19 agosto 2006

LOS TRILEROS

Como Zebensuy Rodríguez y yo fuimos al mismo colegio, a las cinco de la tarde que era la hora de salida de clase, íbamos siempre al parque a jugar en los columpios. Éstos estaban en una esquina muy concurrida, había un estanco, una parada de guaguas, una vendedora de la ONCE y un par de cabinas telefónicas, por lo que a las seis de la tarde del invierno, cuando empieza a oscurecer, los trileros venían por allí. Tanto Zebensuy como yo nunca hemos sido unas inteligencias prodigiosas, así pasamos por los estudios sin necesitar sobresalir a los pelotas e hijos de papá que ahora tienen un puesto enchufado en la administración, pero nos dábamos cuenta perfectamente del montaje que aquellos estafadores tenían para sacarle el dinero de la gente. Básicamente se trataban de tres caracterizaciones distintas: el que movía la baraja para que la gente apostara, los ganchos que en connivencia con el primero apostaban dinero que perdían como tontos y uno o dos tipos que vigilaban por las esquinas y que gritaban agua cuando aparecía la policía. Nos parecía todo tan visiblemente falso que siempre pensamos que la gente tenía que ser tonta para caer en aquella estafa. Luego, casi ya de noche, cuando íbamos a coger la guagua que nos llevara al barrio, Zebensuy y yo veíamos a aquellos tipos, unas veces estaban todos otras menos, reunidos en un bar, que olía siempre a desinfectante rosado, como invitaban a los amigos a copas o pagaban a mujeres para que estuvieran esa noche con ellos. Años más tarde las vidas de Zebensuy y la mía acabaron separándose y ahora nos encontramos por La Laguna de vez en cuando. Ambos, y lo digo sin rubor, seguimos siendo honrados porque nunca hicimos la pelota a nadie.

En Canarias se conoce también como trileros al conjunto de intereses que los tres partidos del poder, coalición canaria, PP y PSOE, han montado casi desde los 25 años que el archipiélago tiene autonomía. La metáfora está bien pero nadie nunca, creo recordar, se ha molestado en desentrañar qué funciones desempeñan cada uno de los tres picos del trile. Modestamente, y con permiso de Zebensuy Rodríguez, eso es lo que me propongo hacer en este artículo.

Sin duda es coalición canaria la que mueve la baraja y la que pone la cara y la desfachatez para engañar al mayor número de canarios y no canarios posibles. Cuando digo no canarios me refiero a la desvergüenza que tienen para ir a Bruselas y buscar la calificación de región ultraperiférica para Canarias, por dictado expreso de laburguesía de las islas que son realmente sus amos, para hacer función del secular complejo victimista del empresario para favorecerlos mientras hunden en la miseria, recordemos a los 440 mil canarios que viven por debajo de lo considerado como umbral de la pobreza, a la mayoría de las personas que habitan en este archipiélago. También tienen la cara de ir al gobierno de turno que esté en Madrid, del signo de los otros dos grupos con los que cohabitan en un momento dado y en un tiempo concreto como son PSOE y PP, para pedir excepciones fiscales, como la RIC o la zona ZEC, que ya se saben a vox populi que son fórmulas de blanqueo de dinero, que se conceden como prebenda a la burguesía local de este paraíso fiscal y bananero dirigido por Adán Martín Menís. Luego a los canarios nos dan migajas de todos sus negocios. Invitan a las asociaciones de vecinos a una chuletada o un crucero, pagados con dinero público por supuesto, unos meses antes de las elecciones y nos aleccionan de lo importante que es ser canario y que las cosas se hacen así porque somos de aquí. Nunca en estas tierras había habido una calaña de dirigentes tan ruin y mezquina como los de coalición.

