22 agosto 2006

El sucio papel de cada día

Acostumbrados estamos a que los medios de comunicación canarios jueguen el sucio papel de meras correas de transmisión del sistema de poder bananero de nuestro archipiélago, constituyendo el tercer eje de la clase político empresarial canaria, que ya no nos asombran cosas como que una manifestación de casi 100 mil personas sea de unos pocos miles, que los grupos contrarios al puerto en Granadilla, terroristas sociales a más señas, se financien con oro amarillo, de que no se informe de que hayan personas represaliadas por escribir libros pensados libremente o que se vuelva a atacar, con tintes racistas, fascistas y xenófobos, a los inmigrantes que llegan jugándose la vida en cayucos a nuestras costas por ese sucio medio que se llama El Día. Lo que si asombra es que nadie, absolutamente nadie que debería de decir algo en Canarias, diga nada en contra de las editoriales xenófobas, el pasado día 19 de agosto volvió este medio a las andadas, del periódico El Día. Nadie. Ni el presidente del gobierno canario, ni el del cabildo de Tenerife, ni ningún alcalde o alcaldesa que no dudan en hacerse populistas en tiempo de tormenta, ni el subdelegado de gobierno que tiene la vergüenza de ser alabado por este periódico, ni el PSOE, ni el PP, ni CC, ni los sindicatos UGT o Comisiones obreras ni ninguna organización social influyente o ONG's que se dedican a la beneficencia con el dinero de todos en el asunto de la inmigración. Nadie. Ni siquiera los jueces a título de oficio porque según la legislación vigente, aprobada por el PP y el PSOE para silenciar a Batasuna durante la dictadura de Aznar, la incitación al terrorismo, el racismo y la xenofobia tienen consecuencias penales y de carcel directa. Hay papeles que no sirven ni para el baño por muy noble que haya sido el árbol cortado para que semejante basura se imprima todos los días.
La imagen de arriba es de la manifestación de Santa Cruz de Tenerife del 18 de junio de 2006 en contra del racismo y la xenofobia. Unos chicos, todavía en edad de instituto, elaboraron esa y otra pancarta para demostrar que no son tan descerebrados como sus mayores y que el futuro está en las nuevas generaciones. También para dejar claro que ellos se van a quedar aquí, no como los 180 mil canarios que según el Catedrático en Demografía de la ULL salieron en condiciones terribles los primeros 20 años del siglo XX, y que saben recibir a los que vienen de fuera en malas condiciones. En su casa o donde sea...
Enlace:
Página del Foro contra la Incineración.