Yo no soy periodista, ni he estudiado en una facultad donde los alumnos se titulen como tales ni mis actividades profesionales hacen que viva de escribir. Tengo mucho respeto a las profesiones y por eso no me pondría a operar tumores a enfermos de cáncer ni a pilotar aviones ni a apagar fuegos aunque este verano llegara a sentir impotencia cuando veía que Gran Canaria y Tenerife ardían y había tanta mala gana y descoordinación. Lo que llevo haciendo hace casi dos años en foros y páginas de Internet no es periodismo sino una sana crítica democrática que en las instituciones y los foros públicos me es negada no sólo a mí sino a cientos de miles de ciudadanos. Mi trabajo me da para vivir con relativa tranquilidad, comer, pagar mis facturas y hasta poder hacer algún tipo de actividad que me produce satisfacción. No necesito más y en ese sentido no soy ambicioso. Sí las cosas fueran diferentes, sí otro mundo fuera no sólo posible sino real, dejaría de opinar y me dedicaría a pasear o a hacer actividades menos transcendentes.
Las nuevas tecnologías, lo que se conoce hoy en día como el fenómeno de las redes sociales, han posibilitado que no sólo yo sino millones de personas en el mundo podamos alzar nuestra voz individual contra un sistema de pensamiento paradójicamente cada vez más único y totalitario. En este sentido, y de verdad que no me gusta sobredimensionar las cosas en un exceso de paroxismo como si fuera un iluminado, creo que vamos a ver muchas cosas interesantes en los próximos años al respecto. De momento la hegemonía de los grandes medios completamente opacos al individuo y brutamente verticales se están viendo en jaque y la tradicional prensa escrita se ha quedado bastante descolocada y para seguir sobreviviendo como tales han tenido que buscar otros complementos. Pronto, como recuerdo en un chiste del genial Forges, los diarios regalarán un fin de semana una vaca para que la gente vaya a comprarlos.
En Canarias se han creado en los últimos años auténticas redes sociales que no sólo han llegado a cuestionar la política de los conocidos como trilelos, CC (ahora ATI de nuevo) PSOE y PP, sino que han sido capaces de organizar una resistencia con auténticas alternativas viables de desarrollo y tres manifestaciones de muchos miles de personas contra el puerto de Granadilla. Esto hace apenas un lustro sin la casi generalización de Internet y teniendo como único referente medios antediluvianos como el periódico El Día hubiera sido imposible. El 11 de marzo de 2003 nos pudimos enterar por medios extranjeros que fue Al Qaeda quien puso las bombas en los trenes de Atocha, al contrario que la miserable mentira que trato de mantener el PP aquellos tristes días, o sabemos que, por medio de la prensa de Gran Canaria, a Miguel Zerolo le salen premios de lotería, coches de lujo y pisos francos.
En verano en la zona de Residencial Anaga vi a un conocido tertuliano y columnista del diario de mayor difusión en Tenerife, ese que es el órgano oficial de ATI, bajarse de un deportivo de lujo a comprar tabaco en un bar de la zona. A mí me gustaría saber cuántos de los miles de periodistas con título que hay ejerciendo en las islas, en medios muchas veces cutres y que ojalá fueran mileuristas, podrían permitirse no sólo comprarse un coche de este tipo sino mantenerlo en gasolina nada más.
Ni Andrés Chaves, ni Ricardo Peytaví, ni José Moreno, ni Jorge Vargas ni mucho menos el tirano-saurio de la prensa tinerfeña, José Rodríguez, son ni serán nunca periodistas. Ellos son sólo parte de los intereses a los que se pliegan y a los que representan. Criados fieles con a veces algo de ingenio tienen su oficio errado. Recuerdan a los bomberos de la novela Fahrenheit 451 de Ray Bradbury y en la que éstos no se dedicaban a apagar fuegos sino a quemar los objetos que más han representado nunca la cultura y la libertad: libros.
Empiezo a partir de hoy en este medio digital de Canarias 24 Horas a opinar, que no a hacer periodismo, en el que se me ha dado no sólo un hueco sino la libertad para hacerlo. Y empiezo con muchas ganas y muchas ilusiones. Y como no vivo de esto mis opiniones siempre serán, acertadas o no, completamente independientes a mi gratitud estomacal que para el poder establecido es ninguna. He estado en decenas y decenas de reuniones de movimientos sociales y políticos y nunca he visto el famoso oro amarillo. De lo más que me enorgullezco es de ser un anti sistema porque el que rige actualmente en las islas ha significado un deterioro social, político, democrático y medio ambiental para Canarias. Todo lo contrario a lo que hacen los medios locales que no informan de los últimos descubrimientos en torno a la investigación de Miguel Zerolo porque dicen respetar la presunción de inocencia cuando parece que lo que hacen es encubrirlo. Y mientras Ángel Llanos, ejemplo de nuevo rico hecho por ocupar cargo público, en Nueva York, con dos funcionarios a sus espaldas, comprándose el último modelo de ipod.
Canarias 24 Horas, 5 de octubre de 2007.