El 13 de marzo de 2004 se produjo la ruptura definitiva de las altas esferas de poder del partido popular con la realidad al mismo tiempo que con la sociedad. Un mensaje en mi móvil me avisaba de que esa noche de jornada de reflexión de unas elecciones generales había una concentración frente a la sede del PP en
Ahora mismo, y con relación al proceso de paz abierto con ETA, han escogido una estrategia suicida e irresponsable. A pesar de que el gobierno del PP en 1998 inició negociaciones y el mismo Aznar llegó a calificar al entorno terrorista de movimiento de liberación vasco como un guiño hacia los terroristas ahora están en contra de que el partido socialista de Euskadi se haya sentado a hablar con miembros de la ilegalizada Batazuna. Hay que recordar que la ilegalización de esta formación fue un golpe bajo a la libertad de expresión durante la segunda legislatura del aznarato de la mayoría absoluta. Hasta respetables y lúcidos personajes de la derecha española como Herrero de Miñón dijeron que la ilegalización de Batasuna, con los votos entonces del PSOE, era un disparate porque no condenar la violencia, cosa que se le exigía a esta formación, no era hacer un apoyo implícito de ella como se quiso hacer ver por entonces. Con este acto de golpe de estado a las libertades individuales se sentenció a la ilegalidad a cientos de miles de personas que vieron como de la noche a la mañana su forma de pensar, el legítimo deseo de que Euskadi fuera un país independiente, se convirtió en ilegal. Con la misma ley de partidos probablemente se pudiera haber ilegalizado al PP por su actitud criminal y genocida ante la guerra de Irak enviando tropas para masacrar a una población ya machacada de civiles después de la patética foto de las Azores de Bush, Blair y Aznar.
Al partido popular no le interesa que ETA deje de existir, no por lo menos durante una legislatura socialista. Esta es su razón de ser. El tema vasco está ahí como consecuencia de 40 años de dictadura del general fascista Franco y de su represión contra todo aquello que supusiera la libertad de los individuos. Ahora, después de muchos años y cientos de muertos por una causa injusta, parece que puede haber un resquicio de luz para que ETA desaparezca y haya una verdadera paz. Las negociaciones en lo que, esperemos, parece que pueda ser un proceso de paz irreversible, van a ser duras pero el PP no ayuda en nada sino que hace todo lo contrario, meter barro en el camino. Ahora mismo al PP, tomando como referencia la terquedad de los acontecimientos, parece que no desee que el terrorismo de ETA acabe sino todo lo contrario. Parece como si lo que más desearan es que hubiera un muerto en atentado terrorista, a ser posible en las mismas filas populares, para restregárselo en la cara a los socialistas y proclamarse ellos como salvadores del mundo. La actitud de ensuciar la vida civil, como han demostrado en el caso de las bodas de parejas del mismo sexo, el llenar de mierda a todo lo que sea catalán por el tema de Estatut o el apoyo de la asignatura de religión católica obligatoria en la escuela, demuestra que la teoría de las dos Españas no sólo no ha dejado de existir en lo que fue el hipócrita olvido de la transición española sino todo lo contrario. Ya decíamos más arriba que la sociedad española es más civilizada de lo que nuestros dirigentes merecerán nunca y parece que el ejército está bien controlado por el poder civil pero probablemente el ambiente ideológico que rodeó el final de
En Canarias todo, absolutamente todo, lo público está regido por segundones. Aquí el que se hace con un puesto en la administración es el que mejor sabe trepar y el que menos vale porque es más mediocre. En PP en Canarias, aunque siga la línea oficial nazional, tiene sus propias idiosincrasias. Dos de ellas se llaman Ángel Llanos y José Manuel Soria.
De Ángel Llanos se puede decir más bien poca cosa. Es un individuo mediocre que probablemente llegará muy lejos porque el sistema caciquil canario premia la minusvalía intelectual en los cargos de representación y libre designación. Así se explica, por ejemplo, que tenga un puesto en el cabildo de Tenerife como consejero de relaciones institucionales que en realidad no sirve para nada sino para mantenerlo cayado y cuyo sueldo nos cuesta a los contribuyentes al año 70.279,22 euros. Lo único que debería hacer es tener más cuidado con lo que dice porque cuando habla de que hay de desobedecer las leyes europeas para construir un puerto en Granadilla y luego, tras la política de hechos consumandos, ya ser verá como se arreglan las layes no sólo insulta a la inteligencia sino que sus declaraciones podrían constituir delito ya que la administración es la encargada de hacer que las leyes se cumplan y no puede llamarse desde ellas a la desobediencia.
De José Manuel Soria se puede decir mucho pero uno se arriesga a una querella. Eso es por lo menos lo que el presidente del cabildo de Gran Canaria está haciendo con aquellas personas que le relacionan cada vez de manera más directa con
Canarias tiene el pesado karma por el que a través de ciertas fórmulas y combinatorias electorales gobierna siempre coalición canaria ya que esta formación no tiene escrúpulos para pactar con el PSOE o el PP. Estos se contentan con las migajas que les deja coalición porque el pastel de la construcción y de la especulación en Canarias es enorme. Las cosas siempre se pueden hacer peor. Decir que un gobierno en solitario del partido popular sería peor gobierno que el de coalición canaria sería decir que prefiero a esta formación antes que al PP y yo nunca haré eso. Diré que las cosas serían distintas y con un cariz más fascista. Sólo hay que recordar a cuando Soria era alcalde de Las Palmas de Gran Canaria y solucionaba el problema de la indigencia de
Canarias Digital, 12 de junio de 2006.