Cuando niños todos decíamos mentiras. Recuerdo que una vez mi madre me cogió por los pasillos y me preguntó por un bote de mermelada de fresas que había desaparecido de la despensa. Le dije que yo no había sido. Las pruebas me delataban: tenía mermelada por la boca y los labios. Siempre le he agradecido el cachete que me dio. No sé si soy mejor persona por ello pero sí que generalmente no miento en la vida cotidiana. No soy de los que abogan por la educación a golpes, todo lo contrario, pero a veces hubiera sido mejor para nosotros que a muchos de los que se dedican a los gobiernos sus madres les hubieran dado una torta bien dada cuando de pequeños decían una mentira.
En 2003 Goerge W. Bush Junior comenzó una guerra, que todavía dura pese a que a los dos meses de empezar se dieron oficialmente por concluidas las acciones bélicas, contra el pueblo de Irak basada en una vulgar mentira: el gobierno de Saddan Hussein tenía armas de destrucción masiva y estaba dispuesto a usarlas contra cualquiera. A día de hoy, tres años después, no ha aparecido nada, ni siquiera un tirachinas de alta precisión, que pueda ser considerado arma de destrucción masiva, ni indicios de haberlas construido, ni planes para ello. Nada, salvo la destrucción de un país y el genocidio sobre una población inocente a causa de que de un lado y otro tuvieran que soportar a gobernantes tan impresentables como a Bush o a Saddan. El 11 de marzo de 2004 ha pasado a la historia de la democracia reciente como el mayor atentado terrorista sobre suelo español. Casi 200 personas murieron asesinadas. Eran trabajadores, había hasta inmigrantes ilegales que hacen trabajos que los de aquí ya no queremos hacer, que se levantaban muy temprano para, con sus impuestos y con la plusvalía empresarial del trabajo que realizaban, tributar y pagar el sueldo de los políticos que nos gobiernan. Pagaron el sueldo del genocida de Aznar cuando fue a las Azores a hacerse la foto del trío, con el otro mentiroso que falta pon nombrar Tony Blair, para que comenzara la guerra de Irak. El atentado del 11 M es, sin duda, consecuencia directa de esta reunión y de esta guerra miserable. Tres días después había unas elecciones generales y el gobierno de Aznar, con el Ministro del Interior Ángel Acebes a la cabeza, se dedicó a la mentira institucional masiva y sistemática. Dijeron que la autoría del atentado era de ETA y no de extremistas radicales vinculados al terrorismo islámico de Al-qaeda como las fuerzas de seguridad del estado tenían claro sólo cinco horas después del atentado. Aznar es hoy uno de los presidentes de honor del PP y Acebes fue ascendido a número dos del partido. Todo por mentirosos. Dos años después no se ha encontrado ni una sola prueba que vincule a ETA con los atentados. Ni una sola. Las últimas perlas del caso han salido estos días. Todavía desde los voceros del PP se dice que hay que investigar y buscar a los autores intelectuales de la matanza. Aznar ha dicho que él, como presidente del gobierno en 1998 durante la tregua de ETA, no fue a negociar con los terroristas sin a pedirles que se rindieran (sic) y eso que en unas declaraciones durante dicha tregua dijo lo que ningún presidente había hecho al hablar de ETA: sustituyó el apelativo banda criminal terrorista por el de entorno radical vasco.
