Si hay algo que debemos reconocer al sistema autonómico que se ha desarrollado en Canarias en estos últimos 25 años es que el crecimiento económico, objetivamente hablando, no ha tenido parangón alguno en la Edad Contemporánea en las Islas y ha sido de los mayores que ha habido en casi dos siglos. Otra cosa esa que hagamos un análisis que no hace falta que sea muy concienzudo para que nos demos cuenta que esta riqueza generada ha sido acumulada en muy pocas manos a costa de tener hasta un cuarto de la población total de las islas, casi 500 mil personas, malviviendo con una renta inferior al nivel de la pobreza, de desarrollar una economía sin imaginación que vive de las subvenciones de la Unión Europea en un archipiélago en el que las grandes empresas apenas pagan impuestos sino que los desvían a un fondo especial llamado RIC y donde la inversión pública en servicios sociales es miserable y lo que se destina pasa a empresas privadas concertadas que se aprovechan de privatizaciones encubiertas de servicios como la educación y la sanidad. En la época de la globalización Canarias ha crecido a base de ser un paraíso fiscal que atrae a empresas, sobre todo constructoras, que vienen a especular con el territorio y a demandar infraestructuras que la mayoría de las veces son inútiles y que sirven para trasvasar dinero público que no se invierte en servicios públicos a empresas privadas que degradan irreversiblemente nuestro territorio. Este sistema capitalista agresivo a parte de generar un deterioro de la calidad de vida produce una cantidad ingente de residuos, hace 15 años no existían grandes superficies y hoy se pisan las unas a las otras, para el que los sistemas canarios no están preparados para tratar adecuadamente. Lo peor de todo es que no se tiene voluntad política para ello.
El problema de la basura en Canarias no es algo que se dé asilado al resto de la forma de hacer política sino que toda forma y estilo de hacer gobierno aquí es basura en sí. En estos años que se han debido aplicar transposiciones de normativas europeas no se ha hecho más que para coger subvenciones, aplicarlas inadecuadamente y hacer bonitas campañas de imagen que no han llegado a informar a muchos ciudadanos ya que la mayoría no se enteran de dónde hay que tirar cada tipo de residuos sino que tratan de convencer de lo bien que se toman las autoridades el tema del reciclado. En Tenerife, y según datos expuestos por el Foro Contra la Incineración de Residuos, en 2008 en virtud a estas directivas se deberían recoger 14 kilos de vidrio por habitante y año, se recogen sólo 5, de papel y cartón 111 kilos, no se llega ni a los 40, y en envases ligeros la cuota actual no pasa ni del 2 por ciento cuando, y por poner un ejemplo, de envases metálicos se deberán recogerse ese año un 58,8 por ciento. Está claro que estas cifras escenifican un fracaso rotundo y una ausencia seria de políticas de gestión de residuos en la comunidad autónoma en general.
En Tenerife nos encontramos con el caso concreto del municipio de Arico que siendo de los menos que producen desperdicios en la isla está condenado a quedarse en su territorio la basura que todos producimos a ritmo vertiginoso. En 2003 a pocas semanas de las elecciones se inauguró una planta para la separación de residuos con gran propaganda para que los políticos de turno se hicieran la foto y luego, cuando pasaron las necesidades electorales, se olvidaron del asunto y estuvo casi dos años cerrada. Hace pocos días, también tenemos unas elecciones cerca, volvía el presidente del Cabildo Ricardo Melchior y el nefasto consejero de medio ambiente de esta institución al lugar del crimen en busca de más propaganda y nuevas fotos. A parte de ser todo una pantomima la planta es ineficaz ya que la única y mejor manera de tratar los residuos es que éstos estén separados en origen. Los que normalmente nos hemos tomado esto en serio sabemos lo difícil que es encontrar muchas veces los distintos contenedores para depositar los distintos tipos de residuos que generamos en nuestras viviendas. En La Laguna, por ejemplo, es fácil ver como el contenido de los pingues contenedores amarillos es mezclado con el resto de los residuos orgánicos por los operarios de la empresa Urbaser, que llegan a reconocer en privado que esto se hace así muchas veces, delante de la cara de muchos ciudadanos que han hecho el trabajo en casa de separar sus basuras. Esto a pesar de la campaña que se hizo en este municipio en vísperas de las elecciones locales de 2003 en la que se publicitaba pomposamente que el municipio iba a ser líder de Canarias en gestión de residuos. Hoy en día, cuatro años después, el problema de la basura en La Laguna sigue siendo grande y no se ha hecho nada por una corporación que siempre ha estado muy preocupada este tiempo de hacer propaganda pues el papel aguanta todo lo sucio.
Sin tener que esperar cuatro años más de inactividad para volver a hacerse alguna foto inaugurando un nuevo contenedor de basura el algún municipio de Tenerife el Cabildo Insular a través de la iniciativa de un técnico, Francisco Hernández, ha tratado de consensuar con organizaciones sociales y grupos ecologistas antes de que acabara la legislatura un plan de residuos para la isla. Ya sabemos que muchas veces estas propuestas caen en saco roto pero esperamos que después del 27 de mayo nuevos aires lleguen al Cabildo, no me refiero a que el PSOE obtenga mayoría porque este partido es más de los mismo ya que sus miembros están implicados en pelotazos como el del puerto de Granadilla o de la playa de Las Teresitas, y puedan enderezar un poco las cosas en uno de los problemas más graves que tienen las Islas en la actualidad. Y sería algo sencillo de resolver pues sólo habría que poner dinero, por ejemplo con una mínima parte de los 360 millones de la chapuza del tranvía que no va a resolver los problemas del tráfico y que ya se ve como un nuevo problema, y haciendo bien las cosas se gestiona por muchos años los residuos de la Isla. Sin necesidad de incineradoras, que producen gases tóxicos, CO2 y residuos mucho más peligrosos que la basura en sí, se podría hacer una industria del reciclaje que además daría dinero porque ya no estamos en una época en la que la basura se puede esconder debajo de la alfombra como se ha estado haciendo todos estos años. Es una pena que unas islas tan bellas y peculiares estén gobernadas por políticos que deberíamos haber arrojado hace años a uno de estos contenedores de basura.
Nueva pantomima pre electoral vergonzante en el vertedero de Arico.
Canarias Digital, 7 de mayo de 2007.