Tanto en el mundo de la alta política como en el de las novelas de intrigas las cosas no suceden porque sí. Y aunque muchas veces la realidad supere a la ficción, digamos que lo que pasa es que nos falta el hilo que lleva de una montaña en Fuerteventura a una cuenta en Suiza por poner un ejemplo, no quiere decir que los hechos que suceden no sean tan causales e intencionados como las justificaciones que el escritor pone entre el homicidio y el móvil que empuja al mayordomo a matar. Y por todo ello, quizás, es por lo que personajes de novela como Sherlock Holmes nos parecen seres auténticos mientras que individuos reales como Manuel Hermoso Rojas nos dan impresión de esperpénticos.
Puede que sea algo muy fino y sutil pero está claro que hay una relación directa entre el par de décadas que la organización Ben Magec Ecologistas en Acción llevan trabajando por el medio ambiente natural y social de las islas y la sentencia que obliga a esta organización a pagar las costas judiciales del archivado caso del dinero desaparecido, se dice que en las cuentas de Necso y FCC, a causa de la investigación abierta acerca de la montaña de Tindaya en la isla de Fuerteventura. Una crítica muy frecuente, y muchas veces justa, que han recibido los grupos ecologistas es que ven la realidad muy parcial y parecen no entender que la sola defensa del medio ambiente natural, el caso de la lucha contra al extinción de las ballenas por ejemplo, no es suficiente por que el mundo es un continuo y que hay que luchar contra las relaciones de clase y el modelo económico que permite que esto suceda. Yo no voy a criticar aquí este tipo de cosas, en todo caso me metería más bien con el ecologismo que hace política en los partidos verdes, porque creo que es un tema puede hacer mucho daño a las organizaciones sociales en general y que llevan a caminos y a expresiones sin salida. Lo que yo sé, y lo que muchas personas tenemos claro, es que las compañeras y compañeros de Ben Magec son gente luchadora y con gran capacidad de trabajo. Provienen de años de activismo social en la izquierda canaria y saben muy bien cuáles son las implicaciones sociales de los problemas ambientales. Sin el trabajo de muchos ellos, y aquí siempre me viene a la mente la figura de Toni Rodríguez, las obras del puerto industrial en Granadilla habrían comenzado hace años. Por eso, en una decisión valiente, decidieron recoger como acusación popular en 2004 el juicio por los dineros desaparecidos en la montaña de Tindaya y que había abierto la comunidad autónoma de Canarias en 2000.
Como siempre que Adán Martín hace declaraciones acaba mintiendo descaradamente. En los últimos días el presidente de Canarias ha hablado sobre el asunto de Tindaya y la sanción por la que Ben Magec tiene que pagar las costas judiciales de este largo proceso. Ha dicho que la comunidad autónoma abandonó el caso porque había visto que con la primera sentencia por lo penal negativa se decidió no recurrir ésta porque se veía perdido el caso. Si la comunidad autónoma decidió no recurrir la sentencia de este caso de corrupción política, que probablemente no sea el más cuantioso de la historia de Canarias pero sí de los más vistosos, sería por otras cosas y por otros intereses más oscuros y no porque el caso estuviera perdido. Los servicios jurídicos de la administración canaria tiene la orden expresa de recurrir, siempre de oficio, a la mayor instancia posible los juicios que tienen abiertos, sobre todo aquellos que afectan a los derechos de los ciudadanos, y que la administración, por el hecho de que es la primera obligada en cumplir las leyes, debe ser garante y no detractora como siempre suele hacer. Luego, en un tono más paternalista y perdona vidas, dijo que no se podía tirar barro a la pared a ver si éste pegaba. Uno no sabe si hay cosas que pegan o no pero el hecho es que hay 2.000 millones de pesetas de la época, 12 millones de euros de la actualidad, de dinero público que han desaparecido y por mucha tecnología contable que se pueda hacer con el tema en algún sitio tienen que estar y está claro que los de Ben Magec no son los que tienen. Por eso, y porque cuando los atacan a ellos nos atacan a todos, esta sentencia es claramente injusta.
Cuando se dictan medidas así contra esta organización social y ecológica están tratando, en realidad, de desactivar una forma de canalizar el descontento de una importante parte de la sociedad canaria que es contraria al actual modelo económico, social y medioambiental que los políticos de coalición canaria, aliados de los constructores, llevan una década larga tratando de imponer. Por eso decíamos más arriba que las cosas no pasan por casualidad. Ante situaciones de este tipo todas aquellas fuerzas progresistas que están en contra del modelo especulador, puesto en marcha por coalición canaria, el PSOE y el PP, deben mostrarse solidarias y unidas ya sean de signo ecologista, nacionalista, comunista, organizaciones vecinales o de cualquier tipo. La sentencia de
La montaña de Tindaya es una montaña de brujas según cuentan las leyendas. También de restos y yacimientos arqueológicos, por eso es un área protegida. El color amarillento de sus piedras embeleza la mirada en un atardecer cualquiera en las tierras de Fuerteventura. Eso los saben bien los directivos de entidades financieras como Cajacanarias que, sin saberse bien cómo, forraron de su piedra la sede de este banco en Santa Cruz de Tenerife hace algo más de una década. También le vendieron la moto al gran artista Eduardo Chillida, fallecido ya, y que acabó bastante sucio con el asunto cuando era sólo una victima más del tema. Eso sí, hay más de 12 millones de euros desaparecidos en todo este turbio asunto. Resultaría muy poético acabar este artículo diciendo que a lo mejor las brujas saben el destino de este dinero pero es que sucede una cosa: las brujas no existen ni han existido nunca. Lo que si existen son los corruptos, los mafiosos y los especuladores. Son esos, pues, los que deberían hablar. Y que Ben Magec sigan haciendo su magnífica labor en contra del deterioro social y medioambiental del archipiélago.