Este vídeo lo grabé en la famosa manifestación en la que dicen que Alberto Rodríguez le metió una patada a un policía. No se ven gran cosa ni se podía porque esa zona de la calle y plaza estaba colapsada y el vídeo está grabado para recoger la pitada y poco más. El funesto exministro Wert estaba saliendo de la Catedral y se oía algún follón de gente en la calle Dean Palahi. Quién conozca a Alberto, casi dos metros de altura, no le podía pasar desapercibido y yo recuerdo de usarlo como referente en manis para no perder a gente que iba con él. No pongo la mano en el fuego por nadie, menos si han pasado a formar parte del sistema meritocrático de la política profesional, pero me dejo cortar lo que sea que él no estaba allí. Es más, parece que le habían dicho que no fuera a manifestaciones porque en la subdelegación de gobierno lo tenían caneado (me gustaba imaginarme que tenían un pos-it en el monitor donde redactaban las denuncias con su DNI y dirección) y le llegaban multas de actos en las que él, de manera segura, estaba de viaje en el extranjero. Paranoias a parte, lo usaban de chivo expiatorio y en alguna manifestación lo detuvieron sin más y, además, de una manera muy violenta e innecesaria. Parece que el tema era personal en muchos sentidos. Hasta en carnavales y disfrazado se le acercaba la policía para intimidarlo me contó una vez su pareja porque ella estaba presente.
Cuantos condenados no ha habido en este país que han delinquido como si no hubiera mañana, los han condenado en primeras y segundas instancias y no les han quitado el acta de diputados. Acta con la que siguen blindados y tienen el descaro de usar este privilegio que los hace mejores que el resto de los ciudadanos para tapar sus delitos. No se entiende que se la hayan quitado a él si no pensamos en que la mayoría de los jueces son conservadores y la ultraderecha, con el PP en una buena posición, está muy cerca de estas personas.
Recuerdo a Alberto como un tío cojonudo, una vez hasta le escribí un texto de regalo por obra de su pareja, y sé que no somos pocos los que lo recordamos bien. Hace bastante que no hablo con él pero no sé qué pinta todavía en la política profesional y en ese partido de hienas y vendidos que es Podemos. Cuando era un tipo humilde, con un sueldazo de CEPSA porque su trabajo era de muy alto riesgo, le vi hacer mejores cosas, no tan grandilocuentes, que ahora que es diputado y que ha llegado a ser el número cuatro o cinco de la organización. Una vez lo llamé para que apadrinara a una asociación en la que trabajaba y lo hizo sin dudarlo, quitando tiempo de sus cosas, de su pareja y de su vida. No es necesario que vendan la imagen de chico de Ofra hecho a si mismo porque no es cierta pero, mucho menos, la de un tipo impresentable que la extrema derecha ha elegido para sus purgas porque su lengua no tiene freno y por sus pintas. A veces pienso en él y en lo que tiene que estar pasando, todas las mentiras, bulos e insultos que se vierten contra él, y pienso que yo no podría. Aunque creo que jamás me volveré a llevar con él, y pese a que le puedo criticar muchas de las cosas que ha hecho o dejado de hacer como diputado, no le quiero mal y espero que todo le vaya bien porque no es mala persona. Aunque no soy débil hay que tener una psique estable para aguantar los cinco años y medio que lleva siendo chivo expiatorio. Eso sin contar lo que fue cuando militaba en IUC en Tenerife.
Actualización 10 de noviembre: en este texto digo que Alberto no estaba allí y que por esa época le habían dicho que no fuera a manifestaciones pero en la entrevista del programa Salvados vemos como Alberto describe en el lugar donde fue la supuesta agresión de que esta no pudo ocurrir. Sé que alguien muy cercano a él me dijo esto pero ahora caigo que fue después de esta manifestación contra el ministro Wert. Para mi mente, una pequeña parte de 2013, todo 2014 y la mitad de 2015 fue una etapa dura y convulsa en la que, a veces, confundo los tiempos y mis acontecimientos vitales. Ahora tengo claro que me hablaron de esto pero fue algo que ocurrió después de enero de 2014. En todo caso, la esencia de este texto, que a Alberto lo usaron todos, sigue vigente y me ratifico totalmente en ella.