramiento en sus espacios, actitudes de las que no se debería ni hablar.
El sentido del derecho penal es no sólo el de resarcir a las víctimas sino el de rehabilitar a los criminales. Por ello se hace necesario que todo el peso de la ley recaiga sobre Sergi Xavier no sólo para que vaya a la cárcel una pequeña temporada, de donde saldría empobrecido como ser humano, sino para que entienda que lo que le ha hecho a la joven es algo miserable. Esto no se consigue con castigo sino con medidas sociales que hagan que se recupere para la convivencia. También para que desde la sociedad se recoja el mensaje que estos hechos no deben existir porque parece, con toda repercusión mediática que el caso está teniendo, que es una actitud a premiar cuando es todo lo contrario. Y es que el papel de los medios aquí, como en todo, es muy importante.
En proporción a su territorio y sus habitantes España es el país, junto con Estados Unidos, que está soportando una de las mayores presiones migratorias del mundo. Tenemos que quitarnos de la cabeza el fenómeno de la inmigración ligado a pateras y a entradas clandestinas de irregulares porque en la actualidad las personas que entran de esta manera son una proporción muy insignificante respecto al resto del fenómeno. Una buena cantidad de inmigrantes que llegan lo hacen, según datos oficiales, con un contrato en origen para ocupar puestos de trabajo que los españoles no queremos hacer. En Canarias es el calor que desprende la economía, basada en la insostenibilidad social y económica de nuestro territorio, con un sistema hecho para especular que atrae al capital y con una fiscalidad que a través de la RIC favorece a las grandes fortunas y empresas, es el principal factor llamada que atrae a los migrantes a nuestras islas. En este sentido el archipiélago es un verdadero laboratorio social que demuestra cómo la inmigración enriquece nuestra cultura y que deja ver que nuestros políticos y dirigentes no están a la altura de las circunstancias. Se ha dicho muchas veces que la demografía de las islas se debe controlar con una imposible ley de residencia cuando lo que hay que hacer es aumentar la ayuda al desarrollo en los países pobres, cosa que no sólo depende de Canarias, y enfriar nuestra economía con unos sistemas fiscales más justos y potenciando el sector primario y la I+D+I.
El 29 de octubre de 2006 se celebró en Santa Cruz de Tenerife una manifestación con tintes racistas y xenófobos apoyada por un partido político como el CCN, que se pegó el mayor batacazo electoral de la historia de las islas el 27M porque carecía de bases electorales cosa que trataban de suplir con mucho dinero para hacerse un hueco en las instituciones, y con una prensa adicta al régimen, como el grupo El Día y Radio Burgado, que nunca sabremos qué trataban de ganar con esta operación. El hecho es que la manifestación resultó un fracaso pero la intoxicación de la sociedad canaria nunca se podrá calibrar de verdad. No hay que olvidar que desde aquellos medios se vertieron afirmaciones, se hablaba de que el blanco cuando se mezcla con el negro hace que se oscurezca o se retaba a los defensores de los Derechos Humanos a que mantuvieran a un negro en su casa, que con el actual código penal en la mano se contemplan penas de cárcel. Como siempre en estos casos en Canarias no pasó ni ha pasado nada.
El siglo XXI es el siglo de las migraciones. Cuando cientos de miles de millones de euros circulan al día por los mercados financieros sin ningún tipo de control político y sin que sufra trabas por ningún tipo de impuesto que grave la especulación es ridículo que se pretenda que la gente se quede en sus países muriéndose de hambre. Más de la mitad de las personas de este planeta viven con poco más de un euro mientras las 84 fortunas personales mayores del planeta acumulan un capital superior al PIB de China, un país compuesto por más de 1600 millones de personas. Y en todo este fenómeno que traerá como consecuencias un planeta distinto al actual en pocas décadas los medios de comunicación deben jugar un papel responsable subrayando lo positivo de los fenómenos migratorios y no dando protagonismo a un tipo que es necesario rehabilitar como Sergi Xavier o incitando a racismo y la xenofobia como ha pasado en Canarias. Por suerte la gente suele ser más buena de lo que se quiere que sean. Todavía muchos recordamos con orgullo la noticia que recorrió el mundo cuando los bañistas de la Playa de la Tejita, el 30 de julio de 2006, socorrieron con sus propios medios a 88 inmigrantes exhaustos que llegaron en un cayuco a aquella playa.
Canarias 24 Horas, 29 de octubre de 2007.