Parece que alguien ha descubierto en Canarias una piedra filosofal. Y no es una tipo Zanata que adora la supuesta élite de la arqueología canaria, conocida como los Zanatones, que está muy cercana al Cabildo de Tenerife y a algunos sectores de la Universidad de La Laguna con la que pretendieron engañar al mundo señalando que las raíces de los habitantes del archipiélago están en la Cuenca Mediterránea y que nuestros ascendientes no son unos africanos, pensarán ellos, de mierda. En este caso esta piedra está más ligada a asuntos meramente económicos y a pelotazos especulativos. Además no es algo exclusivo nuestro sino que viene impuesta por sectores lobbistas que sugieren las necesidades de nuevas obras públicas, la mayoría de las veces innecesarias, en el seno de la Unión Europea, Ministerios y gobiernos de las comunidades autónomas. En Canarias se está apostando porque las zonas de los centros urbanos con arraigo patrimonial e histórico se estén remodelando, tomando como base el concepto de centros comerciales abiertos, lo que significa un primer paso hacia la mercantilización y privatización de estos espacios que todavía son públicos. De momento se está inyectando dinero del contribuyente, todavía quedan fondos europeos, para levantar estos sitios, muchas veces lo más que necesitan es un simple acondicionado, para cambiar el adoquinado y mobiliario urbano por otro siempre de mala calidad y gusto dudoso.
De esta forma se están levantado, o se van a levantar, plazas o calles en Canarias para pavimentarla con una piedra de tipo basáltico producida en China, en una búsqueda rápida por Internet me sale un contacto que vende de este material en Xian, y es de suponer que alguien se esté beneficiando de intermediar con este material. Nuestras autoridades no contentas con que los textiles que llevamos encima, lo zapatos deportivos que calzamos, la cacharrería electrónica con la que nos comunicamos con el mundo y hasta una parte importante de los libros que leemos sean fabricados en China que están dándole un toque a nuestro patrimonio estilo "Made in China". Y es que el Gigante Asiático se planta ante el mundo como un país con dos sistemas económicos, más bien es un capitalismo de estado que es hasta más agresivo que el corriente, que explota a su clase trabajadora a extremos insospechados, que vulnera sistemáticamente los derechos humanos, que censura los medios de comunicación electrónicos y que hasta Google les chiva al gobierno lo que buscan sus ciudadanos en nombre de que es, y será todavía más, el gran mercado del siglo XXI. Cuando paseemos por nuestras calles peatonalizadas y veamos que los adoquines están manchados, se ensucian y se rompen fácil para que en menos de una década haya que sustituirlos, deberíamos de pensar que en su superficie está el sudor y probablemente la sangre de muchos seres humanos que han trabajado en duras condiciones para extraerlos de una cantera donde las leyes laborales de occidente no llegan. Todo, como siempre, para que unos cuantos se estén forrando por cosas que no son necesarias hacer y, como dice el amigo Federico Aguilera, porque primero se da la solución y luego se busca el problema.
Nuestros políticos tiene mucha suerte de vivir aquí en esta nuestra tierra única y bananera. China tiene un rasgo salvaje y atroz que hace que sea el gobierno que, sistemáticamente, más vulnera los derechos humanos porque tiene ese castigo nunca deseable por un estado para ser humano alguno, haya hecho lo que haya hecho, y que es la pena de muerte. Hace pocos meses al presidente de la agencia China del medicamento lo pillaron con sobornos millonarios por hacer la vista gorda a grandes laboratorios farmacéuticos occidentales para la fabricación de medicamentos dedicados a la exportación que eran ineficaces. En cuestión de pocas horas este cargo público fue arrestado, juzgado, condenado a muerte y ejecutado. En China tienen claro que la corrupción les da mala imagen como país pues allí aspiran a obtener los grandes contratos de fabricación de las multinacionales que van a fabricar en China sus productos para venderlos a todo el mundo. En Canarias, sin embargo, un gobernante público puede estar doblemente imputado aunque aforado por lo que será juzgado por otros procedimientos y, tras presentarse al mismo cargo, reelegido porque parece que a la gente las muestras de soberbia le parecen valentía y le votan. Aquí la corrupción es una forma arrogante de triunfar y no se les condena, no ya con la muerte, sino que es muy fácil que el ladrón de lo público acabe impune. Entre ellos deben decirse que nos engañan como chinos.
Cuentos y Noticias desde Canarias, 19 de septiembre de 2007.