Dostoievski dijo en el siglo XIX que si Jesucristo volviera a nacer los hombres lo volverían a crucificar. A principios de este siglo XXI, sin lugar a dudas, la iglesia oficial católica sigue con ánimos de volverlo a sacrificar. Formas de matar como la crucifixión no son políticamente correctas en la actualidad pero métodos de pena de muerte como el de la inyección letal, más estéticos, lo aplicarían al reo después de su paso por un limbo legal estilo prisión de Guantánamo. La jerarquía católica conservadora presidida por el Papa Ratzinger, militante juvenil de las juventudes hitlerianas, y controlada por esos neonazis del Opus Dei, probablemente no reconocerían a su salvador aunque pasara delante de sus narices porque este representaría todo aquello que se empeñan en denostar. Este Cristo lógicamente posible, aunque físicamente improbable, se parecería un poco más a lo que la iglesia de la teología de la liberación trata de rescatar del pensamiento cristiano más primitivo y menos pervertido. Hoy en día estaría entre los marginados y probablemente sería homosexual, mestizo, anticapitalista, humanista, cobraría por su trabajo menos de un euro al día, no tendría fácil acceso a la energía, a las telecomunicaciones ni al agua potable y si fuera canario estaría en contra de la construcción de un puerto industrial en Granadilla y demás infraestructuras especulativas que coalición canaria planea para el archipiélago.
Días antes de que empezara la semana santa la conferencia episcopal española se apresuró a decir que las personas que se masturban, que tienen relaciones sexuales sin finalidad reproductiva o que son homosexuales son unos viles pecadores. Al igual que las petroleras aprovecharon para subir los precios de las gasolinas en previsión de la avalancha de coches que iban a llenar las carreteras los curas escogieron estas fechas para endurecer los requisitos para ser católico de provecho. A juzgar por como han estado las carreteras lo único que parece haberse endurecido estos días ha sido aquello de lo que los sacerdotes reniegan en los recogimientos que han tenido lugar en los apartamentos a pie de playa más que en las iglesias. Bueno, no sabemos si reniegan realmente pero en todo caso lo ocultan cuando se trata de abusos sexuales a menores que son cometidos por sus miembros, nos referimos a los componentes de la jerarquía católica y no a esa parte del cuerpo que tiene el deber de ignorar, como fue el caso de muchas parroquias católicas en Estados Unidos donde, sistemáticamente, fueron sometidos a abusos sexuales, durante años, muchos menores sin que haya habido una verdadera investigación del tema por parte de la jerarquías eclesiásticas ni que el anterior o el actual Papa hayan pedido perdón a las victimas o a los católicos. A la iglesia le cuesta mucho pedir perdón por sus errores, hace como 20 años lo hicieron por condenar a Galileo y todavía no lo han hecho por haber colaborado con los nazis para el exterminio de los judíos. Dirá el clero nacional católico, muy proclive a salir a la calle últimamente y no en procesión sino en manifestación, que eso ocurrió en otro lugar y en otro lado. Sin embargo, y de manera silenciosa pero continuada, casos de abusos sexuales han ido saliendo a la luz también es nuestro país. Y a los culpables no se los castiga sino que se los aparta de la vista para evitar el qué dirán, se los envía a otra parroquia o a otras funciones. Cuando pequeños los curas nos decían que San Luis lloraba cuando los niños se tocaban. En este caso, no se sabe si San Luis o quién, han estado mirando descaradamente para otra parte. Ya lo decía Nietzsche cuando hablaba de la formulación básica del la moral judeocristiana: si tu ojo te atormenta arráncatelo.
Este viernes santo se ha celebrado el 75 aniversario de la proclamación de
En Canarias, en ese estadillo autonómico creado a imagen y semejanza del dios Adán Martín, estas cosas tienen también su reflejo particular y hasta podríamos decir endémico. Durante siglos el sistema de bulas, pagar por el derecho a comer carne en pascua o para ir al cielo después de muerto, fue un negocio boyante de la iglesia en España. Hoy en día comer carne la comen hasta los obispos, no hay más que verlos por la calle para notar la inversión que de ella han hecho en sus cuerpos. Ganarse el cielo ya es otra cuestión. Por lo visto para coalición canaria éste debe existir sin lugar a dudas, seguro que desde la tierra ya buscan allí algunas parcelas para especular vía Punta Larga, por lo bien que tratan, con nuestros impuesto y sin que nadie nos pregunte nada, al clero canario. Si se les quema un edificio administrativo porque el mantenimiento era miserable y el seguro que pagaban pírico, no importa, el ayuntamiento de
Cuando hablamos de estas cosas con tanta enjundia siempre nos referimos a los que son cuestiones institucionales. Nada tenemos en contra, es más las defendemos desde cualquier lugar, cuando se trata de libertades individuales y de creencias propias. Nuestras críticas no pueden llegar al fondo de las consciencias y nada tenemos que decir de las personas que son creyentes y de la intimidad de su pensamiento. No vamos a ser iguales que la iglesia cuando ataca la homosexualidad en base a juzgar las consciencias de los homosexuales cuando, en honor a la verdad, la consciencia humana pertenece a la libertad suprema que sólo los individuos pueden tener. Ahí no debe llegar ni autoridad ni juicio alguno. Sólo estamos en contra de que instituciones, con ánimo de lucro y privadas, como es la iglesia católica, esté recibiendo dinero público y tenga un trato de favor institucional por parte de gobiernos y ayuntamientos y mientras, esto sucede, comprobemos, por ejemplo, que el trato de los menores en los centros de acogida pueda ser calificado de maltrato institucional o que a los inmigrantes no se los trate con la dignidad necesaria cuando, por razones económicas, han arriesgado sus vidas para venir hasta nuestras islas. Creo que en esto coincidirían los católicos y los no católicos como nosotros.
Canarias Digital, 17 de abril de 2006.