En nuestra política local y autonómica canaria también tenemos nuestros mentirosillos particulares. Y no es que el diminutivo signifique que sus mentiras son menos importantes sino que el montante económico que se llevan por ellas es mas reducido. En Una Tierra Única con 447 mil personas viviendo por debajo del umbral de la pobreza, sobre un total de un millón novecientos mil habitantes, los factores macroeconómicos son distintos al igual que sus políticos más bananeros y endémicos. Ya quisieran para aquí que las operaciones especulativas tuvieran el calibre de los negocios que la familia Bush tuvo con la de Bin Laden en empresas petrolíferas antes del 11 S, Donald Rumsfeld con el lobby armamentístico durante la guerra de Irak o el PP nacional con empresarios urbanísticos en las Costas Valenciano Murcianas y en la Comunidad de Madrid. En los últimos años, sin embargo, en Canarias han encontrado una operación especulativa que, a escala relativa, puede tener un montante económico parecido: la pretensión de construir en Granadilla un puerto industrial. Para ello, siempre ad hoc, han ido desarrollando una batería de patrañas y vulgares mentiras para justificar el mayor pelotazo especulativo y urbanístico de la historia de Canarias. Seguimos aquí un comunicado hecho público por Ben Magec Ecologistas en Acción tras la patética visita de Adán Martín al Comisario de Medio Ambiente de la Unión Europea, Stavros Dimas, para ver porqué se paralizó el dictamen favorable al puerto que la comisión manejaba a mediados de enero de 2006 y en el que se desentrañan las mentiras institucionales que en este caso se han dicho. Se ha mentido, por las distintas administraciones que controlan tanto CC, como PSOE y como el PP, en que el puerto en Granadilla es necesario porque el de Santa Cruz está saturado y es imposible de ampliar. Según un proyecto que ha sido remitido a la Comisión Europea firmado por cuatro ex presidentes de la Autoridad Portuaria de Tenerife, el Puerto de Santa Cruz está muy por debajo de la explotación real de sus posibilidades y, si hiciera falta, se podría aumentar muchísimo su capacidad ampliándolo paulatinamente hacía San Andrés. Han mentido como bellacos cuando han dicho que el sebadal de San Andrés, que es LIC europeo, está en buen estado y que se vería afectado con esta obra. Este sebadal ya prácticamente no existe porque se ha reducido en los últimos años y ha pasado de tener más de 60 hectáreas a contar con menos de 6 en la actualidad. Esto se demuestra con una cartografía de la zona que el Cabildo de Tenerife tiene en su poder y que se ha ocultado, deliberadamente, a la opinión pública. Se ha mentido también cuando se ha dicho que la construcción del puerto en Granadilla no tendría afecciones medioambientales sobre el LIC Sebadales del Sur de Tenerife. Según se demuestra en estudios que la propia administración maneja la construcción de los diques afectará gravemente a las corrientes marinas de la zona dejando sin aporte de arena al sebadal y estrangulando su existencia. Las medidas compensatorias propuestas por la administración, transplante de estos sebadales a otras zonas donde no hay condiciones para ello, pueden ser muy bonitas en una oficina de Bruselas, a miles de kilómetros de las islas, pero aquí resultan un insulto a la inteligencia. Mienten burdamente cuando dicen que el puerto en Granadilla es necesario para introducir el gas natural licuado para la central eléctrica del Sur y cumplir así el protocolo de Kyoto. La misma empresa que en las islas pierde centenares de torres de alta tensión cuando los vientos soplan un poco más fuertes de la cuenta, Endesa, y que sería la encargada de la regasificadora para dicha central justifica como menos peligroso y más acorde con el medioambiente una instalación off shore, a 20 kilómetros de la costa, para una central eléctrica semejante que tiene en Italia. En Canarias la misma empresa miente porque dice que esto es más peligroso y costoso. Sin duda, la mayor colección de patrañas son las que han dirigido contra las personas y movimientos sociales que estamos en contra del puerto. Han dicho que somos una minoría, que no tenemos legitimidad, que nos financiamos con oro amarillo, que estamos en contra del progreso de Tenerife, que somos unos terroristas sociales o que somos la plataforma del no. Han sido años duros de descalificaciones y de mentiras por todos los lados y por todas las administraciones. Ahora que en la provincia de Gran Canaria se está investigando tramas eólicas, hay más de 600 teléfonos móviles de cargos del PP de allí pinchados por la policía y los jueces, somos muchos los que miramos que esta operación de manos limpias se extienda a Tenerife. Sobre todo deseamos que la fiscalía anti corrupción investigue de oficio las irregularidades que hay en torno al intento de construcción de un puerto en Granadilla. La justicia tiene que prevalecer aunque Adán Martín sea el protegido de Polanco en Canarias. Eso y que se amplíen las prisiones en las islas porque al final no va a haber sitio para tantos. Y todo porque, en última instancia, sus mamas nos supieron darles un cachete a tiempo por mentirosos. Y esta noche a la cama sin cenar.