Uno de los principales problemas que existen en Canarias es el de la movilidad. Y no hablamos de los viajes a larga distancia, aún sigue siendo caro viajar a la península para un canario a pesar del abaratamiento de los precios debido a los efectos de la globalización en las compañías aéreas, ni siquiera entre las islas del archipiélago donde se da la surrealista situación de que es posible conseguir a un billete más barato de las islas a Londres que de Los Rodeos a Arrecife. Nos referimos a los problemas que se dan dentro de las mismas islas para los desplazamientos cotidianos. Concretamente en la isla de Tenerife, la isla de mayor superficie objetivamente hablando sin que esto sea una apología al editorialista de El Día José Rodríguez, el tema tiene trazos kafkianos.
Por sus características climáticas, sociológicas, ecológicas y ambientales las Islas Canarias, bajo el gobierno de gente más sensata, inteligente, honesta y no adherida al enriquecimiento rápido, hubiera sido el lugar perfecto para, con las subvenciones de Europa y las exenciones fiscales que tenemos como región ultraperiférica, hacer un laboratorio social donde se experimentara un desarrollo de tipo sostenible que podría haber llegado a ser un modelo a imitar por muchas regiones. En lugar de ello para Canarias se ha copiado un modelo insostenible, y de sobra fracasado, que produce un enriquecimiento rápido y que está abocado a nuestras islas hacia el colapso. La isla de Tenerife es una de las zonas en el mundo que tienen más vehículos particulares, en concreto existen 2,2 coches por cada tres habitantes. En una isla que cuenta con una superficie de 2.034,38 kilómetros cuadrados y 1.100 kilómetros de carreteras esta cifra es simplemente una locura y demuestra la ausencia de políticas de transportes públicos enfocadas a fomentar la movilidad por parte de las instituciones como el Cabildo de Tenerife o el Gobierno de Canarias.
Intersindical Canaria, aquella misma central que faltando poco para que concluyera la legislatura se abstenía en la votación del último pelotazo de Suárez Trenor como presidente de la Autoridad Portuaria para adjudicar las obras del dique exterior del puerto de Granadilla a sus amigos, lleva un tiempo, con muy buenos motivos, denunciando que existe un plan oculto para la privatización encubierta de TITSA. Esta empresa, creada como cacicada de la familia Oramas y de la que proviene la fortuna de la actual alcaldesa de La Laguna, se hizo fuerte cuando se eliminó el primer tranvía que unía Santa Cruz con Tacoronte que le hacía competencia. Ahora, paradójicamente, la misma familia política de la Oramas, que responde por las siglas de ATI, está desestructurando la empresa de guaguas para que todo el mundo en el área metropolitana tenga que pasar por el tranvía que se ha desvelado como una máquina perfecta de producir comisiones y beneficios a las empresas privadas de los amigos que están en la estructura mixta empresarial de Metropolitano de Tenerife. La reordenación del transporte público en el área urbana prevista para este septiembre está encaminada a aportar el mayor número de viajeros posibles al nuevo tranvía para que este sea lo menos deficitario posible. Esto se hace sin tener en cuenta que los desplazamientos que antes se hacían en una única línea de guaguas se van a tener que hacer ahora en varios transbordos con los consiguientes inconvenientes para el viajero que es el que paga el precio más alto de toda esta sucia y oscura política.
Las líneas que van a ser reformadas, para que vertebren con el tranvía, son las urbanas de Santa Cruz 904 y 908 y las interurbanas 013, 014 y 136. Concretamente estas tres últimas líneas, que unen La Cuesta y Taco con Santa Cruz y La Laguna, se las quiere hacer converger con el tranvía, para aportar un número muy importante de viajeros a este sistema, hasta que se haga la línea dos del metropolitano que conectará Los Andenes con La Cuesta y cuyas obras ya están licitadas y en espera de que empiecen. Luego también está la otra línea que se quiere poner desde Santa Cruz a Las Teresitas y la que pueda ir de La Laguna al aeropuerto de Los Rodeos. Con estas perspectivas Alstom va a estar enriqueciéndose a costa de los canarios por, todavía, bastantes años. Y esto en el contexto de los accidentes que está teniendo el tranvía, dos choques de una guagua desde que se inauguró el 2 de junio y varios más que ha tenido contra otros vehículos desde que empezó a funcionar en pruebas, que debe de hacer una media de un accidente cada 20 días. Y eso por no pensar los problemas que pueda tener con las lluvias porque recordemos que con las de marzo de este mismo año la entrada al túnel del metropolitano en el Hospital Universitario quedó inundada y para testimonio está la crónica de la web del Foro Contra la Incineración de Residuos de Tenerife porque los medios de comunicación profesionales han silenciado siempre todo lo referente a los problemas que ha tenido, y tiene, el tranvía de Tenerife que ha venido a la isla a hacer competencia pura y dura no al vehículo privado sino a la guagua.
Los políticos tienen que aprender de una vez por todas que los ciudadanos nos somos tontos y que nos deben el mayor de los respetos. El desmantelamiento, o la marginación de la guagua, en Tenerife es un asunto muy grave y hoy un viajero que quiera ir a Güímar desde Santa Cruz puede llegar a esperar una guagua para recorrer poco más de 20 kilómetros más de dos horas. La aparente solución a las graves carencias del transporte público es adherirse al vehículo privado cosa que está haciendo un daño muy grande, ambiental, económico y social, a nuestra isla. Mientras los políticos ajenos a todo esto no se los ha visto coger nunca la guagua ni el tranvía, en internet está el vídeo de Zerolo haciendo campaña electoral con el tranvía todavía en pruebas, y viajan en sus cómodos coches oficiales marca Audi modelo A8. En una isla como Tenerife se están proyectando soluciones continentales de transporte como el desastroso tren al sur que va a provocar graves problemas sociales, etnográficos y ambientales si este proyecto se lleva a cabo. Incluso en toda esta ilógica ha surgido una especie de asociación de defensa del transporte público, más bien parece un lobby para los proyectos del tranvía y del tren del Cabildo, que seguramente, y por suerte, desaparecerán pronto como pasa cuando aparece una asociación creada para salvaguardar los intereses de los empresarios y los políticos que comercian con los gobiernos. La dignidad a estos planes está en los movimientos ecologistas y ciudadanos y la solución al transporte en Canarias es la guagua.