El PP hace de gancho en la política autonómica del archipiélago. No hay más que ver las caras duras que se gastan tanto Ángel Llanos como José Manuel Soria. El primero es un personaje torpe, segundón afortunado que cobra 70.279,22 euros anuales en el cabildo de Tenerife por ejercer un cargo que no sirve para nada, pero que cada vez que abre la boca suelta incoherencias de tal calibre que consigue que todos, sin excepción, critiquen lo que ha dicho. En sus haberes están el sumar centenares de millones de europeos favorables a la construcción de un puerto en Granadilla o afirmar que hay que hacer el puerto como sea y luego, tras la política de hechos consumados, ya se arreglarán las ilegalidades que hayan cometido. Soria, sin embargo, es un personaje más siniestro. Detrás de su rostro clonado de Aznar se encuentra un tipo sin escrúpulos que al parecer ha vivido sin pagar el alquiler en el chalet de un empresario de la trama eólica, trama en la que cada día parece estar más tercamente implicado, y que se ha empeñado en ser juez y parte en la comisión parlamentaria que investiga dicho caso en el sentido de que ha presidido la comisión durante las comparecencias del empresario que destapó la trama, Alberto Santana, al mismo tiempo que algún día el mismo Soria tendrá que ser compareciente. Lo último que ha conseguido es que se aprueben nada menos que 18 campos de golf para Gran Canaria en la última reunión disparatada y mafiosa de la Comisión de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente de Canarias —COTMAC—. Como diría Manolo Vieira, van a ser tantos campos juntos que las pelotas de unos van a caer en lo hoyos de los otros. Bien, el hecho es que el partido popular en Canarias actúa como gancho que incita a los poderosos a que creen los negocios más disparatados. Hace bien su papel de perro fiel. No son tampoco inocentes. La política muchas veces fascista de coalición canaria se les queda corta, no hay más que ver los frentes abiertos a nivel nacional por los nazis de Rajoy y Acebes: lucha contra los derechos civiles de las personas, una política basada continuamente en la mentira cuyo momento supremo es el 11M, alianza con los sectores más ultraconservadores como la iglesia católica y demás sectas a las que pertenecen algunos de sus miembros y empecinamiento en contra de una solución pacífica al conflicto de ETA pese a que el gobierno de Aznar dialogó con esta banda.

El PSOE hace las funciones de vigilante. Algunos militantes de base suelen manifestar que hay altos cargos socialistas en el archipiélago que están deseosos por llegar al gobierno, aunque sea junto a coalición canaria, para pillar cargo público y coche oficial. Está claro que el objetivo de este partido, ya visto que el sistema electoral caciquil favorece siempre a coalición canaria, es ser los segundos ocupando el lugar de gancho que tiene ahora el PP. Todo ello explica la tímida oposición que hacen a coalición y que secunden la mayoría de los proyectos disparatados de infraestructuras salvajes para el archipiélago, sobre todo el puerto en Granadilla. Para muchos ciudadanos este partido ha podido significar en algún momento la salvación por la izquierda moderada del archipiélago. Desde aquí estamos seguros de que si algún día tomaran el poder van a hacer lo mismo que hace coalición en estos momentos. No es extraño que un tipo como Sánchez Aguilar se lo tenga que pensar para optar como candidato al gobierno de Canarias: venir al archipiélago le significaría meterse en el nido de víboras emponzoñado que existe en la política de Canarias y perder una prometedora carrera política en Madrid.

Cada día somos más los que pensamos que el sistema en las islas está tan podrido que lo mejor sería destruirlo para hacer uno nuevo. Los tres partidos políticos actuales no tienen ni la más mínima visión de futuro para Canarias. Son como los trileros del principio: se gastan las ganancias de un día en putas y alcohol. Luego duermen la noche y se levantan por la tarde. Así todos los días que pueden. Un día se despiertan y ven que su vida ha sido una ruina y que no ha valido para nada pero ya es tarde, mueren de tisis en algún rincón. Lo mismo pasará algún día en Canarias: amaneceremos para ver que el deterioro ambiental, social y económico es tan grande que entonces ya nada tendrá remedio. Mientras otros vivirán de comerse sus riquezas. Triste destino el de los canarios estar siempre gobernados por irresponsables sin cabeza. Y de mierda.

Canarias Digital, 31 de julio de 2006.