
Las cifras de la inmigración irregular son siempre muy complicadas de sacar a la luz. Lo más probable es que una cantidad de personas parecida, o mayor que la de regularizados, se hayan
quedado sin poder acceder a los papeles por lo tímido de este proceso. La hipocresía del PP en estos temas es pasmosa. ¿Qué habría que haber hecho, según este partido? ¿Encontrar a toda esta gente y expulsarla del país? ¿Con qué medios se hubiera contado? La única forma de buscar a 800 mil persona en un país de más de 40 millones de habitantes es utilizando fórmulas de limpieza étnica y exterminio que partiendo del desarrollo nazi han sido perfeccionadas, en estos últimos años, por Serbia e Israel hasta puntos realmente cínicos. Esto en España no hubiera sido posible, y no porque a la derecha no le gustara porque ya lo hicieron sus antecesores en tiempos del dictador Franco con la mitad de la población, sino porque algo grande hubiera tenido que pasar. Al igual que las cifras de la irregularidad son complejas de sacar a la luz, las de los fascistas en nuestra sociedad lo son también. ¿Cuántos sobran, cuántos se ocultan en las iglesias los domingos entre otra gente de bien, cuántos bajo su piel de cordero esconden su corazón de lobo? Muchos, probablemente más que inmigrantes. Y en Canarias los de coalición hablan de leyes de residencia y ruptura de la capacidad de sustentación del territorio. Estos son fascistas también pero hay que echarles de comer a parte. Por eso aquí no he hablado de ellos.
Esta pintada está cerca del barrio de La Cuesta entre Santa Cruz y La Laguna. Como el espacio físico en el que se mueven las personas se estructura en virtud de diferenciaciones sociales con base económica, en este barrio se están asentando la mayoría de los inmigrantes que trabajan en el Área Metropolitana. Es bueno que esta pintada haya aparecido allí, precisamente donde pudieran darse brotes de racismo y xenofobia. La sociedad suele ser más generosa e inteligente que sus gobernantes.